Atesoro, con decisión, los recuerdos de aquel primer año en Kansas City. Puede que fuera el año más feliz de mi vida, al menos, desde la muerte de mis padres. Seré sincera: puede, no. Estoy segura. Echaba de menos a Charlie, eso era cierto; sin embargo, y aunque suene egoísta, y puede que repugnante, cuando una se ve envuelta en un torbellino de acontecimientos, cuando pasan cosas buenas, cuando todo es nuevo y alucinante, es sencillo olvidar. Charlie se instauró en mi cabeza como un pensamiento permanente, protegido por la esperanza de volver a verle pronto. Relegué su figura a un segundo plano. No por siempre, pero sí por una temporada.
Si pienso en mis días en la casa de Kansas City visualizo a una Ally dorada por el sol, cubierta de más pecas que nunca. Incluso puedo palpar la piel de mis brazos, que lucía manchada de motas irregulares. Consigo ver el anochecer anaranjado, intensificado por la hoguera del jardín, acariciando la cabellera albina de Casey, que siempre llevaba revuelta y sin peinar. Me detengo a analizar los detalles de su silueta. En cómo cerraba los ojos, mientras tocaba la vieja guitarra de Larry.
Nos veo haciéndonos aguadillas en la piscina, jugando al frisbi en el jardín, corriendo a través de los árboles y recorriendo las paredes de aquella inmensa casa. Me descubro disfrutando, probándome la bizarra ropa que Lory decía que traía del lejano Londres o repitiendo junto a Hugh esas notas a las que me era imposible llegar sin su ayuda.
Hay quien dice que aderezamos los recuerdos con tantos otros millones de cosas, como emociones, imaginaciones o interpretaciones. Que es prácticamente imposible tener la certeza de si realmente son fieles a la realidad que vivimos. Dicen que los volcamos en un andrajoso recipiente y hacemos compota de gilipolleces en su interior. No obstante, yo estoy segura de que mis recuerdos se parecen mucho a lo que fuera que saborease en el pasado. Y si no es así, confieso que siempre he preferido regalarme a la suerte y dejarme guiar por la ilusión y el engaño.
—¡Bien, hija! ¿Repetimos una más? —Me separé del micro de la pecera, y busqué a Terry con la mirada. Estaba al otro lado del cristal, como la primera vez que lo vi; sujetando un puro humeante que tapaba levemente su rostro. Parecía contento. Martha me dedicó una sonrisa cálida tras el cristal del estudio. Casi pude discernir un brillo de orgullo en sus ojos, y Casey, levantó ambos pulgares.
Dentro del estudio de grabación, sujetaba mi guitarra con firmeza. El único motivo de aquella falsa seguridad, era poder tener a Hugh justo a mi lado. Además, había seleccionado a un puñado de músicos, que iban a acompañarme en la gira que Terry estaba planeando. Sin ellos, probablemente no hubiera sido capaz de acertar una sola nota. Seguía siendo lenta, torpe e inexperta.
Mi parte favorita de las canciones, durante aquella primera grabación en Kansas City, fueron los finales. Tocáramos lo que tocáramos durante el resto de la canción, con sus notas equivocadas incluidas, al final siempre íbamos in crescendo. Puede que porque me olvidara de que estábamos grabando un disco. Los músicos y Hugh, concentrados, moviendo las piernas, la cabeza y repitiendo con sus lenguas aprisionadas en la boca los ritmos de los golpes de batería, provocaban en mí una sensación única que nunca antes había experimentado: el éxtasis, la pasión, el fuego.
—Bien, Ally. Vamos una vez más, entonces —indicó Hugh, rellenando su vaso con cerveza. Dio un largo trago, dejó el vaso de nuevo sobre el amplificador y me susurró—. ¿Estás lista? —Asentí nerviosa y los músicos dieron la entrada a la melodía.
—Espera, espera —interrumpí—. ¿Hay algo que tenga que mejorar, Hugh? Perdona, es que la hemos repetido tantas veces, que no sé... A lo mejor tengo que cambiar algo.
—Tú sigue haciéndolo como hasta ahora Ally —respondió—. Lo estás haciendo genial. Es solo que queremos tener muchas versiones para elegir la mejor. Solo eso.
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En Busca de Ally Storm
Teen Fiction¿Saltar por el precipicio o no saltar? Esa es la cuestión, ¿verdad? Me llevo haciendo la misma pregunta demasiado tiempo. Ha llegado la hora de tomar una decisión. 🎸 *** 🎸 Estados Unidos, 1979. Ally Storm, la cantante más famosa de su época, s...