El lunes mientras los niños tomaban la siesta, Jongho y Wooyoung decidieron dejar a otras maestras encargadas e ir a la sala de profesores a comer algo.
- ¿Por qué sonríes tanto? ¿Con quién tuviste sexo?- pregunta el mayor comiendo un trozo de pizza.
- No entiendo porque insinúas que tuve sexo ¿no puedo solo estar feliz por qué el sueño de mi vida se cumplió y ahora soy madre de un hermoso bebé?
- No, esa es una sonrisa de sexo. Conozco bien las sonrisas de sexo y lo sabes, parece que no recuerdas nuestros días en la universidad- dejó de lado la pizza.- ¿Con quién fue?
Jongho con las mejillas sonrojadas levanta su mano y señala sus anillos, el de compromiso era sencillo con un pequeño diamante en la cima y el de matrimonio era un poco más complejo de color dorado.
- ¿Desde cuando te acuestas con Yunho?- quiso saber su mejor amigo.
- Desde que fue Soejin a casa y se armó un alboroto, hablamos y una cosa llevo a la otra. Luego, ayer que llevó a Yujun al campo y le enseñó a jugar fútbol, no pude contenerme, me quedé solo en ropa interior y me desordene propósito, para ver como resultaba y funcionó.
- La verdad es que cuando los alfas se ponen en modo paternal se vuelven mucho más sexis, San saca a Eunso a cenar cada viernes y lo deja en casa de Youngmi para que no escuche cosas indebidas- Youngmi era la suegra de Wooyoung y la persona más amorosa con niños.
Bromearon un poco más hasta que tuvieron que volver al trabajo, Jongho tenía cara soñadora pensando en su esposo y no pudo evitar textear con él durante las horas de trabajo esperando el momento de volver a verlo, aunque Yunho le recordó que debían mantener la rutina por el bien del cachorro.
No le sorprendió que Yunho se enamorara de Yujun tan rápido como él. El alfa tuvo una infancia difícil siendo prácticamente criado por sus abuelos paternos, quienes murieron cuando era adolescente. Se sentía de alguna manera proyectado en el pequeño hijo de ambos, el omega sabía que eso pasaría desde el momento que lo acompañó a servicios infantiles, siendo que el alfa pasó un tiempo allí y en familias adoptivas hasta que fue mayor de edad. De no haber sido por Jeong Taeyang y Jeong Sunhee, Yunho podría estar en una zanja, según tenía una idea.
Cuando el turno se acabó, Jongho cargo a su bebé al auto y dejó un beso en su mejilla antes de encender la radio con música infantil.
- No muma- se quejó el pequeño.
Jongho trato de pasar alto el hecho de que su bebé acababa de decirle mamá a su manera y limpió sus lágrimas de emoción antes de cambiar de canción.
- Llegamos a casa mi amor ¿que serie quieres ver en la televisión? ¿Clifford, el gran perro rojo?- pregunta por el show favorito del cachorro.
El bebé asiente frenéticamente así que Jongho sube las escaleras con la mochila de trenes en el hombro y abre la casa para dejar al pequeño en la sala viendo su tan ansiado programa.
Debían de ser las once y media de la noche cuando Jongho sintió una vibración en el buró. Abrió los ojos para ver la fotografía que tomó de Yunho el dia después de su boda, siendo arrojada por el identificador de llamadas, se estiró y contestó con la voz ronca por el sueño.
- ¿Está todo bien?- cuestiona.
- Necesito que me abras la puerta- pidió.
Jongho se puso las pantuflas y la bata encima de su conjunto de sudadera sin mangas y short antes de caminar a la puerta. Le sorprendió ver a Yunho parado con una maleta en el brazo y un maletín en la otra.
- Necesito quedarme aquí. Voy a dejar mis cosas en la habitación y mañana las pongo en su lugar- explica entrando como si nada.
- ¿Qué pasó con tu departamento?- pregunta siguiendo al alfa, viendo cómo se quita los anillos excepto el de matrimonio junto con el reloj de oro y los pone en el tocador.
- Me echaron- dice sin más sacándose el cinturón.
- ¿Quien te echo? ¿Tu casero?- Jongho se veía realmente preocupado.
- Algo así ¿Me puedo quedar?- respondió sin más.
- Si, adelante, también es tu casa- respondió atontado por el sueño.
El alfa dió un agradecimiento y se quitó el resto de la ropa, excepto por los boxers para meterse a la cama donde había dormido junto al omega por cinco años. Jongho se sintió extraño, parecía que lo que vivió el año anterior había sido una pesadilla y ahora estaba junto a su esposo con un cachorro, si no fuera por la cicatriz en la parte baja de su abdomen pensaría que todo eso no fue nada más que un sueño.
El alfa se acomodó en su espalda convirtiéndolo en la cuchara pequeña y después de un rato su respiración comenzó a hacerse menos pesada en su oreja, justo como lo hacía anteriormente, parecía que nada había cambiado y es que un año no era demasiado tiempo si lo piensas así.
No podía dormir, sentía que poco a poco perdía los nervios, así que se puso de pie tratando de ir a la cocina a buscar algún té para poder relajarse, pensó en despertar a Yunho para que le lamiera la mordida, pero no quiso molestarlo sabiendo que entraba a trabajar temprano. Caminó hasta la cocina y encendió la estufa para preparar agua caliente, una vez sirvió su té de manzanilla, caminó a la cama de su bebé quien parecía tener un mal sueño ya que estaba con la frente y la naricita arrugada junto con su respiración que estaba errática, Jongho se arrodilló junto a la cama y lamió la mejilla de su cachorro logrando que se calmara al instante.
No se dió cuenta que se había quedado dormido en la silla para leer cuentos de la habitación de su cachorro, hasta que sintió a Yunho cargándolo de vuelta a la cama.
- ¿Que hacías allí, dulce ángel?- preguntó el alfa acariciando su mejilla.
- Mi cachorro tenía un mal sueño- explicó sin abrir los ojos.- ¿Que hora es?
- Son las dos de la mañana, fui al baño y no estabas en la cama- explica entrando de nuevo entre las sábanas.
De nuevo con el alfa tomándolo por la espalda, Jongho esta vez si quedó completamente rendido entre sus brazos.
Siento mucha felicidad y no me gusta:(
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Getting a Baby [2ho]
FanfictionAdaptación 𓍯 Jongho es educador infantil y cuando uno de sus niños, quien tiene síntomas de abuso y desnutrición es abandonado en la escuela con solo una nota, decide que es momento de adoptar al pequeño, solo hay un problema... Jongho se está divo...