capítulo 15.

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Oigan ¿alguien de ustedes sabe si Papo ya llegó?. Preguntó Mauricio a los Vargas quienes se encontraban en la sala jugando videojuegos.

  Todavía no ha llegado. Respondió Martín.

  ¿Ese chino dónde se habrá metido ahora?.

  Ay no sé Simón, a lo mejor fue a divertirse un rato. Respondió Mauricio restándole importancia pero en el fondo, Simón sabía que Villa no se estaba divirtiendo en ningún lado.

  En alguna otra parte de la ciudad, Juan Pablo villamil se encontraba con los ojos y la boca tapados y con unas esposas, las cuales lo amarraban a una silla.

  Villamil trató de moverse pero no lo consiguió, puesto que las esposas estaban muy bien puestas en sus manos, Por ende, no le permitían moverse ni un centímetro. Como pudo, se quitó la venda de los ojos, logrando ver que se encontraba en la casa en la que algún día había sido feliz.

  Mamá?. Habló el chico a alguien que se había parado frente a él, le había quitado el tapabocas y tenía un plato de comida en sus manos que en el próximo instante ofreció a Villa.

  Cómo carajo?... Se detuvo a sí misma, al darse cuenta que villamil tenía los ojos destapados.

Mamá qué... qué... qué... ¿por qué estoy aquí?. Investigó el chico confundido y asustado a partes iguales.

  Ay Juan Pablo creo que tú lo sabes perfectamente; digo, te metiste con Pedro malaver y creo que sabes que te equivocaste al hacerlo, ¿o es que acaso crees que no sé que Mauricio está intentando meterlo a la cárcel?.

  ¿Y eso a ti por qué debería importarte? ¿Por qué haces todo esto? ¿Qué te hice yo para que ahora me quieras matar?

  ¡Pues nacer! ¡Eso me hiciste! ¡Me arruinaste la vida Juan Pablo! Yo nunca quise tenerte pero si te abortaba, entonces corría el riesgo de morirme porque era un embarazo de alto riesgo y por eso decidí traerte a este mundo pero jamás, escúchame bien... jamás llegué a sentir ni una pizca de amor por ti y para colmo de males, mis papás me obligaron a casarme con Mauricio en cuanto supieron de tu existencia porque para ellos eran más importantes las apariencias que la vida de su propia hija. Respondió clemencia y con cada palabra pronunciada, el corazón de Juan Pablo se iba rompiendo cada vez más; a estas alturas, no podía creer lo que su madre le estaba diciendo.

  ¡Por Dios mamá! No te das cuenta que Pedro lo único que quiere es utilizarte para ensuciarse las manos y luego cuando ya no le sirvas para nada, simplemente te va a votar porque eso es lo único que él sabe hacer y lo peor de todo es que tú estás cayendo en su trampa así como alguna vez caí yo y no puedo creer que me hagas esto a mí que soy tu hijo; yo no tuve la culpa de haber nacido mamá, en tal caso sería culpa tuya y de mi papá porque ustedes decidieron tenerme; si me ibas a tratar de ese modo, mejor me hubieras abortado en cuanto tuviste la oportunidad y te hubieras ahorrado todos estos problemas; vuelvo y te repito, yo no pedí nacer. Las palabras del ojiverde sin duda demostraban lo herido que estaba con esta situación pero clemencia no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer.

  Bueno que te puedo decir, así es la vida; tú y tu ambición te metieron en este lío, ahora no me culpes a mí.

  ¡No! Tú no me culpes a mí de tus problemas porque nadie elige a sus papás Y si fuera así, créeme que jamás en mi vida te hubiera elegido a ti ¡porque estás loca! Sí, así como lo oyes, estás loca y eres una psicópata que solo piensa en la plata porque yo sé que todo esto lo estás haciendo Por eso clemencia Cortés, pero te juro que en cuanto salga de acá, voy a hacer lo que esté en mis manos para que mi papá acabe contigo, porque si tú quieres guerra, pues eso es lo que vas a tener. Para este punto, clemencia había vuelto a tapar los ojos del chico; no obstante su boca aún seguía destapada, así que tomó una larga respiración y siguió con su monólogo.

  ¿Sabes algo mamá? me da mucha pena contigo porque tú en este momento crees que te estás comiendo el mundo pero déjame decirte una cosa; estás muy equivocada porque esta vida lo único que te va a llevar es a la destrucción total y créeme que con todo esto vas a terminar en la cárcel o peor, puedes terminar muerta porque créeme que a malaver le va a importar un soberano pepino acabar contigo si llegas a dar un paso en falso; realmente piensas que estar al lado de ese delincuente te va a sacar de la pobreza pero estás mal. definitivamente Espero que no te arrepientas de lo que estás haciendo porque va a ser muy tarde; ya te lo dije una vez clemencia Cortés, en cuanto salga libre porque sé que así va a ser, te voy a destruir a ti, a malaver y a toda su gente.

  Mientras todo eso sucedía, en la nueva casa de Villamil se encontraba Simón Vargas dando vueltas por todo el lugar.

  Simón por favor, siéntate que le vas a abrir un hueco al piso. Pidió Mauricio un poco desesperado.

Oye Mauricio, llámame loco si quieres pero tengo un mal presentimiento y el hecho de que villamil no haya llegado todavía no ayuda en nada.

  ¿Qué tipo de presentimiento Simón?. Inquirió el mayor de los villamil asustado y preocupado a partes iguales.

  No lo sé es como si... El sonido del teléfono de Mauricio cortó la frase a la mitad.

  Papá por favor ayúdame, estoy en la casa donde vi... Un golpe seco fue lo que Mauricio escuchó luego de esa pedida de auxilio.

  ¿Qué pasa Mauricio?. Interrogó posada a quien los villamil le habían pedido que se quedara con ellos por cualquier eventualidad y este accedió con gusto.

  Papo me acaba de llamar y me pidió que lo ayudara Pero no logró decir más nada, lo último que escuché fue que dijo que estaban en la casa donde vi y ahí quedó la palabra pues un golpe seco se escuchó. Respondió Mauricio a quién se le empezaba a salir algunas lágrimas.

  Tal vez lo que te quiso decir fue que estaban en la casa donde vivían. Propuso Alejandro y Mauricio se levantó del sofá en el que se encontraba sentado y se dirigió hacia la casa en la que había sido feliz algún día, aunque esa felicidad fue basada en una mentira. Cabe acotar que Alejandro fue quien lo acompañó ya que Simón tenía que quedarse cuidando a su hermano pero les pidió que lo mantuvieran al tanto de la situación.

  Llegaron por fin a la casa y al entrar, No tuvieron tiempo de hacer nada ya que sin que ninguno de los dos lo esperara, se escuchó una fuerte detonación y Juan Pablo cayó a los pies de su padre.

nostalgia (Villargas / Isamil).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora