Floreciendo

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Hay días que duelen más, días que duelen menos pero siempre hay dolor, no me abandona nunca ni siquiera cuando me tomo la medicación que solo hace que el dolor sea más soportable.

Me he terminado mudando, no por dinero sino por Gustabo que insistía en que lo hiciera para poder estar para mí por si necesitaba algo, realmente lo agradecía. Ahora estaba allí, tumbado en la cama de esa casa en medio de un barrio de clase media baja pero no me quejaba, a fin de cuentas había dormido demasiado en la calle como para ser quisquilloso con esos temas.

—¿Quieres salir? —pregunta Gustabo abriendo la puerta sin llamar como siempre solía hacer, camina hasta la cama y se sienta a mi lado.

Yo no me muevo, mirando el triste techo de la que es ahora mi casa mientras tengo la mano en el pecho, siento mi corazón latir bajo mi mano y el dolor que jamás se va de mi lado.

—¿Te duele? —Asiento suavemente y lo miro, su rostro está muy serio y mira la mano en mi pecho con preocupación.

—Sí, pero estoy bien, ya tomé la medicina.

Nuestras conversaciones últimamente se basan en esto, en flores, aunque puede sonar un tema de conversación muy bonito no lo es tanto cuando te están matando por dentro de forma lenta pero constante.

—Gustabo, estoy bien —digo agarrando su mano intentando tranquilizarlo y el me mira con un gesto de dolor que me parte el alma.

—No estás bien. te estás muriendo, te estás muriendo porque un idiota no supo ver lo genial que eres...

Gustabo se levanta de la cama y se va de nuevo hacía el salón, suspiro y me levanto para seguirlo, cuando llego está sentado en el sofá abriéndose una cerveza, sus ojos parecen algo acuosos pero no llora, porque él siempre tiene que ser el fuerte de los dos o por lo menos aparentar que lo es.

Me acerco a él y me siento a su lado, rodeando sus hombros con mi brazo para abrazarlo, él no se aleja pero tampoco intenta abrazarme de nuevo.

—Algún día lo entenderás —susurro aunque sé que Gustabo dirá que no, porque él dice no creer en el amor, yo siempre he pensado que simplemente le da miedo enamorarse y morir por eso.


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Un disparo sigue al otro, la adrenalina en el cuerpo, la respiración acelerada, el dolor en el pecho, demasiadas sensaciones para entenderlo todo. Un robo, algo rutinario que ha terminado en tiroteo por una razón que no sé ni me importa pero que es demasiado para mí.

La bala pasa por mi lado, dando en la pierna de Gustabo que grita, yo tiro de él para ocultarlo detrás del patrulla y que ninguna bala más lo lastime mientras me oculto también, me llevo la mano con el arma al pecho y lo siento latir con fuerza, me cuesta respirar.

Sangre, ruido, demasiado ruido, balas, respirar es cada vez más difícil y yo no puedo más, comienzo a toser sin parar y lo siento salir, para cuando el tiroteo termina y Conway corre hasta donde nosotros estamos para ver si estamos bien su rostro se desencaja.

Gustabo está en el suelo, gimiendo de dolor por la bala y yo estoy a su lado, sintiendo un hilo de sangre salir de mis labios manchando mi barbilla, a mi lado un reguero de flores y sangre es la evidencia de que se me acaba el tiempo y, aunque todos lo sabemos, cuando miro a Conway nadie dice nada.


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Only love nobody dies ~Volkacio~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora