CAPÍTULO 16 TEORÍA DE LA ELECCIÓN RACIONAL

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CAPÍTULO 16

TEORÍA DE LA ELECCIÓN RACIONAL

Canción: Do I Wanna Know? - Arctic Monkeys

Henry

El beso con VI me ha recordado que tengo asuntos pendientes que solucionar, antes de que podamos estar juntos. Escucharla diciendo que me quiere a mí, era todo lo que necesitaba, ahora la posibilidad de un futuro juntos es real.

—Señor Black, ¿Sigue ahí?— La voz del otro lado del teléfono irrumpe en mis pensamientos.

—Así es, ¿ha ido o no a sus pláticas?

—Por supuesto.El señor Atwood ha venido todas las semanas sin falta señor, me alegra decir que no ha recaído, me parece que sus objetivos son más claros que nunca, no tiene porque preocuparse.

—Me alegra escucharlo, he enviado otro cheque, espero les llegue pronto. Manténgame informado sobre cualquier cosa, estaré disponible siempre que se trate de mi hermano.

—Por supuesto señor Black. —Alejo mi móvil, terminando la llamada.

De verdad me alegra saber que Conrad está mucho mejor. Al parecer su madre ha estado más en contacto con él, y ella no ha bebido desde su trasplante de riñón, lo cual me da tranquilidad. Aunque maldigo para mis adentros que Conrad tuviera la misma afición que su madre, sé que no ha sido su culpa, de no haber sido por todos sus problemas con Andrea, el jamás se hubiera refugiado en el alcohol. Aun así la esperanza de que esa etapa suya haya sido solo un bache en el camino me reconforta.

Mientras camino por los pasillos de la universidad, reviso su horario de clases, para saber qué materia está dando en este momento. Al parecer le quedan quince minutos de descanso antes de su próxima clase. Mientras me dirijo a su salón de clase, escucho algunos cuchicheos a mis espaldas.

—Doctor Black, ¿cómo está su novia?— Lucía, una alumna de ultimo año en maestría, parece acorralarme.

— ¿Disculpa?— La miro ceñudo, esperando saber cómo es que tiene esa información.

—A algunos chicos de Stanford les gusta venir a visitarnos, y pues... las noticias vuelan.

—Ya veo. Ella está bien. — La chica guarda silencio un momento, supongo que quiere saber más, lástima.

—Oh, no se preocupe, no lo juzgo, al contrario. Además no es el único, el profesor Atwood también sale con una estudiante. — Esto último despierta mi interés.

— ¿Ah sí? ¿Cómo lo sabe?— Sonrío, porque de ser cierto Conrad por fin tendría algo en lo que poner su atención, por fin podrá superar todo lo malo que Andrea le trajo.

—Porque sale con mi amiga, y últimamente he visto más feliz a VI.

— ¿VI? ¿La señorita Levantt?— Mis ojos casi escapan de sus órbitas, creo que dejé de respirar por un segundo.

— ¡Sí! ¿La conoce?— ¿Qué sí la conozco? Por supuesto, por eso sé que este estúpido rumor es mentira, ella no está saliendo con mi hermano.

—Ya voy tarde señorita, sí me disculpa. — Me alejé caminando lo más rápido que pude hacia el salón de mi hermano, cuando abrí la puerta él estaba sentado detrás de su escritorio, aún no hay alumnos, perfecto.

— ¿Henry?— Parece que no recuerda porque estoy aquí.

—He traído los documentos complementarios para que puedas enviar la carta de recomendación de la señorita Levantt a Stanford. —No sé en qué momento comencé a sujetar los papeles con fuerza entre mis dedos.

—Ah, sí claro. Se lo contaré a VI en la comida.

— ¿Comida?— Levanta su mirada extrañado por mi pregunta.

—Así es Henry. Mi comida. Con VI. ¿Te pasa algo?

— ¿Sales con una estudiante?

—Aún no estamos saliendo. Me gusta, y la he invitado a comer, parece que hoy por fin saldremos. Además pronto dejará de ser mi estudiante, no haría nada que la afecte. No tienes por qué preocuparte, estaremos bien. — De pronto siento que el saco de mi traje me aprieta demasiado, desabrocho los primeros botones de mi camisa. ¿Qué estoy haciendo? Ella y yo ni siquiera estamos saliendo, no realmente. Yo...yo nunca la he invitado a comer. Me percato que nunca hemos coincidido en un lugar en el que la presencia de ambos no fuera estrictamente necesaria, algunas solo han sido casualidades.

—No puedes salir con ella.

— ¿A qué te refieres?— No puedes salir con ella, porque es la primera mujer que me ha interesado en años, la única que realmente me ha interesado. No puedes salir con ella, porque he estado enamorado más tiempo de ella, del que te podría contar.No puedes salir con ella, porque sí tú te enamoras, entonces seré incapaz de quitarte eso.

—Quiero decir...No en público, no aún. Los rumores son peligrosos, tienes que tener cuidado. —Coloco los papeles sobre el escritorio, dirigiéndome a la salida. — Adiós hermano. —Salgo sin esperar una despedida, ya que desde hace más de cinco años él no me ha llamado hermano, de hecho no me ha llamado para nada.

En mi auto camino a casa, la idea de ir al departamento de VI recorre cada fibra de mi cuerpo, aunque no sé exactamente qué haría una vez ahí. Así que por ahora me conformo con enviarle la invitación al evento de premiación de Stanford, al parecer nuestro último evento juntos.

Me parece ver un automóvil diferente estacionado en mi entrada, le dirijo una mirada a James, mi agente de seguridad, y me basta para saber quién es.

—Creí que te encontraría en casa hijo.

—Charles. Tenía asuntos pendientes, he ido a ver a Conrad. ¿Lo has llamado?— Me dirige una sonrisa despectiva, mientras toma asiento en mi oficina, con cuidado de no arrugar su traje negro Armani.

— ¿Para qué?

—Para que le preguntes como está. — Lo veo servirse un vaso de whiskey y tomarlo como sí nada.

—No es necesario. ¿Tú siempre verás por su bienestar, no es así? Para eso tiene a su hermano.

—Siempre. — Hago una pausa, quitándome el saco de mí traje. —Tienes razón, no necesita una imitación de padre. — Añado con sorna.

—Bueno, a lo que vine. — Vuelve a llenar su vaso, y de nuevo, beber como si fuera agua. — Quiero que me des la información de la esposa, y dónde vivía el bastardo que me traiciono. Al parecer se llevó con él documentos importantes, que bien podrían afectar mi patrimonio, nuestro patrimonio.

—Sabes bien que no necesito tú dinero. Los hoteles de mamá funcionan bien, y mi expansión va tal y como lo he planeado. —Hago una pausa, porque sé donde va. — Yo me haré cargo de la esposa, buscaré lo que fuera que te robó, y lo devolveré. Como tú dinero, no necesito tú presencia.

—Podrías hacerte cargo, pero prefiero hacerlo personalmente. — Sus ojos se han clavado en mí, dándome la mirada que seguro ofrece cada que ejecuta la orden de una muerte, imperturbable, frío, inhumano.

—Como gustes Charles. — Insistir en otra cosa, sería levantar sospechas, y por ahora la familia de John está a salvo, me aseguraré que así sea. Me levanto, dirigiéndome a mí habitación, saco mí móvil mientras busco el contacto de Ballard. Lo escucho timbrar tres veces, antes de escuchar alguna voz al otro lado.

—Tenemos que acelerar los planes.

𝐿𝑂 𝐶𝑂𝑀𝑃𝐿𝐼𝐶𝐴𝐷𝑂 𝐷𝐸𝐿 𝐴𝑀𝑂𝑅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora