8

1.4K 121 56
                                        

Aparentemente, Félix era un ladrón certificado. Robaba besos en cada oportunidad que se presentaba: besos en sus mejillas, besos en su cuello, besos en sus labios. Samantha comenzó a preguntarse si realmente tendría que darle un puñetazo la próxima vez que la besara.

"Ven a mi partido mañana", dijo, sosteniendo las manos frías de la rubia entre las suyas.

"Tengo que estudiar", protestó.

"No. Eres una genio total y ya lo sabes todo," Félix la acercó más a él.

"Tú también tienes que estudiar, ¿sabes?" dijo, disfrutando del calor que emanaba su cuerpo.

"¿Qué tal si-", comenzó, "Me ayudas a estudiar ... después del juego?"

Samantha suspiró, sabiendo que no cambiaría de opinión al respecto. Este chico haría cualquier cosa para evitar cálculo.

"Bien, bien, bien. Oh, ¿y Félix?"

Él tarareó en respuesta.

"¿Crees que después de los exámenes podríamos ir a Santa Mónica?" Samantha preguntó nerviosamente. "Ari me dijo que había un carnaval allí, y no sé, sonaba muy divertido. Pero no tenemos que hacerlo, lo entiendo si estás totalmente ocupado o si simplemente no quieres a-"

Él le revolvió el cabello, la acción fue tan repentina que Samantha se detuvo para mirarlo con total confusión.

"Tu cabello es tan suave", señaló. "Pero sí, suena divertido, hagámoslo".

La rubia solo pudo reírse del comportamiento infantil que tanto adoraba. Le dio un puñetazo en el pecho ligeramente, "Félix, ¿puedes ser normal por una vez?" Pero sabía que lo normal no estaba en su diccionario ni era algo que quisiera de él. "¿Y qué pasa contigo y siempre interrumpiéndome? Si pudieras dejarme terminar - Ari mencionó algo sobre pedirte que invites a Juan y programar una cita doble para el -"

Y eligió ese momento para robarle otro beso, interrumpiéndola una vez más. A pesar de sus frustraciones, recibió con gusto la grosera interrupción.

"No mames Félix", susurró cuando se apartó.

"Suena bien. Juan realmente ha estado preguntando sobre esa 'Linda chica que viene a todos los juegos'. 'Yo lo prepararé". Le sonrió y lo miró como si fuera un angel.

"Espera, ¿de verdad?" Samantha dijo emocionada, incapaz de ocultar su felicidad por su amiga.

"Sí, sí, ¿podemos dejar de hablar de Juan? Soy mucho más interesante", comentó Félix a la ligera. "De todos modos, juego mañana. ¿Vienes, verdad? Te guardaré un asiento en primera fila".

"No dejes que nadie lo robe como lo hiciste tú", bromeó Samantha.

"Empecé robando tu asiento, pero ahora aquí estoy, robando tu corazón", sonrió con orgullo, como si no hubiera dicho la cosa más cursi de la historia.

"Oh Dios mío, ya cállate".

Fin

Autobús || Riverduccion Donde viven las historias. Descúbrelo ahora