PRÓLOGO

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En la recta final para terminar con sus estudios de licenciatura, Viviana Levantt estudiaba noches enteras, haciendo modificaciones a sus proyectos, enviando aplicaciones a diversas universidades para poder aplicar a su maestría, mientras lleva a cabo una tesis lo suficientemente impresionante como para mostrársela a su padre; y a esto, había que sumarle que Samuel su mejor amigo desde primaria, no dejaba de insistirle en que ya era hora de volver a salir, su solución: Citas por internet.

—Será....humm... ¡este vestido rojo!...o... ¿qué tal el azul marino? No lo sé, da igual. Lorenzo no se ve quisquilloso, ¿No crees?—Me gira su teléfono con la pantalla encendida, y sólo veo la foto de un chico rubio, y unos ojos azul intenso, viéndome fijo desde la pantalla. Levanto una ceja. Empiezo a pensar que Samuel disfruta mi tortura.

—Tengo una idea mejor. ¿Y si mejor no voy? , no quiero que te estreses, no quiero que tú cabeza explote con situaciones tan difíciles— Ay... sí las miradas mataran.

— ¡De eso nada! , ya fue mucho de la mártir que vive por su carrera, ¿no crees? —Su cabello rubio deja caer mechones sobre su frente, al parecer esta exaltado, ¿o enojado? —Además nunca tienes citas, en definitiva necesitas salir más.

—Eso es porque no me gusta nadie Sam—SIP, en definitiva, sus ojos quieren atravesarme viva, quizá es a mí a la que le divierte verlo enojado. Suelto una pequeña risita.

—Aja...mmm...quizá eso tenga algo que ver con que... no lo sé...con el hecho de que: ¡no sales!— Ése pequeño bicho me lanzó una almohada a la cara. Es guerra. Me levanto de la cama y tomo otra, comienzo a darle por todos lados, hago un poquito de trampa mientras le hago cosquillas en la costilla y se descubre, vulnerable para más almohadazos.

Comienza a carcajearse, se está poniendo rojo, una señal para más cosquillas, pero tampoco puedo evitar reírme.

— ¡Basta! ¡Basta, o el próximo tipo que te traiga, será un viejito, que viva debajo de un puente!— Dice a penas entre carcajadas. No puedo evitar volver a reír.

—Está bien, al menos tienes buen gusto.

—Lo sé, Alex dice que tengo buen ojo. —Me da un rápido guiño, y puedo notar cómo sus ojos brillan.

— ¿Ah sí?

—Así es ardilla, ahora métete a bañar, que llegarás tarde a tú cita. No te preocupes, ya revisé sus referencias, y parece que todo ésta bien, pero como siempre yo te llevaré, no queremos que en su lugar se aparezca el viejo Bill, ¿no?—Soltó una risita. ''El viejo Bill'', fue el nombre que le dimos a un claramente perfil falso, ''Bill' pasaba ya los 50 años, no tenía ni un solo cabello en su cabeza, y para rematar, se estaba picando la nariz cuando llegamos al restaurante.Por supuesto salimos corriendo de ese lugar, y tomamos más medidas de seguridad, que claramente, en sitios cómo esos, nunca son suficientes. Internet nunca es un sitio seguro, especialmente para citas.

—Más te vale estar cuidando, mientras estoy con él.

—Siempre te cuido VI.-Sonrío, pero ya me estaba empujando hacía el baño.

********

Treinta minutos después, ya estoy lista, tomé el vestido azul marino, sin mangas, con escote en V, de satín, con una apertura que llega hasta el muslo de lado izquierdo, lo combiné con unas zapatillas de tiras delgadas transparentes, no llevo bolso, porque no planeo tardar. Las ondas negras brillantes de mi cabello caen, mientras uso las tenazas, mi maquillaje fue un delineado, rímel y labial, todo como siempre, diría. Creo que acabo de caer en cuenta de la gravedad del asunto, porque ahora las piernas, parecen temblarme. Maldición.

𝐿𝑂 𝐶𝑂𝑀𝑃𝐿𝐼𝐶𝐴𝐷𝑂 𝐷𝐸𝐿 𝐴𝑀𝑂𝑅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora