piloto.

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     Aprendí a cazar a los doce años. Hasta ese momento, lo consideraba una práctica violenta, repulsiva. Siempre amé la naturaleza y los animales, me parecían simplemente repugnantes las personas que los dañaban. Pero ésto cambió luego de que mi padre me llevara a cazar por primera vez. Fue increíble. La adrenalina fluyendo por la sangre y la satisfacción al derribar el objetivo. Era genial. Aunque en ese momento, e incluso ahora, me veo obligado a pedir perdón mentalmente al hacerlo.

     Suelo ir a cazar con frecuencia. Disparo a pájaros, o pequeños animales. Además de que aprovecho la salida para recoger madera, este invierno es muy frío, ya comienza a haber nieve y los ríos ya están congelados. Ésta vez en específico, estaba nevando. Salí con botas, guantes y un gran saco. La escopeta en mi espalda junto con el hacha eran pesadas, pero no demasiado.
     El aire caliente se notaba cada que exhalaba. Me maldecía a mí mismo por tener guantes con las puntas cortadas, no sentía mis dedos. Corté un poco de madera que estaba cerca de casa, la suficiente como para no salir al bosque hasta por lo menos en tres días. Una vez hecho eso, dejé el hacha clavada en un pedazo de tronco, y finalmente me fui a cazar.

      Me adentré en el frondoso bosque, decorado por la intensa nieve que no dejaba nada sin cubrir. Intentaba caminar lo más silencioso posible. Era difícil encontrar alguna presa, siendo invierno todos los animales se escondían en cuevas y demás. Era una fortuna que los osos hibernaran, una preocupación menos.
      Detuve el paso frenéticamente, al escuchar un crujido. Acomodé mi arma y busqué con la mirada rápidamente qué o quién era el origen del ruido. A los pocos segundos, oí un fuerte golpe, miré en dirección de donde provino y disparé al ver algo. En ese instante no sabía lo que era, hasta que me acerqué corriendo entre los arbustos y fué ahí cuando lo ví por primera vez.

      Las enormes alas doradas. Las orejas de elfo, y la piel clara con figuras de flores amarillas resplandecientes. El brazo rasgado y la herida de bala en una de las alas. Y el chico. Derribado en la fría nieve, que se teñía de un rosado en una parte en específico. Nunca había sentido tantas emociones juntas. ¿Quién era él? ¿Por qué tiene alas? ¿Es un ángel? El arrepentimiento nunca había sido tan grande como ahora. Reacomodé la escopeta en su respectivo lugar en mi espalda, para luego acercarme con mucho cuidado a él. Respiraba, el vapor que salía de su nariz lo delataba, pero estaba inconsciente. Otra cosa para destacar: no tenía más ropa que una blanca y grande camisa que lo cubría, no mucho, pero lo necesario. Si lo dejaba allí, moriría de hipotermia. Suspiré, rendido.

     Lo alcé, y me lo llevé a casa.

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holap, les traigo esta nueva historia, si el piloto tiene apoyo, la voy a continuar, de lo contrario, no sé, muito obrigado.

FUE EL CUMPLE DE QUACKS Y LLORÉ UNA BANDA chau (voten y comenten xq los amo, ok? ok)

the golden wings ──luckity au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora