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     Luzu se levanta temprano esa fría y húmeda mañana de jueves cuando el sol aún no ha salido. Siempre ha sido de esas personas que necesitan madrugar para sentir que su día es aprovechado, a comparación de Quackity, que no duerme tan bien hace tanto tiempo que se siente hundido en las abrazadoras y cálidas mantas de su nueva cama.
     El día anterior no había pasado mucho. La cena transcurrió en silencio, una sopa de vegetales fue suficiente para que Quackity comenzara a sentirse somnoliento después de tal día. Y Luzu se quedó hasta tarde en su estudio, escribiendo cosas en un pequeño cuaderno que tenía en el cajón de su escritorio.

     Ahora, el fuerte aroma del café y pan tostado se hacía presente en la cocina, Luzu pone dos tiras de tocino en la sartén y los remueve un poco con la cuchara de madera. No va a despertar a Quackity. Lo mejor para él es dormir, así no hará esfuerzo y sanará más rápido, o al menos eso piensa. La noche pasada él lucía verdaderamente cansado, pero el cambio de ropa lo hizo ver mejor que antes, de forma más aceptable. Y pensándolo bien, si su ropa de niño le quedaba a Quackity, en verdad que era pequeño. Debería comprarle ropa nueva, pensó, esa ya estaba vieja y gastada. Además, no había muchas mudas de invierno en el armario, estando herido era muy vulnerable y...

──Uh-uh, ¡mierda!──dice el castaño cuando el aceite de la sartén le salpica en la mano.

    Por distraído, se dice a sí mismo, mientras se acerca al fregadero para echarse un poco de agua. Hoy le hará preguntas. Algunas solamente, no las suficientes como para que se cierre. Él es extraño. Asombroso a la vez. Nunca había visto una criatura así ni mucho menos, ¿Será el único? Puede que haya más. ¿Cómo termino en el bosque? ¿Viviría allí? Mierda, a veces es increíble el nivel de curiosidad y ansiedad que maneja en situaciones de este tipo.
     Oye que baja las escaleras lenta y forzosamente, y continúa cocinando, cuando los pasos se encuentran detrás de él lo mira de reojo. El cabello despeinado, algunas plumas rebeldes sobresaliendo de su camiseta, y un Quackity frotándose los ojos es lo que obtiene de esa fugaz mirada.

──Buen día, ¿te desperté?──dice el castaño, mientras rompe un huevo y lo hecha en la sartén con el tocino.

     Quackity hace un ruido mientras niega.

──No, lo hice sólo.

──Mm ──Luzu tararea, comprendiendo──. ¿Bebes café o...?──pregunta, sin terminar la oración y voltea a verlo

     Él está sentado frente a la mesa viendo, perdida y fijamente, la madera del mueble como si fuera lo más interesante del universo. Definitivamente, café.
     Toma una taza del gabinete y sirve la bebida caliente que hace un leve vapor por el contraste con el frío que hay. Pone la comida en un plato, y deja a Quackity su desayuno. Él pestañea un par de veces, queriendo despabilarse, y Luzu recibe una mirada confundida que él devuelve.

──¿Qué pasa?

──¿Es para mí?──pregunta el alado, extrañado totalmente. Luzu se confunde aún mas y él repite:──El desayuno, ¿lo hiciste para mí?

    El castaño asiente dudoso, y nota cómo Quackity aprieta sus labios mirando al plato.
     Nunca le habían hecho un desayuno así. O algo que pudiera llamarse como tal. Jschlatt le entregaba cada cuatro horas un poco de pan y agua, eso era todo. Mordió su mejilla interior y de nuevo apareció la misma pregunta que se apoderaba de su mente cada que podía: ¿Por qué es tan bueno?

──Gracias ── De nuevo y como siempre, termina por callarse a sí mismo.

──No es nada ──responde mientras sonríe. Quackity decide ignorar lo último.

     Él procede a comer, y Luzu a tomar su taza de café con bizcochos, apoyado en el mármol de la mesada, y nota un leve temblor proveniente de Quackity, más bien como un escalofrío.

the golden wings ──luckity au.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora