𝑫𝒐𝒏'𝒕 𝒕𝒓𝒖𝒔𝒕 𝒆𝒗𝒆𝒓𝒚𝒕𝒉𝒊𝒏𝒈 𝒚𝒐𝒖 𝒔𝒆𝒆.
𝑬𝒗𝒆𝒏 𝒔𝒂𝒍𝒕 𝒍𝒐𝒐𝒌𝒔 𝒍𝒊𝒌𝒆 𝒔𝒖𝒈𝒂𝒓.○●○
-¿Dónde dejé la llave? Mierda, Teresa, piensa.
La taurina estaba buscando por toda su casa como loca la llave de su escondrijo secreto o como a ella le gusta llamarlo su jardín secreto. Ese cuartillo está bajo su floristería, Camelia's garden, llamada así en honor a su difunta abuela, Camelia, ella fue la razón del amor que tiene Teresa por la naturaleza, las plantas, las flores y en especial la Belladona.
En ese "jardín secreto" Teresa planta, cuida y hace crecer toda planta que no quiere que el mundo sepa que posee, es decir, las plantas que utiliza para sus crímenes.
-¡Te encontré!
La casa quedó hecha un desastre después de todo el esfuerzo que la española hizo para encontrar la llave. Se puso a ordenarlo todo, calcetines, zapatos y entre la ropa interior tirada en medio del desastre encontró una cajita negra de terciopelo, la abrió, al ver lo que había dentro, sus ojos se llenaron de lágrimas.
-Joder, Edgar ¿Por qué tuviste que comprar un puto anillo? -Teresa se puso a dar vueltas en la habitación, llorando y mirando el anillo que tenía en sus manos.
-¿Por qué tienes que ser tan jodidamente bueno? Si supieras todo lo que te oculto, no me verías de la misma manera...
Teresa siguió llorando, se sentó en el suelo, apoyada en la cama, pensando en qué es lo que debía hacer ahora. Para despejar su mente de todo, terminó de recoger toda la casa del desastre que había formado, guardo el anillo donde estaba y la llave la puso en otro lugar dónde seguramente se le volvería a perder.
Más tarde encendió un cigarrillo y se puso a leer Orgullo y Prejuicio por décima vez. Media hora después Edgar llegó a casa.
-¿Quieres un trago? -Edgar sacó una botella de whiskey de una de las vitrinas del salón.
-¿Mal día? -La castaña apartó la mirada de su libro.
-Algo así ¿Qué tal el tuyo?
-Prefiero no hablar de eso. ‐El escorpiano le sirvió un vaso de Whiskey a su novia.
Después de un buen rato, ambos empezaron a quedarse dormidos en el sofá.
-Deberíamos ir a la cama, mañana tenemos que trabajar...
-Peter se ofreció a encargase mañana de todo, tendré el día libre.
-No deberías dejar que Peter haga eso, eres el que está a cargo de la misión de los criminales ahora.
Edgar se quedó mirando a Teresa desconcertado, él en ningún momento le habló de ninguna misión ni mucho menos que estaba a cargo de una.
-¿Cómo sabes eso?
-¿El qué?
El sonido del timbre interrumpió la conversación.
-Voy yo. ‐Teresa se levantó del sofá, Edgar no se movió, seguía pensando en lo que dijo la castaña hace unos minutos, se preguntaba cómo podía haberse enterado.
-¿Lance?¿Qué haces aquí? -Teresa cerró la puerta detrás de ella asegurandose de que Edgar no viese a Lance.
-Hay un problema.
-¿Qué quieres decir con que hay un problema?
-Lilya ha desaparecido.
-¿Y yo qué quieres que haga? Hace dos años que no la veo.