𝐈'𝐦 𝐍𝐨𝐭 𝐑𝐞𝐚𝐥𝐥𝐲 𝐃𝐞𝐚𝐝

Ⅱ. 𝐖𝐇𝐘 𝐃𝐎𝐄𝐒 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐔𝐍 𝐆𝐎 𝐎𝐍 𝐒𝐇𝐈𝐍𝐈𝐍𝐆?

Una perspectiva diferente de la escena en el apartamento de Daisy.

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—Oye. —Lisa intenta abrir la puerta y Susanna abre los ojos para ver el pomo de la puerta temblando y girando. Cierra los ojos con fuerza, pero su mente considera la posibilidad de que Lisa pueda abrir la puerta.

—¿Cuánto tiempo vas a estar? —Lisa está golpeando la puerta ahora, tan fuerte que Susanna está segura de que Daisy bajará y les dirá que se vayan.

Los ojos de Susana siguen cerrados, tan fuertemente cerrados que puede ver las estrellas, y el martilleo cesa. Por un instante, piensa que Lisa podría haberse rendido.

Silencio y luego la voz de Lisa, más tranquila esta vez. —Quiero tomar una ducha.

Susana sabe que es mentira, sabe que es solo una excusa para ver si realmente abre la puerta. Se ha convertido en una competición. Abre la puerta, Lisa tiene su turno, Lisa gana.

Susanna mantiene los ojos cerrados y vuelve a absorber el silencio. Es pesado, lleno de tensión que Lisa prácticamente intenta transmitir a través de la puerta, pero Susanna intenta obligarse a dormir de todos modos.

Lisa suspira al otro lado de la puerta. Ella no se ha rendido todavía. Probablemente nunca lo hará.

—Mira —dice Lisa, y tal vez Susanna esté imaginando el tono de derrota en su voz—. Lo siento.

Susanna abre los ojos y vuelve a mirar la puerta. 

—No soy yo con quien deberías disculparte.

Lisa suspira de nuevo, más profundamente, y se oye un golpe suave contra la puerta, como si estuviera apoyada en ella

—Está bien —dice finalmente—, está bien, está bien. Me disculparé con Daisy por la mañana.

Otra mentira, esta vez Susanna decide reprender a Lisa.

—No, no lo harás.

—Lo haré —le asegura Lisa—. Lo prometo.

Susanna todavía tiene los ojos abiertos y pasa un momento antes de que la voz de Lisa flote a través de la puerta.

—Ya sal del baño, ¿de acuerdo?

Susanna se encuentra sentada en el catre, sintiéndose de repente demasiado grande para el pequeño baño de Daisy. Se pregunta por qué Lisa intenta convencerla de que salga del baño, para poder discutir más con ella, o tal vez solo para ver si puede hacerlo. Tal vez sea porque realmente no quiere que Susanna se enoje con ella, pero honestamente, a Susanna le sorprende que a Lisa le importe.

Decide correr el riesgo y se levanta, caminando hacia la puerta con pasos pequeños y lentos, y la abre.

Lisa se encuentra frente a ella, mirándola desde debajo de la sombra de su frente, con los labios estirados en una sonrisa de satisfacción. Susanna pasa junto a ella y se sienta en el sofá plegable. Lisa permanece junto a la puerta del baño.