Kokushibo

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Contexto: te llamas Angie Kibutsuji.

Angie Kibutsuji, una demonio, es la hija de Muzan. Dado que tiene la apariencia de una humana, Muzan no le prestó demasiada atención, por lo que ella se encariñó con los humanos a las espaldas de su padre y está de su bando, ayudándolos a cazar demonios a escondidas. Muzan quería demonios fuertes y estaba seguro de que su hija sería débil, así que no le interesaba, pero eso no quitaba que si lo traicionaba él no la castigara. Bajo ningún concepto permitiría que ningún demonio lo traicionase, por muy poco interés que tuviera en ellos.

Kokushibo, la primera Luna superior y el demonio más leal a Muzan, se encontraba cerca de un lago, a la luz de la luna, meditando después de haber perfeccionado sus técnicas y ataques.

En ese momento Angie caminaba por el bosque, tarareando una canción que escuchó una vez cantar a alguien. El demonio no la escuchó y siguió meditando. La chica se acercó al lugar donde él se encontraba y, queriendo llamar la atención de éste, empezó a taraear más alto, cosa que sólo hizo que Kokushibo empezase a ponerse nervioso porque no podía meditar en paz.

Al ver que no le prestaba atención, la chica terminó por perder los estribos y se acercó al demonio para exigirle que le prestase atención.
- Es que no ves que estoy aquí??
- Cállate. No puedo concentrarme. Lárgate niña.
- A quién llamas niña? Soy una mujer muy bella no me ves?
- No me interesas lárgate y déjame en paz.

Antes de dar media vuelta e irse, la chica lo pateó tratando de darle en su entrepierna pero falló y le dio en la pierna. Pensó que al menos lo golpeó y luego se fue, sin ser consciente de que él la seguía en silencio. Una vez la chica hubo bajado la guardia, Kokushibo la agarró desde atrás colocando su espada rozando el cuello de esta estando en su clavícula mientras la agarraba del cuello con el brazo sin ejercer demasiada fuerza para no matarla.
- Te voy a soltar de acuerdo? Pero más te vale no molestarme más o te entregaré a tu padre y él mismo te matará por traición. O podría matarte yo mismo, te dolería menos que si lo hiciera él- susurró amenazadoramente.

Ella tragó saliva y asintió.
- (Hijo de...) O-okey... está bien... está bien...
Él la soltó.
- Te quedarás conmigo. Y no quiero quejas o réplicas. Guarda silencio y no hables si no te lo permito. Entendido?
- Sí...
- Bien.

Regresó a donde estaba antes para seguir meditando mientras Angie se sentaba con él aunque a medio metro de distancia. Él la acercó para asegurarse de que no se iba a ir a ningún sitio. Pero ella no podía estarse quieta y empezó a mover sus piernas de forma nerviosa mirando alrededor.
- Párate ya.
- Se mueven solas...
- Controlas tu cuerpo. Párate, pesada.

Ella paró pero al rato empezó a jugar con el agua y mojó al demonio.
- A ver, niñata! Párate ya!
- Perdón, fue sólo una maldita gota!
- Me da igual, párate, si me haces repetirlo una sola vez más tendremos consecuencias.
- Bien...

Ella paró de nuevo, pero en ese momento un mosquito empezó a molestarla y al ir a apartarlo sin querer golpeó a Kokushibo en su brazo. Él, harto de la chica, la agarró por los brazos, quedando cerca de ella.
- Muy bien ya me has cansado. Ahora verás.

La llevó a una cueva cercana para asegurarse mejor de que ella no escaparía.
- Aquí podré escuchar mejor tus gritos cuando mi espada te esté atravesando.
- Fue sin querer...el mosquito...
- Me importa un pimiento el mosquito!

En el momento en el que la luna superior se acercaba a ella, resbaló con una pequeña roca que había en el suelo y cayó sobre la chica sin querer. Ella soltó un quejido de dolor y miró al demonio sonrojada.
- Q-qué haces...?
- Me he caído, vale?- al decir esto, pensó mejor lo que dijo y lo que mencionó momentos antes- sabes...? Tengo otra idea de cómo castigarte...
- E-eh...?
- Quiero saber cuán lejos va mi espada cuando te esté atravesando~- dijo de forma un tanto pervertida.

En ese momento, Kokushibo se levantó frente a ella. Acto seguido se colocó la ropa de modo que su miembro quedase al descubierto.
- Ahora quiero que lo chupes.

Dicho esto, Angie se acercó al miembro y lo lamió sonrojada, a lo que el demonio soltó un leve suspiro, dejando que siguiera. La chica poco a poco fue cogiendo más confianza en sí misma y comenzó a lamer y chupar más hasta meterlo en su boca y mover su cabeza de delante hacia atrás al principio lento, luego más rápido. A veces Kokushibo la tomaba del cabello para ejercer presión sobre ella.

Al cabo de un rato, él la acostó en el suelo y se colocó sobre ella, quitándole la ropa y empezando a masajear sus pechos con una mano y a tocar su intimidad con la otra mientras la chica sólo podía jadear y a veces gemir.

Con cada tocamiento que él le daba, ella se dejaba llevar más y más hasta el punto de querer sentirlo dentro de ella con más ganas cada vez.

Cuando creyó que estaba lo suficientemente mojada, Kokushibo se puso entre sus piernas y posicionó su miembro en su entrada para luego sujetarla de las caderas mientras entraba en ella lentamente hasta estar completamente adentro. Esperó un poco para que se acostumbrase y luego empezó a moverse de forma lenta para empezar suave.

Ella gemía de forma suave y baja sintiendo sus estocadas, las cuales él procuraba llevar lo más profundo de lo que era capaz.

Al poco rato, éste empezó a moverse más rápido, agarrándola de las caderas con más firmeza para mantenerlas bien sujetas y poder moverse mejor, a lo que ella reaccionaba sonrojada y gimiendo más alto. Con cada estocada que daba, ella sentía que estaba en el cielo, que se sentía cerca de llegar al máximo placer en su totalidad. Ella quería sentirlo, quería más y más. Quería que él le diera todo cuanto tuviera.

Angie apoyó sus manos en sus hombros haciendo que Kokushibo se inclinase hacia delante apoyando sus manos a ambos lados de la cabeza de ella sin dejar de moverse cada vez más rápido. Él también se sentía bien. Bastante bien, para qué mentir. Ambos querían exactamente lo mismo, llegar juntos al orgasmo y no parar hasta lograrlo.

Varios minutos después, él la colocó en cuatro y la penetró de nuevo para moverse fuertemente ya de primeras. Ella sólo pudo gemir más y más mientras lo sentía todo. Sentía un placer imposible de describir. Se sentía realmente en el cielo y no quería que aquél momento terminase jamás.

Estuvieron así por un buen rato hasta que ella sintió su miembro palpitar, en señal de que él pronto se iba a correr, y ella al mismo tiempo sentía que algo en su interior estaba a punto de explotar.

En unos minutos ambos se corrieron a la par, tal y como deseaban. Se quedaron acostados uno al lado del otro, jadeando, tratando de recobrar el oxígeno y regular la respiración.
- Mantendremos esto en secreto...no puedo dejar que se sepa que me acosté con la hija del amo...me mataría y luego te mataría a tí por lo que has estado haciendo tantos años...
- Lo sé...siempre voy con el mismo riesgo y tras tantos años todavía sigue sin sospechar nada...espero que siempre siga así...
- Creo que debería volver a meditar... tú puedes irte...no te haré nada ni diré nada...
- Creo...que quiero quedarme contigo...

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⏰ Última actualización: Dec 25, 2023 ⏰

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