El Mundo Para Cinco

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Iba llegando a donde haría las compras, cuando a lo lejos, ve a alguien que no se imaginaba encontrar... Alguien que sacudió su corazón, y que nunca pensó que lo haría...
- ¿Y tu? ¿Que haces acá?- dijo ella.
- Supongo que lo mismo que tu... Ah comprar ¿A que más?- respondió él, serio.
- Bueno, pues a espiar a las chicas bonitas...
- Si te refieres a ti, pues mirate al espejo antes de criticar.
- ¿Y tu? No es como si fueras el más bello.
- No me importa, no ando presumiendo por ahí, cada que me da la gana.
- No me conoces como para hablar así de mi
- Y tu tampoco... Voy a entrar si no te importa- dijo mientras dejaba a la chica sola.
- Mhhhh... ¿Mh? ¡Oye! No me dejes hablando sola.
Así, entraron los dos chicos a ver que era lo que comprarían y llevarían.
- Noah me dijo que a ti no te gustaba salir y que tampoco lo hacías muy a menudo...
- En realidad odio salir... No estar en mi zona de confort es incómodo...
- Pará alguien como tu, es obvio.
- Oye, no me etiquetes... Es solo que no me gusta salir y ya. Solo estoy en la casa compartida, hablo solo con los cuatro chicos restantes y no tengo amigos.
- Vaya... De verdad que eres muy antisocial. Pero... Si no te gusta salir... ¿Porqué estás acá?
- Cada mes, nos turnamos para hacer las compras de la casa... Desgraciadamente, ya llegó mi mes...
- Mhhhhh... Así que se turnan ¿Eh? ¿Cuando le toca a Noah?
- No te lo diré... Ni aunque mi vida dependiera de eso.
- Hay... Vamos... ¿Por favor?- le suplicó al chico del flequillo.
- ¿Que gano yo si te lo digo?
- Pues un tratamiento de belleza... Y de los que vienen con todo incluido.
El chico se veía serio, no estaba para bromas.
- Ahhhhh... Pues no se... ¿Que quieres?
- Que te pongas bien la polera... ¿Si ves como la traes? Esta dada vuelta...
- Qué?- la chica al escuchar eso, se miro el pecho... Y vio que se había puesto del lado contrario la polera. Gracias a ello, a la chica se le tornaron sus mejillas de un rosa suave mientras buscaba donde arreglarse.
- Haber... Quedate tranquila... Ahí, hay un probador... Anda y hazlo tranquila...
- ¿Cuando te diste cuenta que la traía así?
- ¿Debí habértelo dicho antes? No eres nada mío como para hacerte esos favores...
- Me haces quedar más en ridículo.
- Ya entra de una vez-le dijo empujando a la chica dentro del probador.
Mientras se daba vuelta la polera, el chico estaba esperando y cuidando la puerta del vestidor, pensando en cómo Noah pudo haberse conseguido tremendo dolor de cabeza.
La chica al terminar, salió encontrándose con un ojo negro, tan oscuro, que sentía como la mirada fría del chico la penetraba, haciendo que le corra un escalofrío por su cuerpo y acelerando un poco su corazón.
- Y-ya me arreglé la polera- le dijo al chico, haciendo que este se acerque a ella y que quedarán a centímetros sus dos caras
- Supongo que eres linda- dijo serio-, no lo tomes como halago- dicho eso, se alejó de ella, dejándola anonadada.
- ¡No vuelvas a hacer eso! Soy una chica, y eso... Lo puedo tomar... Como que...
- Tomalo como quieras, yo ya me voy.
- ¿Y-ya te vas?
- Si, adiós...
- Adiós.
El chico salió de la tienda, mientras ella lo veía alejarse. Algo dentro de Kara había pasado. Más bien... Cambiado.
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Hace dos meses...
Kara, mientras se desvelaba por Noah, él, estaba tratando unos asuntos, un tanto... Personales.
- ¡¿No te eh dicho que ya no vivas en esa casa?!- le dijo su superior- Y ponte a trabajar de una buena vez ¿Quieres?
- ¿Porque me tratas así? Hasta hace un tiempo, me apoyabas con el hecho de seguir una vida libre... ¿Porque ahora no? ¿Es porque soy...- fue interrumpido.
- No lo menciones... Estas mal y lo sabes...
- ¡No estoy mal! ¡Soy normal como cualquier otra persona! ¡Lo único malo en esta situación eres tu, y que pienses que no estoy bien!- terminó en seco, ya que su padre lo abofeteó en la cara.
- Yo no te crié para ser esto- dijo furioso-, de ahora en adelante, no vuelvas a esta casa... ¡Nunca!
- Si mamá estuviera aquí... No lo permitiría...- dicho eso, salió de lo que ahora era su antigua casa, mientras una lagrima caía por su mejilla izquierda.
El padre de Noah, siempre tuvo un resentimiento hacia las personas que piensan, se comportan o son diferentes a él... Pero nunca llego a pensar que su hijo, su único progenitor sería así.
- Bar ge- no terminó de leer lo que decia en el letrero, porque empezó a sentir asco hacia su persona. Se preguntaba porque era así, y si de verdad estaba mal. Tragó saliva, y entró.
Música llenaba sus oídos cada vez que se adentraba más al sitio. El lugar estaba lleno de hombres, tanto como garzones, dj, guardias y el resto de gente.
Noah se acercó a la barra y pidió un vaso de cerveza, al hecho eso, se le acercó un chico.
- Hola. ¿Qué haces acá, solo?
- Problemas de familia, y tratando de despejarme- dijo bebiendo un poco de su bebida recién servida-. Y... ¿Tu?
- Yo también. No son buenos tiempos para nosotros al parecer... Jejeje... Soy Alex- le dijo extendiendo su brazo derecho esperando a que su contrario repitiera la acción.
Noah pensó antes de estrechar manos... Pero después terminó sediendo igual.
- Noah. Un gusto- diciendo lo último le dedico una sonrisa cálida al chico del frente.
Los dos chicos empezaron a hablar... Su química era tan fluida que nada les importaba en ese momento. Se olvidaron de todo, como si nunca hubieran tenido los problemas que los abrumaban.
La música los llenaba, mientras se reían e intercambiaban palabras... Pasaron minutos, horas, y ya era momento de despedirse.
- Adiós... Nos vemos otro días- dicho eso, giño un ojo y se fue.
- ¡Oye! ¿No me darás tu número?- le preguntó al contrario, haciendo que este chico vuelva donde estaba.
- Esta bien... Es 94736****
- Gracias... Te guardaré como Noah.
- Jeje... ¿Y si no como?
- No se... Dime tu- dijo este, con un tono coqueto, acercándose un poco al contrario.
- Mhmh... Ya adiós.
- Adiós.
Otra vez... Dos chicos con destinos cruzados, tomaban caminos diferentes. Pero el señor destino se iba a encargar de volverlos a juntar.
Al igual que otra pareja, que nunca pensaron que estarían juntos pero el destino es un misterio que ellos aún no resolvían...
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Tiempo actual...
Un par de semanas después, Kara estaba afuera de la casa compartida, esperando a que le abrieran la puerta... Era tan conocida en esa casa que ya a nadie le caía bien. Tocó el timbre y la puerta delante suya se abrió.
- ¿Si?
- ¿D- dylan?- preguntó
- Qué ¿No era yo quien esperabas que te abriera la puerta?
- Pues no- dijo terminando en seco-. Yo vengo por mi novio, Noah. Lo voy a in- fue interrumpida.
- Pues que yo sepa... Tu no eres su novia, porque él siempre dice que no tiene pareja- dicho eso levantó la única ceja que dejaba ver-, así que... Al supuesto "novio tuyo"- haciendo comillas con sus dedos- que vienes a buscar... No está acá... Siga intentando, tal vez mañana o el otro año consigas uno- dijo bromeando -... No pierdas la esperanza.
- Gracioso- dijo de mala gana-. Ya... Anda y dile que lo estoy esperando.
- Je je... Pasa que... No va a ser posible, porque... Él... Él no está- le respondió su contrario, soltando una pequeña risita.
- Qué?
- Es verdad... Salió hace rato, con un amigo.
- Que desgraciado... No me avisó.
- No tiene porque hacerlo.
- Ahggg... Bueno- mira a su contrario, y se le ocurre una idea-... ¿Y tu? ¿Quieres venir conmigo?
- ¿Estas loca? No. No me gusta salir, ya te lo dije. Y menos contigo.
- Hay vamos... Hay un lindo día, y no quiero desperdiciar las dos entradas que compré. ¡Vamos!
- No... Ya te lo dije. No quiero.
- Vamos a ir igual, quieras o no. Ya apurate. Ponte una chaqueta, y nos vamos.
- Pero- fue interrumpido.
- Nada de "peros". Vamos ya.
Y así fue como pudo convencer al chico de salir.
Empezaron a caminar los dos juntos. Había un silencio incómodo, ya que ellos dos apenas se conocían y no sabían si tenían algo en común, o un tema con el cual conversar.
Siguieron caminando sin hablar, pero algo hizo que tuvieran más cercanía rápidamente.
- Ahg... Se me cayó un boleto- susurró y se agachó para recogerlo, mientras su contrario seguía caminando.
- Hola bonita- decía un hombre de unos cuarenta años- ¿Que haces acá sólita?
- Y-yo... Pues...- respondió nerviosa.
- ¿Y si vienes a jugar conmigo un rato?
- Pe-pero yo... Vengo acompañada.
- ¿Y de quien? No hay nadie acá, solo tu y yo.
- ¿Qué!- dijo ella, mirando a los lados, y sin encontrarse con su acompañante.
En ese momento el hombre le toma un brazo a la chica haciendo que esta se asuste y que empiece a tratar de zafarse de su agarre.
- Suelteme- le dijo.
- Vamos...
- ¡Déjeme! ¡Dylan! ¡Dy- el señor le tapó la boca con una de sus manos, con la otra, agarro su cintura y se la empezó a llevar a otro lado.
- ¡Mh! ¡Mh!- la chica trataba de zafarse del agarre de su contrario, pero sus esfuerzos eran en vano.
- ¡Ahg!- gritó el hombre de dolor porque Dylan lo había golpeado en la cabeza con una piedra, dejándolo inconsciente.
- ¡Dylan!- dijo Kara al ver a su salvador. Fue corriendo hacia él a darle un abrazo.
- Kara... ¿Cómo estás? ¿Estas bien? ¿No te hizo nada?- preguntó viéndola a los ojos, sujetando con sus dos manos su rostro- Kara... ¿Kara?
- Dylan- dijo ella llorando-... Dylan tenía mucho miedo... Pensé que me haría algo malo...
- Tranquila... Ya está. Ya está- le dijo a ella, tratando de calmarla-. Fue mi culpa no haberte prestado atención, y dejarte sola.
- Gracias, gracias por salvarme...- le respondió mirándolo a su ojo negro- Dylan... ¿Por que? ¿Por qué te tapas tu ojo izquierdo?- dicho eso, ella movió su brazo derecho, en dirección a su cara, y le retiró el flequillo de la otra midad de su rostro. Contemplando su otro bello ojo negro, con tanta profundidad, que a Kara se le empezó a acelerar el corazón.
- Eres... Eres muy lindo Dylan- le dijo viéndolo a los ojos.
- Tu también eres bonita...
Era un momento de silencio entre ellos dos, pero un silencio cómodo. Los dos chicos estaban conectados, sentían que nada más importaba.
Empezaron a acercarse lentamente. Sus caras se iban acercando cada vez más, haciendo que los pocos centímetros que los separaban se hiciera más corto. Y así, estuvieron más cerca de lo que alguna vez pensaron.

Fin~
12-02-2023
10223 Palabras

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