Bajo el sol mediterráneo
la arena que lame tus muslos y los míos
no ha dejado de arañarme los sentidos
ciego como estoy
preso del deseo y la lujuria
he dejado tus cabellos, oh Medusa
enroscados en mis manos
y tu espalda me ha ofrecido
en su bella curvatura
el mejor de los vinos,
poco puedo hacer para librarte
de mi insaciable acometida
esta furia que emerge entre las llamas
cual volcán enloquecido.