4. Los celos son un mal concejero

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Iba por la ruta de camino a Buenos Aires, Jere conducía como siempre mientras yo leía a su lado un libro de misterio que me tenía muy enganchada, pasé toda la semana anterior en casa y eso me tenía muy tranquila, amaba mi trabajo y viajar pero a veces solo quería estar de entre casa compartiendo con las nenas, los últimos dos meses habían estado cargados de muchos conciertos y no me podía quejar pues el trabajo nunca faltaba pero ya sentía el desgaste, sin contar la montaña rusa de emociones que fue la fiesta de la manzana.

Ahora nos dirigimos a un evento privado, no tenía muy claros los detalles pero era una gala de etiqueta con fines filantrópicos, asistiría mucha gente del medio y a pesar de que yo pertenecía a este, a veces estas cosas me ponían ansiosa porque la prensa estaría al acecho para juzgarte por lo más mínimo y también estaría rodeada de gente totalmente diferente a la que suelo frecuentar, sin embargo me emocionaba ser parte de una buena causa y prestar mi voz para eso, además con Damián habíamos escogido un vestido vía videollamada y me entusiasmaba mucho usarlo.

Las cosas con Jere habían vuelto a la normalidad... a lo cotidiano, no era como si le hubiese afectado la noche que me desaparecí pero si estuvo cortante conmigo los días siguientes, muy serio, como un jefe que te sanciona cuando cometes un error, como siempre sobrellevamos las cosas hasta que el tema se olvidó, procuré estar más atenta con él estas últimas dos semanas principalmente porque la culpa me estaba comiendo viva además lo hacía como una venganza unilateral hacía Luciano, quien no había respondido al mensaje que le deje después de la noche que pasamos juntos, estaba dolida no lo iba a negar y Jeremías siempre era mi polo a tierra pues la costumbre en la que vivíamos simplemente me ayudaba a organizar mis emociones, así que guarde todo lo que Luciano despertó en mi hace dos semana en una caja en mi mente con un letrero que decía "prohibido abrir". Me encontraba más tranquila ahora, valorando la vida que construí y riéndome de vez en cuando al pensar en como impulsivamente arriesgaba todo eso por algo que no era seguro.

Llegamos al hotel y me di un baño y luego hice algunos estiramientos para relajar los músculos, no iba a hacer prueba de sonido porque sería un show corto con un par de canciones y luego podría disfrutar un poco del evento, mi marido estaba ultimando detalles con los de mi equipo y los sonidistas, pasadas unas cuantas horas me senté frente al espejo para que Maximiliano me peinara, quería algo sencillo que combinara con el atuendo así que se dedicó a ponerme las extensiones de cabello para luego desordenarlas un poco terminando con un look que me daba un toque sexy y eso me hacía sentir bien. Me ayudó a acomodarme el vestido, era negro con cortes irregulares a los lados y una abertura en la pierna además de una caída larga, me miré en el espejo mientras él me ajustaba el vestido, tenía el teléfono pegado a la oreja porque estaba impaciente llamando a Jere para que viniera a arreglarse pues iba a ser mi acompañante.

Llegamos al four seasons que era el lugar donde se desarrollaría la velada, casi veinte minutos tarde, a pesar de que estuve lista temprano el tiempo no nos favoreció. Observé desde el auto como la entrada estaba repleta de gente, entre celebridades, fotógrafos y prensa, algunos conocidos desfilaban por la alfombra roja y se tomaban fotos, yo me apuré a bajarme del auto y espere a Jere que hablaba con la banda para ultimar a que hora subiría a cantar, sentí impulsivamente la necesidad de tomarlo de la mano y pasar por la alfombra antes de entrar pero ya íbamos tarde además habíamos establecido com Jere de común acuerdo no desfilar para la prensa pues no nos sentíamos cómodos, además la gente siempre tenía algo que decir sobre él y no merecía esa exposición solo por acompañarme a trabajar.

El inició de la velada transcurrió con normalidad, los grupos de gente estaban en sus mesas perfectamente decoradas disfrutando de la cena, Jere estaba a mi lado, de vez en cuando me hacía algún comentario sobre los asistentes había pasado mas o menos una hora y ya estaba aburrida, no veía la hora de cantar e irme. De repente escuche el eco de los murmullos en la sala, muchos al unísono, las personas miraban hacía la puerta principal y entonces lo ví, con un traje de dos piezas, impecable, su cabello levemente desordenado, noté que no usaba corbata se veía casual pero elegante al mismo tiempo; llegó tarde y no le importaba, eso me hizo sonreír en mi interior. Estaba tan concentrada en él que no había notado que venía acompañado, su nueva pareja se aferraba a su mano mientras el saludaba a los anfitriones, lo seguí con la mirada varios minutos mientras se dirigía a su mesa, saludando ocasionalmente a la gente a su al rededor y presentando con orgullo a su novia. Estábamos bastante lejos el uno del otro y además estaba segura que no me había visto.

-ODIAME POR PIEDAD (Yo te lo pido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora