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(Elizabeth Di Stefano)

Llegamos al planetario luego de algunos sucesos inoportunos y malas bromas por parte de papá.

El auto antiguo de Bill se destrozó a mitad de camino, pero eso no nos detuvo y llegamos corriendo.

Rápidamente, entramos a la sala en dónde se encontraba el telescopio y ocurrió una desgracia.

-¡Bill Walker! ¡Te voy a matar!- Exclamó Jess con un enojo bastante notable en su voz, viendo el pedazo de vidrio que ahora yacía en el suelo, roto.

-¡Eres un genio, Bill!- Aplaudí de manera sarcástica, viendo las miradas de tristeza de los hermanos Walker.

En ese momento, Miles, -el bebé que parecía un perro-, Buscó algo en los bolsillos de su ropa, todos lo observamos con detenimiento, hasta que sacó la quinta lente, la original.

-¡Carajo, Miles! ¡Jamás te había amado tanto como ahora!- Festejó CC, agarrando el lente.

Wyatt colocó el lente en el telescopio y los Walker se posisionaron justo al lado.

-¡Deseen volver!- Gritó Jess mientras sostenía en brazos a Pickles.

Y todos -menos papá, Miles, Pickles y yo- lo hicieron, desearon volver a sus cuerpos y cerraron los ojos.

Pasaron unos segundos que parecieron eternos y los integrantes de la familia Walker abrieron los ojos decepcionados. Papá y yo estábamos confundidos.

¿Había funcionado? ¿O no?

-Me quedaré en este tonto cuerpo por siempre- Soltó CC con lágrimas en los ojos.

Los Di Stefano intentamos consolar a los Walker. Ambas familias salimos del planetario con una mezcla de enojo y tristeza invadiendo nuestros cuerpos.

Okey, mal chiste

Llegamos caminando al vecindario, nadie emitía una sola palabra, nos despedimos de los vecinos y cada quién se fue a su respectivo hogar.

Me sentía mal por la familia de al lado, sabía todo el esfuerzo que habían hecho para volver a sus cuerpos, y las oportunidades que habían dejado ir o echado a perder por este repentino cambio. Pero tenía fe, de que algún día, todo iba a volver a la normalidad.

Y por suerte, así fue.

(…)

Dormía cómodamente mientras soñaba con cierto vecino y nuestra futura familia. Hasta que mí sueño fue interrumpido.

¿Por qué siempre me despiertan en el mejor momento de mí sueño?

-¡Elizabeth! ¡Despierta!- Escuché que papá subía las escaleras, se lo notaba emocionado.

Entró a mí cuarto sin siquiera tocar la puerta. Y yo, estaba sentada en la cama, tratando de mantener los ojos abiertos y no volverme a dormir.

-¡Ven! ¡Rápido!- Dijo él mientras me sostenía las piernas y me cargaba en su hombro.

-¡Papá!- Grité asustada al notar lo cerca que estaba mí cara del suelo.

𝐄𝐍𝐂𝐇𝐀𝐍𝐓𝐄𝐃 ;𝐖𝐘𝐀𝐓𝐓 𝐖𝐀𝐋𝐊𝐄𝐑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora