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(Wyatt Walker)

La noche ya estaba presente en la ciudad, papá y yo bajamos del auto de los Di Stefano, quienes se ofrecieron a llevarnos a casa y luego hacia el planetario, el padre de la pelirroja ya estaba enterado de la situación, y aunque sabíamos que en el fondo estaba un poco preocupado, solo se limitaba a hacer bromas y sacarnos unas cuantas risas a todos.

En cuanto entramos a nuestra casa, nos quedamos estáticos observando a nuestro otro vecino, Rolf, quién le ponía un pañal a Miles, que ahora parecía Pickles. Cuando el hombre se percató de nuestra presencia, nos miró algo apenado y habló con nerviosismo.

-Él me pidió hacerlo- Señaló al perro. Todos le dedicamos una mirada cansada que él entendió a la perfección y salió de la casa con rapidez y susurrando un 'adiós, familia Walker'.

Salimos de la casa y nos volvimos a subir al auto de Thomas, esta vez con toda la familia Walker completa. Pobre papá, al ser seis personas en un auto con capacidad para cinco, tuvo que realizar el viaje en el baúl, lo bueno es que estaba atrapado en el cuerpo de un adolescente de dieciséis y no lo escuchariamos quejarse porque le duele la columna o algo así. A los diez minutos de salir de casa, llegamos al planetario.

Cuando bajamos del auto, mi futuro suegro y mi enamorada nos saludaron desde adentro del vehículo y se fueron sin más.

Los Walker nos pusimos al corriente de los hechos que ocurrieron en el día; como la derrota del partido de fútbol de CC, la desastrosa junta de trabajo de mamá, y la horrible entrevista para Yale. Por supuesto, papá no omitió el detalle de que fui un completo idiota con nuestra vecina.

-Osea, dices que te gusta, pero le dijiste que te gusta Arianna, no te entiendo, hermano- Se burló CC mientras caminábamos.

-Ya no hables, no quiero recordar ese horroroso momento- Negué con la cabeza al recordar todas y cada una de las palabras, facciones y miradas por parte de Lizzy.

Entramos al planetario y seguimos los mismos pasos que la primera vez, al llegar al lugar en el que todo empezó, vimos a los de mantenimiento buscando algo por todos lados.

-Bien, solo fue un día, no es nada- Alentó mamá en un susurro.

-Oigan, ¿cuánto más podrían tardar? Esto es de vida o muerte- Apuró mí hermana. El trabajador con el que habíamos hablado esa misma mañana, se nos acercó.

-Lo siento, por desgracia, esta belleza aún no está del todo listo- Nos miró con arrepentimiento y nuestras sonrisas se desvanecieron, formando unas muecas de tristeza- Volvimos a armar nuevamente el telescopio, pero...- Se detuvo.

-¿Pero? ¿Pero qué? No se haga el misterioso, ¡Por Dios!- Preguntó mamá con desesperación.

-No encontramos la quinta lente- Terminó de hablar el otro trabajador.

-Compren otra y listo, ¡Problema resuelto, familia!- Volvió a festejar papá.

Yo rodeé los ojos al saber que eso no sería posible.

-Es una lente compacta de doble convexo-

-¿Y eso qué? ¿No pueden simplemente comprarla en una óptica?- Mi paciencia empezaba a agotarse.

-Solo se fabrican en Suiza- Expliqué mientras la esperanza por volver a mí cuerpo se perdía lentamente.

-En Estocolmo, para ser exactos-

-Y a la alineación no le queda más que un solo día- Me lamenté con frustración.

-Pues podrán ver la que sigue- Se burló el señor de mantenimiento. Lo miré expresando absoluto cansancio.

-No es momento para bromas- Regañé. Mí familia me miró sin entender nada a lo que expliqué- La próxima alineación de planetas será en el 2.162-

Salimos del planetario con tristeza reflejada en nuestros rostros y en el mismo lugar que el primer día, estaba una señora que aseguraba la existencia de la magia, y decía que debíamos reparar algo que habíamos roto. Cosa que en ese momento, ya era casi imposible. Hasta que a mi cerebro se le ocurrió una genial idea.

-¡Spock!- Grité entusiasmado. Todos me voltearon a ver- ¡Spock me debe un favor! ¡En Space-x quizás crean la lente!- Saqué mi celular para llamar a un viejo amigo y pedirle dicho favor de crear la lente.

-¡Genial! Pediré un Lift- Habló papá sacando su teléfono y siguiendo los pasos de la app para pedir un vehículo. A los segundos, sonó el dispositivo móvil de la señora... ¡Angélica! Ese es su nombre.

Ella lo prendió y nos lo mostró con una sonrisa.

-Espera, ¿eres conductora de Lift?- Preguntó papá, a lo que Angélica solo hizo una seña con la mano para que subamos a su camioneta y nos llevó a casa.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 ;𝐖𝐘𝐀𝐓𝐓 𝐖𝐀𝐋𝐊𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora