CAPÍTULO 6

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(Delayn)

Mi estadía en el bosque me hizo creer, de alguna manera, que jamás regresaría a casa. Sin embargo, allí estaba; parado en medio del amueblado comedor entre dos personas desconocidas, esperando para ver a Jomanne.

Las manos me sudaban excesivamente y mi estómago vacío experimentaba un molesto efecto de nerviosismo. Mi respiración era oscilante y a la misma vez entrecortada, pero no se notaba, pues para disimular era todo un experto. De todos modos, permití que la ansiedad se calmara con una evidente respiración profunda y, tras cerrar los ojos, las imágenes se me vinieron a la mente.

Me encontraba en el bosque, solo y perdido. Correteaba a gran velocidad sobre la superficie, efectuando el sonido de las hojas secas con la fuerza de mis pisadas, desatendiendo el hecho por el cual escapaba. De vez en cuando, me atrevía a mirar hacia atrás pero la oscuridad de la noche no me permitía ver con claridad.

No obstante, otros pasos ajenos no dejaban de acosarme por detrás de mi espalda. Extrañamente, estos corrían con lentitud pero se acercaba cada vez más y más, tal y como si ejecutara pasos largos.

Decidí esconderme detrás de un árbol para tomar un poco de aire. Estaba exhausto. La garganta me raspaba a causa de la falta de hidratación, las piernas las sentía cansadas, al igual que mis pies, y el corazón me latía sin control alguno.
Miré hacia arriba, buscando una salida al cielo entre la copa de los árboles. En ese instante, un eco espeluznante resonó por toda la arboleda. Ese sonido lo conocía...

Percibía la respiración grave y agitada de aquella criatura. Quedé inmóvil, sin inquirir siquiera un mínimo ruido que llamara su atención. Procuré que no descubriera mi escondite, aunque no tuve suerte.

Hacia mi izquierda y mirando de reojo, percibí unas grandes astas, parecidas a las de un ciervo. Al voltear por completo, un temblor en mi cuerpo se hizo presente cuando descubrí a la criatura que se encontraba amenazandome. Era Wendigo.

Intenté escapar. Con defecto, esta criatura me agarró de la nuca con sus manos asperas haciendo que quedara cara a cara con él. Me encontraba flotando puesto que Wendigo tenía una estatura de 2,95 m aproximadamente.
Me analizó durante unos segundos mientras acercaba su rostro hacia mi cuerpo.

Cerré los ojos con fuerza, deseando que esto terminara de una vez por todas y...

—¿Delayn? —la voz de Jomanne me distrajo de mis pensamientos. Ella bajaba por la escalera entre que mantenía su cara de shock. Se acercó con cautela y luego permaneció quieta frente a mí sin hacer nada.

—¿No vas a abrazarme? —contesté con sarcasmo ante su actitud. Jomanne soltó una risa por lo bajo y después rodeó sus brazos por encima de mis hombros. Me apretaba con fuerza, justo como si no quisiera soltarme.

—Sí volviste —soltó alegre. No pude evitar apretarla contra mi cuerpo para alzarla, de esa forma sus pies quedaron emergidos del suelo.

—Bueno, ya sabes lo que dicen... Hierba mala nunca muere —todos rieron, y cuando digo todos me refiero a Jomanne y los otros dos chinos—. Jomanne... —susurré mientras observaba a los desconocidos.

—Amm... —ella se apartó de mí y seguidamente aclaró su garganta para hablar—. Delayn, ellos son Pick y Tara.

Ambos extendieron su mano para estrecharla con la mía, y aunque no quería hacerlo tampoco pude negarme.

—Es un gusto conocerte —habló el tal Pick.

—No puedo decir lo mismo —«¿Soné arrogante? No importa. No debía trasmitirles confianza»—. ¿Por qué están aquí?

Ocultos en el Bosque Donde viven las historias. Descúbrelo ahora