"Aventuras mañaneras".

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N/A: Me enfermé del estomago por comer mucho. 😔 Imaginenme como un gato panzón triste.

***

Luke duerme sobre una superficie tibia que cada pocos segundos oscila y se sentiría inestable de no ser porque, en realidad, es el mejor espacio para un sueño tranquilo. Sobre ella puede contar también una pulsación amena y acompasada que distrae su mente efusiva; resulta suave contra su piel y con un eterno aroma a pino que no se cansa de respirar por más que hunda la nariz en su blanda disposición e inhale. Es una superficie que emite una reverbación agradable cuando habla, y de vez en cuando incluso le responde con palabras aisladas y bajas que adquieren un deje más profundo debido al sueño que las acicala.

Luke duerme sobre el pecho de Aemond. Sobre su pecho desnudo.

Está despertando, de hecho. Disfruta escuchando su palpitar, porque es tranquilo y saludable. Se llena de su respiración, porque es relajada y profunda. Le encanta apreciar cuando Aemond comienza a despertar, porque él, ni siquiera habiendo abierto los ojos, lo primero que hace es situarse de costado, rodearlo con los brazos y presionarlo contra su cuerpo hasta que todo lo que existe alrededor de Luke es Aemond, Aemond, Aemond.

Y eso hace.

Solo después de abrazarlo Aemond suspira y hunde la nariz en su pelo. Luke lo escucha respirar a consciencia, Luke también enlaza su cuerpo con ambos brazos y acaricia su espalda desnuda. Le gusta estar cuando Aemond despierta; Luke lleva despierto desde hace más de una hora, pero, si tiene la oportunidad de dormitar un poco más junto a Aemond, nunca la desaprovechará.

La piel de Aemond es suave y perfecta, tibia y lisa. Es deliciosa y musculada, tensa, bella, hermosa. Y sus pectorales brillan y resaltan; Luke puede esconder el rostro entre ellos y sonreír porque la vida es magnífica y él es un tipo con mucha suerte.

—Buenos días —Aemond murmura. Su voz es una mezcla azucarada que endulza sus oídos.

—Son muy buenos —admite.

Sabe que Aemond esboza una sonrisa diminuta, y está satisfecho con eso. Sus manos se deslizan por la extensión de su espalda, primero delinea la estrechez de su cintura y luego sube sin prisa, rozando cada músculo, cada línea bien trazada hasta que llega a sus hombros y descubre nudos de tensión que no deberían estar allí.

—Algo te molesta —adivina, dejando su descubrimiento para poder seguir delineando su columna.

—¿Cómo está tu mano? —Aemond pregunta en su lugar.

—Sana y saludable.

El silencio se siente tan ruidoso como una noche de lluvia.

Se remueve un poco, solo lo suficiente como para poder ver el rostro de Aemond. Luce serio, casi preocupado. No disminuye la presión conciliadora con la que lo abraza.

—¿Lo estoy haciendo bien?

La pregunta lo toma desprevenido. Siente en sí mismo un poco de la tensión que abraza la musculatura de Aemond cuando piensa en qué responder.

—¿Qué cosa? —cuestiona, porque no le gusta no saber de qué habla.

Hay motas rojizas adorables pintando parte de su cuello pálido. Su piel se siente tibia, y cuando se ladea, aprecia el tono carmesí en sus mejillas. Y nariz. Y frente. Su rostro completo se nota acalorado.

Luke quiere besarlo todo. Llenarlo de besos.

—Nada, no importa.

—¿Seguro?

—Sí.

No se ve seguro, pero Luke no piensa obligarlo a responder, en su lugar anuncia que hará algo para comer y se incorpora después de dejar un beso sobre su mejilla. Aemond no lo impide, pero siente sus dedos rozando su antebrazo.

Monogamia [Lucemond)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora