El Mundo Para Cinco

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Un amor entre dos, es siempre lo que se espera en una historia así...
Pero en esta, no solo son dos; hay más de los que uno puede llegar a pensar.
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Quince de julio, y el día decía que no habrían rayos de calor. Un tono grisáceo empezaba a llenar el manto celeste de arriba de sus cabezas, diciéndoles que el día no sería como ellos quieren o soñaban para ese momento. Pero no les importaba, ya que en ese momento, solo eran él y ella.
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Era la primera semana después de año nuevo, y ella no tenía en sus planes a futuro lo que vendría más adelante, pero tampoco era como si le importara mucho, aún había mucho que ver en ese entonces. Una chica recién egresada de la escuela, sin ningún plan en mente.
- ¡Kara! ¡Ya levántate de una vez!
- Mhhhh... Ya ya, ya voy- decía la chica de mala gana, ya que la habían despertado de su sueño embellecedor.
- Buenos días, ¿Qué hay para comer?
- Come y calla- le dijo su hermana-, ¿Y? ¿Has pensado en qué universidad entrarás?
- Mhhhh, no. No se me ah pasado por la cabeza, y además... ¿Por qué me voy a preocupar de eso ahora? Acabo de salir de la escuela, fueron catorce años encerrada en esa prisión en la que todo el mundo ah estado aunque sea muy poco, despertando temprano, llena de trabajos, exámenes, exposiciones... ¿Y quieres que entre a la uni para estar igual que antes? No, no gracias.
- Ahhhh- suspiró la mayor, al ver que no logró que su hermana le entraran las ganas de ir a la universidad, otra vez-, está bien... Has lo que quieras, pero no me pidas ayuda después, porque todo el año pasado y el comienzo de este, eh estado tratando de que hagas algo bueno con tu futuro... Y que no seas como mamá.
- No la compares conmigo. ¡Ella nos abandonó, no hizo nada de bueno con su vida! ¡Solo se embarazaba y tiraba a los niños a la calle! No estudió, no tuvo una vida... ¡En cambio yo si! ¡Tengo toda una vida por delante! Pero aún no tengo que preocuparme por mi vida el día de mañana, así que dejame en paz, un tiempo y yo ahí veré que hago... ¿Si?
- Esta bien
- Bien. Voy a salir, si vienen por mi, pues diles la verdad, que no estoy y ya. Adiós- hizo un giño y se fue.
La menor se subió a su motocicleta, y empezó el viaje a donde ella suponía que la estaban esperando. El viento la golpeaba en la cara, haciendo que le corriera una pequeña brisa de aire frío en la espalda.
Llegó a lo que era una inmensa casa, pero no porque fuera de una familia millonaria, o algo parecido... Era una casa de habitaciones compartidas, donde vivían cinco chicos. Diferentes unos de otros, pero con el corazón dispuesto a todo, y con mucho cariño hacia los demás.
Mientras la chica bajaba de su moto, uno de los cinco chicos iba llegando a la casa. Al verla acercándose a la puerta de entrada, apresuró su paso llegando justo cuando la chica se disponía a tocar un par de veces en ella, poniendo su mano sobre la puerta, llamando la atención de Kara.
- ¿Quién eres y porque vienes a esta casa? No se permiten chicas o mujeres- dijo el chico un poco frío, tratando de verla al rostro.
- Solo vengo por alguien- dijo ella sin dirigirle la mirada-, no te incumbe.
- Claro que me incumbe. Yo vivo acá, y tengo que saber que hace alguien como tú en MI CASA- dijo firme el chico, elevando solo un poco su voz en las últimas dos palabras.
- ¡Ya te dije que no! Y si vives acá, pues entra, yo vengo por alguien. Ya te lo dije.
- Dicen que cuando uno habla, hay que mirarse a los ojos... Podría creer que me estas mintiendo- dijo él, agarrando el pequeño mentón de la chica, haciendo que lo mire a los ojos.
Cuando por fin cruzaron miradas, el chico quedó anonadado con la belleza de la chica. Pará él, en ese momento, era la chica más bella que había visto alguna vez en su vida. Su corazón por primera vez latía rápido, y no por estar cansado o exaltado... Si no, porque Kara, esa chica, había movido su corazón como nunca nadie lo había hecho.
- ¿Qué haces?- dijo ella zafando sé del agarre del chico- No lo vuelvas a hacer.
- O si no ¿qué?- preguntó él- ¿Qué me vas a hacer? ¿Mhhhh?- elevó una ceja.
- P-pues... Yo... ¡Te golpeare! Te daré una cachetada tan fuerte, que no podrás ni siquiera tocarte la mejilla del dolor.
- Je. ¿En serio?
- S-si...
- Ja, si... Y yo soy mujer... Ya ya. Dejame entrar-le dijo mientras habría la puerta, adentrándose en la casa-, pero... Te quedas fuera, sea quien sea a quien vienes a buscar- dijo él viéndola con su ojo negro azabache, tan profundamente que a Kara se le tornaron de un color muy suave de rojo carmesí sus mejillas-. Adiós.
La chica veía como se iba su contrario del frente, mientras seguía con sus mejillas coloradas. Pero ella olvidó ese sentimiento que le hizo crear el chico y también lo que le dijo, entrando a la casa compartida. Mientras caminaba buscando a la persona por la cual estaba allá, pudo contemplar esa belleza de hogar que a cualquiera le gustaría tener en la suya. Un ambiente tranquilo, que emana paz y que nada malo podría pasar ahí.
Pasando por fuera de la cocina vio a la persona que andaba buscando...
- ¡Noah!- exclamó la chica al ver al chico que le robó el corazón hace unos años, mientras iba hacia él con la intención de darle un abrazo.
- ¡¿Qué haces acá?! No puedes entrar, no se permiten mujeres, y lo sabes- decía él tratando de alejar a Kara, para que pueda seguir con su cocinado.
- Pues... ¿No puedo venir a ver a mi novio?
- No somos novios... Te lo eh dicho muchas veces, ya no sigas. Sal de acá o te saco a la fuerza- con tono de ya no soportarla más, la empezó a llevar a la entrada-. No vuelvas o te irá mal.
- Ahhhhh... Esta bien, esta bien- dijo desanimada-... Oye... ¿Tienes un nuevo roomie?
- Ehhhh, no. ¿Por qué?
- Porque antes de entrar un chico me acorraló en la puerta, y me- fue interrumpida por el contrario.
- Ahhhhh... Ya se a quien te refieres. No es que sea nuevo, es que no suele salir mucho y no es como si eso le guste. Se llama Dylan. ¿Pasa algo con él?
- No, solo que es raro... Se tapa el ojo izquierdo con un flequillo que le llega a la mitad de la cara, habla muy seco, y... Tiene un ojo... Tan...- mira a Noah y nota que está alzando una ceja- Tan feo... No me gusta el negro. Me gustan más los colores claros, como los celestes de tus ojos... Tu eres mucho más lindo que ese chico raro.
- Dylan.
- Si... Dylan. Bueno, ya me voy... Adi- fue interrumpida por el golpe del cierre de la puerta en su cara. Frustrada, salió por el portón que hay antes de llegar a la casa, se subió a su moto y partió... Esta vez, se disponía a ir a una discoteca, para según ella "despejarse", y olvidarse de todo el mundo por un rato.
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La música estaba a un volumen muy alto, algo que no molestaba a las personas que se encontraban ahí, ya que frecuentaban ese sitio. Kara se encontraba bebiendo un vaso de cerveza con una amiga que la acompañaba en ese entonces. Cuando terminó de beberlo, se le acercó un chico.
- Oye Kara... ¿Si sabes que tienes que pagarlo verdad?- le dijo sabiendo lo que ella le respondería.
- Claro que si- decía borracha-, pero ahora no vengo con dinero... Te lo pagaré después ¿Esta bien?
- ¡Demonios Kara! Ya es la quinta vez que dices lo mismo. ¡Cada que vienes acá, bebes y bebes hasta perder la conciencia y siempre vienes sin ningún peso!
- Prometo... Prometo que será la última vez... Lo profeso ¿Si?
- Ya hasta hablas mal...- dijo de mala gana y se fue dejando a las dos chicas solas.
- Vamos a bailar amiga... La vida solo es una y hay que aprovecharla... ¡Vamos!- la agarró de la muñeca y la llevo donde todos estaban bailando.
Kara llegó a su casa en su motocicleta, no porque ella haya manejado borracha, si no, porque su amiga la llevó hasta allá, para que no tenga ningún accidente.
- ¡Sasha! ¡Oye Sasha! ¡Te traigo a tu hermana sana y salva!
- ¡Ya bajo!- le gritó desde una ventana de su casa
Abrió la puerta y se encontró con lo que era una escena típica de una película: "La amiga sosteniendo de la cintura y de un brazo a su contraria, impidiendo que se cayera por lo borracha que estaba."
- Ah esta en algún momento se le pasara la mano y yo no la ayudaré... Gracias de todas formas por traerla a casa.
- De nada. Esta es la última que le salvo, ya me debe muchas... Adiós, cuidate.
- Adiós.
La mayor entro con su hermana casi arrastrando los pies, dando su mayor esfuerzo por subir las escaleras al segundo piso, hasta la habitación de la menor.
Al entrar, dejó a su hermana en la cama, viendo con pena la situación.
- No te cansas ¿Eh? ¡¿NO TE CANSAS EH?! ¡¿SABES LO DIFÍCIL QUE ES ESTAR VIÉNDOTE PERDER LA CONCIENCIA CASI TODAS LAS NOCHES Y QUE UNO SE TENGA QUE HACER CARGO DE TI?!- la mayor no soportó ni un momento más, y rompió en llanto, cayendo de rodilla al suelo- ¿Si sabes...? ¿Lo difícil que es verte igual que la mamá? No quiero que termines igual que ella... Descansa ¿Si?- dicho eso se levantó, vío a su pequeña hermana dormida con un poco de lástima y salió de su habitación.
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Kara, quien a penas podía soportar su resaca, bajó como pudo a tomar desayuno, quejándose a baja voz.
- ¿Amaneció la borrachita que tengo de hermana?
- No estoy de animo Sasha... Se me parte la cabeza- diciendo eso se sentaba en la mesa.
- ¿Sabes que no te salvará de otra?
- Si lo sé... Es la última vez, en serio.
- Vengo escuchando eso, literalmente desde el año pasado. Ya come de una vez- dijo la mayor, sirviéndole un té relajante.
- Ayer conocí a alguien... Es como tu. Aburrido, raro, y feo.
- ¿A sí? Pues dudo que alguien sea igual de feo que yo, según tu.
- Bueno, hay una primera vez para todo. Jajaja
- Ja ja ja... Graciosita. Ya. Termínate tu desayuno. Fuiste donde Noah ayer ¿No es cierto?- preguntó sería la mayor.
- Si sabes la respuesta ¿Por qué lo preguntas?
- Te eh dicho que no vuelvas a ir para allá, y él también te lo dijo. ¿Porque eres tan terca? No le gustas, deja de hostigar a ese chico.
- No lo entiendes... Ese chico se muere por mi, pero se hace el difícil.
- Si, aja... Eso es lo que tu quieres. Pero él no siente nada por ti.
- Ay ya- dijo la menor terminando la discusión-... ¿Hay algo que comprar para la casa, para ti o no se?
- La lista está allá... Anda rápido, y no te demores.
La chica terminó su desayuno, y se fue a vestir. Después de eso, bajó, tomó la lista y se fue. La chica vestía una falda corta, que le llegaba un poco más arriba de la rodilla, de color negro, y una polera sin mangas, un poco ajustada, de color rojo...
Iba llegando a donde haría las compras para su casa, cuando a lo lejos, ve a alguien que no se imaginaba encontrar... Alguien que sacudió su corazón, y que nunca pensó que lo haría...

Fin~ cap 1
11-02-2023
10621 palabras

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