08/pt²: ¿cita?

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Capitulo 08

Finalmente estamos en la bulliciosa feria, donde la emoción llena el aire con risas y gritos de alegría

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Finalmente estamos en la bulliciosa feria, donde la emoción llena el aire con risas y gritos de alegría. Mientras paseamos por las coloridas atracciones y puestos, siento que nos hemos sumergieron en una atmósfera cálida. Supongo que debe ser por el aire costero.

JungWon, con su entusiasmo contagioso de siempre, toma mi mano y me termina por arrastrar entre toda la gente.

Niego en el momento exacto en el que se detiene frente a la gran estructura.

-No voy a subirme a eso.

-¡No seas aburrido, JongSeong! -exclama en reproche.

-No me gustan esas cosas.

-¿Estás seguro que tienes 19 años y no setenta?

Levanto una ceja, soltando un suspiro luego. Sí, he caído ante él.

De nuevo.

Y de alguna forma, termino sentadito junto al menor en la montaña rusa más vertiginosa de la feria. Mientras subimos lentamente por la empinada pendiente, las risas nerviosas de JungWon resuenan en el aire, mezcladas con los gritos emocionados de los demás pasajeros, mientras que yo solo cierro los ojos co fuerza, lamentando haber seguido su capricho.

Al llegar a la cima, siento el viento azotando mi rostros y mi corazón corazon latiendo al ritmo de la adrenalina. Odio está mierda.

-¡POR UN DEMONIO!

Mi grito se pierde entre los demás, siendo solo un eco.

Nunca, pero nunca subiré a esto en mi vida. Es simplemente horroroso.

Al final del recorrido, JungWon me mira con una mezcla de euforia y alivio.

-¿Ves que no es tanto? -dice mientras caminamos lejos de esa cosa.

-Tienes cara de miedo -repondo mientras me tambaleo.

El menor suelta una risita, tomando mi mano y entrelazando nuestros dedos, no puedo evitar sonreír ante esa acción. Me gusta cuando hace este tipo de cosas, se siente especial. No sé explicarlo.

En un pestañar, JungWon me ha arrastrado hacia uno de los puestos. Sus ojos están fijos en un peluche de gato que es básicamente, más grande que él.

Sus mirada brilla y una sonrisa se extiende.

-¿Lo quieres?

-Pff, estoy grande para esas cosas -niega, claramente mintiendo.

-Venga ya -sonrío, sacando la billetera para pagarle al dueño del puesto- no te tiene que dar vergüenza, hasta yo tengo peluches aún.

Sus mejillas están rojas cuando le miro.

Finalmente asiente.

-Pero yo me lo ganaré, no quiero el cliche de película.

Conozco a JungWon, está decidido a ganar el peluche gigante. Con una sonrisa llena de entusiasmo, se acerca a mí y me saca los aros.

Toma el primer aro y con cuidado calcula la distancia y el ángulo perfecto para lanzarlo. El aro vuela por el aire con gracia, pero se desliza por el borde del recipiente sin tocar ni un solo premio.

-Eres realmente malo.

-Cierra la boca.

A pesar de su desilusión, decide no rendirse y sigue intentándolo una y otra vez.

Lanza aro tras aro, pero ninguno logra encestar en los ganchos. La frustración empieza a apoderarse de él, y su determinación comienza a debilitarse, lo noto en su mirada. A pesar de sus esfuerzos, el premio parece estar fuera de su alcance.

-Bueno... Supongo que esto no es lo mío.

Finalmente, después de varios intentos fallidos y haberse quedado sin aros, gira sobre sus talones para irse.

-Quiero intentarlo -hablo, haciendo que se detenga.

Al igual que el menor, me acerco al puesto de lanzamiento de aros y tomo el primer aro, con mayor cuidado que él, calculo la distancia y el ángulo perfecto para lanzarlo. Con un movimiento preciso, lanzo el aro con confianza.

Sorprendentemente, logro encestar en uno de los ganchos.

El sonido metálico resuena en el aire.

-¡No es justo que yo no haya podido!

Contengo mi sonrisa burlona y le agradezco al dueño del puesto cuando me entrega el premio con una sonrisa.

-Solo dí gracias, Yang.

Mi vecino se abraza con cariño al peluche gigante de gato negro que ahora es suyo. La emoción y la alegría se refleja en su rostro mientras caminamos, siendo chistoso ver qué el peluche le pasa por una cabeza.

-Ya que estás generoso, ¿me compras un helado? -con una sonrisa radiante, se acerca al puesto y observa los helados con entusiasmo.

Sonrío con ternura, parandome a su lado.

-Dos por favor -le pido al hombre, sacando mi billetera.

El menor se decide por un helado de frutilla, mientras que yo opto por uno de chocomenta, mi vecino hace una mueca al ver el sabor del mío.

-No entiendo cómo puedes disfrutar de algo tan asqueroso como el chocomenta -comenta con incredulidad- el chocolate y la menta no deberían mezclarse en un helado... O en nada.

-Es mi sabor favorito -afirmo con convicción- la combinación de chocolate y menta me parece deliciosa y refrescante.

JungWon frunce el ceño ante mi elección.

Una vez que recibimos los helados, nos alejamos del puesto y encontramos un banco cercano para sentarnos. Algo me dice que caminar y JungWon con un helado, no van de la mano.

Después de desafiar las demas atracciones -a pedido de JungWon- nos dirigimos a probar juegos de destreza nuevamente , está vez es él quien gana algo para mí, es un peluche de oveja. Luego saboreamos algodón de azúcar mientras reímos sin parar de un niño que se ha caído, sí, somos grandes personas.

A medida que el día llega a su fin y las luces de la feria comienzan a brillar, la incertidumbre sigue creciendo y acechando en mi mente, sé que independientemente del rumbo que tomen mis sentimientos, la amistad que hemos logrado crear en estos días es algo lindo.

Aún así, mi mente divaga entre la posibilidad de que JungWon esté interesado en mí de manera romántica o si solo quiere pasar un rato agradable como amigos, o a lo mejor solo estaba aburrido hoy. Recuerdo las conversaciones que hemos tenido recientemente y los gestos que él me ha mostrado, lo que me llevaba a cuestionar mis propios sentimientos hacia él.

Luego de la fiesta de Yeonjun, del beso de JungWon... Todo es raro.

Bueno, no es necesario definir de inmediato nuestros sentimientos ni etiquetar el encuentro como una cita o no. Lo importante era disfrutar el momento juntos y permitir que la relación crezca de manera natural. No quiero que se vuelva incómodo.

Y así, entre risas, confesiones y helado compartido, descubro a mis diecinueve años, que las relaciones no siempre son fáciles de entender.

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La vieja confiable de la cita en el parque de diversiones.

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⏰ Última actualización: Feb 06 ⏰

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