La biblioteca estaba llena dos días después. Samantha estaba en una mesa en la esquina y había sacado su libro de psicología para repasarlo. Los exámenes eran en una semana y no tenía ni idea de lo que estaban viendo en clase.
Su pacífica sesión de estudio se vio perturbada cuando, de repente, alguien acercó la silla a su lado.
"Oye, ¿te importa si me siento aquí? ¿No? Increíble, gracias", dijo el intruso.
Samantha miró al intruso, su mirada se transformó en una mirada furiosa al rostro demasiado familiar del ladrón del asiento del autobús.
"Dios mio" murmuró, deslizándose más en su silla y cambiando su mirada hacia su libro.
El chico la miró, seguramente sorprendido. La forma de su boca se convirtió en una 'O' cuando la reconoció. "Bueno, bueno, ¿cuáles eran las probabilidades?" Sonriéndole, dijo: "Lo siento, este es el único asiento disponible, así que supongo que tendrás que lidiar conmigo". Se encogió de hombros, como diciendo ¿qué puedes hacer?
"Como sea", murmuró Samantha. La vista de su rostro simplemente la puso de mal humor.
El pelinegro abrió la boca como para responder, pero se rindió. En cambio, sacó algunas hojas sueltas y se puso a trabajar, golpeando el lápiz de madera en su cabeza de vez en cuando mientras se perdía en sus pensamientos.
Su presencia inquietaba a Samantha, y no pudo evitar mirarlo. Notó lo suave que se miraba su cabello, uno que otro cabello cayendo por su rostro y la forma en que movía los labios en confusión.
Después de unos minutos de observarlo a el y su trabajo, soltó: "Lo estás haciendo mal".
Félix la miró. "Cállate", murmuró, inclinándose para que el papel estuviera oculto para ella.
Samantha resopló y se echó hacia atrás. Rodando los ojos, trató de concentrarse en el libro de texto que se suponía que debía estar leyendo, pero descubrió que las palabras pasaban por su mente.
Momentos después, Félix volvió a hablar, "Está bien, podría estar equivocado. ¿Dónde?" Él se inclinó hacia atrás, evitando sus ojos.
Samantha quería vitorear por su triunfo, ¡Ja! ¡Te lo dije, idiota! Pero se aclaró la garganta y se obligó a ser madura. Señaló el error, "La derivada de una constante es cero".
Gimió y comenzó a borrar todo su trabajo, murmurando sobre cuánto odiaba las matemáticas.
"Entonces, ¿te gusta, tomas cálculo o algo así?" cuestionó.
"Sí, tomé en la preparatoria", respondió.
"Muy bien, sabelotodo", dijo a la ligera, quitando el borrador del escritorio. "Estoy aquí con una beca de fútbol", sonrió. "Como puedes ver, el trabajo escolar no es exactamente mi fortaleza".
Samantha volvió a rodar los ojos. Por supuesto que era jugador de fútbol.
"¿Por qué hiciste eso?" protestó.
"¿Hacer qué?"
"Eso," él imito un movimiento femenino de cabello.
Samantha contuvo una risa, "Yo no hice eso".
"Tú también lo hiciste," y lo hizo de nuevo, agregando un toque extra al fingido.
Samantha no pudo evitarlo, se rió. Se tapó la boca después de recibir un puñado de silencios enojados, pero la risa se escapó.
El pelinegro sonrió, satisfecho de haber roto la incómodad. "Soy Francisco Félix, por cierto", le guiñó un ojo. "Pero algunos me llaman Franco".
Samantha resopló. "Está bien, Franco," sostuvo su mirada. "Soy Samantha Rivera y te odio".
Los ojos de Félix se abrieron con una falsa ofensa, "¡Oye, lo siento! Si te hace sentir mejor, terminé cediendo el asiento más tarde a una mujer embarazada. Pero igual, tenía ganas de molestar a alguien".
Samantha lo pateó debajo de la mesa, "No es gracioso. Mi cabeza me estaba matando ese día, podría haber muerto".
"No te preocupes, habría estado ahí para tirar tu cuerpo", le aseguró.
Samantha estaba a punto de replicar algo, pero la conversación se detuvo cuando los estudiantes a su alrededor los fulminaron con la mirada y los callaron con enojo. Félix la miró con una sonrisa y ojos brillantes.
"Si Rivera, ya callate. Cálculo me llama".
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Autobús || Riverduccion
FanfictionRiverduccion || Cuándo Samantha Rivera conoce al encantador José Francisco Félix, quien roba algo más que su asiento del autobús. Está historia es una adaptación, la historia original le pertenece a @ninjalou, en caso de que la autora quiera bajarla...