Comencé a organizar mis maletas meticulosamente, asegurándome de llevar todo lo que necesitaría durante mi tiempo en ese nuevo país. Mi familia me ayudó con las maletas, asegurándose de que tuviera todo lo necesario.
El día de mi partida finalmente llegó. Mi familia y yo fuimos al aeropuerto temprano en la mañana. Cada uno de ellos llevaba consigo una mezcla de orgullo y tristeza en sus ojos. Estábamos juntos en la fila de facturación, anticipando mi despedida. Mientras esperábamos mi turno, observé el ajetreo y el bullicio de la terminal, sintiendo una mezcla de emoción y ansiedad.
Cuando finalmente llegó mi turno, di un último vistazo a mis seres queridos. Mi madre me abrazó fuertemente, con lágrimas en sus ojos. Le prometí que me mantendría en contacto y que, a pesar de la distancia, siempre estaríamos conectados. Mi padre me dio su mano para un apretón firme y me deseó buena suerte en esta nueva aventura. Mis hermanos me dieron un abrazo grupal, asegurándome de que me extrañarían y que estarían pendientes de mí.
Con el corazón lleno de emoción, me dirigí hacia el control de seguridad y me despedí de mi familia una vez más. Observé cómo se alejaban y mi mente se llenó de recuerdos y las palabras dulces que me habían dicho. Mientras caminaba hacia la puerta de embarque, la expectativa de lo que me esperaba en Estados Unidos comenzó a superar cualquier tristeza que pudiera haber sentido.
Aeropuerto Internacional John F. Kennedy.
Finalmente, llegué a Estados Unidos.
Me sentí maravillado por la diversidad de personas que había a mi alrededor. Era un nuevo comienzo para mí, un mundo de posibilidades estaba a punto de abrirse. Sabía que extrañaría a mi familia y a mi país, pero estaba emocionado por lo que me deparaba el futuro.
Haciendo cola para tomar el taxi hasta que uno se encontraba disponible y me subí al taxi y me acomodé en el asiento trasero, sintiendo un poco de ansiedad por encontrarme en una situación desconocida.
El conductor me miró a través del espejo retrovisor y preguntó amablemente:
- ¿A dónde vas, amigo? - preguntó con una sonrisa amigable.
- Al hotel Plaza, por favor - respondí educadamente. Y él asintió con la cabeza, poniendo en marcha el automóvil.
Mientras el taxi se movía por las abarrotadas calles de la ciudad, el conductor comenzó a entablar una conversación conmigo.
- ¿Eres británico por casualidad? - preguntó el conductor.
- Sí, soy británico - respondí. ¿Y tú cómo lo sabes? - le pregunté.
- Por tu acento inglés. Sabes, yo también soy británico - respondió felizmente.
Hablamos sobre el Londres, el tráfico y los lugares de interés de la ciudad. Me sentí a gusto con su amigable charla, era agradable poder tener una conversación casual con alguien nuevo.
A medida que avanzábamos por las calles de la ciudad, le comenté sobre el motivo de mi viaje. Le expliqué que era la primera vez que visitaba ese lugar y que estaba emocionado por la experiencia. El conductor, su nombre era Albert, se mostró interesado y comenzó a darme recomendaciones sobre los lugares turísticos que no debía perderme.
Le agradecí sus consejos y él procedió a contarme algunas historias interesantes sobre la ciudad y su gente. Me sorprendió la cantidad de información que poseía y cómo lograba hacerme sentir como si ya fuera un habitante local.
Al llegar al hotel, el conductor giró la cabeza hacia mí
- Aquí estamos, amigo. El Hotel Plaza- dijo Albert.
Finalmente, llegamos al hotel. Me despedí de Alberto con gratitud, agradeciéndole no solo por llevarme a mi destino, sino también por hacer de ese viaje en taxi una experiencia agradable y enriquecedora. Estaba emocionado mientras caminaba hacia el majestuoso Hotel Plaza.
Hotel Plaza, New York.
Yo estaba un poco nervioso mientras caminaba hacia el mostrador de recepción del hotel. El jefe me había hecho mi reserva hace unos días y esperaba que todo estuviera en orden. Me acerqué a la recepcionista con una sonrisa amigable y le dije:
- ¡Hola! Mi jefe me hizo una reservación para mí- dije a la recepcionista.
- Perfecto. ¿Podría darme su nombre y apellido para verificar la reserva, por favor? preguntó la recepcionista.
- Claro, mi nombre es Christopher Watson- respondí.
- Bien, déjame buscar en el sistema - dijo la recepcionista mientras tecleaba en la computadora.
- Sí, aquí está. Tenemos una reserva a nombre de Christopher Watson para la estadía de un mes completo ¿Puede proporcionarme alguna identificación por favor? - solicitó la recepcionista.
- Claro, aquí está mi tarjeta de identificación - le di mi tarjeta de identificación.
- Gracias. Puedo confirmar que tenemos la reserva a su nombre. ¿Le gustaría cargar los gastos adicionales a la habitación o pagarlo directamente usted? - preguntó la recepcionista.
- Prefiero cargarlo a la habitación, por favor - respondí.
- Perfecto. Todo está en orden. Le entregaré su tarjeta de acceso a la habitación y todas las instrucciones necesarias. - Si necesita algo durante su estancia, no dude en ponerse en contacto con nosotros en la recepción. ¡Disfrute de su estancia! - dijo la recepcionista amablemente.
- Muchas gracias. ¡Que tenga un buen día! - le agradecí con una sonrisa satisfecha.
Me dirigí hacia el ascensor, emocionado por comenzar mi viaje. Ahora solo me quedaba disfrutar de mi esperado descanso en este hermoso hotel.
Holiss!! Nuevo capitulo. Christopher ya llego a Estados Unidos y dentro poco ya conocerá a la linda nuestra protagonista Lucia Espinoza en el parque..
Espero que le guste y comente por favor..
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El Amor a través de una sinfonía.
Teen FictionSinopsis: El primogénito mayor de la familia Watson, Christopher Watson, un joven británico soltero de 32 años, está trabajando como fotógrafo. Además, tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos para fotografiar los lugares turísticos y monument...