Vuelo de los Recuerdos

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Edecia Zugasti.

Sashel me sostuvo tan fuerte que me lastimo las piernas, me subió a la habitación y me soltó en la cama, pensé muchas cosas en mi cabeza pero él solo me abrazo sentía como temblaba su cuerpo, no dijo nada, llegaron los demás al cuarto y de igual manera no dijeron nada.

-Esto pasa de la raresa a la que estoy acostumbrandome.-Dije con algo de gracia por qué me confunden más que un rompecabezas.

-No quiero perderte.-Sashel me susurro en el oído y apretó aún más el agarre del abrazo, tenía miedo.

-Estoy bien, solo tienes que relajarte, podemos irnos desde ahora, a todos nos vendría bien distraernos tesoro.-Dije copiando su apodo para animarlo un poco.

Creí que me soltaría pero no, el me dió una vuelta en la cama para poder levantarme sin que se despegará de mi, ya que estábamos de pie creí que nos iríamos pero me volví a equivocar por qué todos los rusos me estrujaron, con estos abrazos moriré joven por qué me roban el oxígeno, me soltaron un momento pero entre los chicos, me quitaron mi vestido para reemplazarlo con un pantalón tipo pants y una sudadera cómoda.

-Si algo así vuelve a pasar, moriré de un ataque, se que ya lo he dicho pero no quiero dejar de recordarte que eres mi existencia entera.- me dijo Vladislav con una cara pálida como de haber visto a Chabelo.

Sentí un hueco enorme en el pecho al verlos de esa forma.

-Estoy bien, no debemos preocuparnos más, prometo no irme de su lado, claro siempre y cuando no lo arruinen.-Ellos me vieron con una sonrisa a medias pero almenos están más tranquilos.

Ellos también se cambiaron de ropa, por algo más cómodo, cuando terminaron de alistarse Vladislav me apretujo contra su cuerpo.

-Regla número uno, tienen que dejar de aplastarme, me lastiman.-De inmediato Vladislav me abrazo de nuevo pero en esta ocasión mucho más suave.

Me cargo de las piernas y yo enrrede mis brazos en su cuello dejando mi cabeza hundida en su cuello, salimos de la habitación todos juntos, en la planta baja estaba esperándonos Luca y Juan.

-¿Te sientes mal nena?-Pregunto Juan pasando su mano por mi espalda como masaje.

-No, yo estoy bien pero creo que ellos no.- Solté una pequeña risa y mis rusos también se rieron un poco.

Después salimos de la casa para entrar en la habitual camioneta, si los viajes siguen así nombrare la camioneta como Oscar, ya que estamos todos adentro yo comienzo la plática como es costumbre.

-Pienso dormir en todo el vuelo.-eso si va muy encerio.

-Estaba pensando en llenarte de preguntas por qué aún no se, ¿Porque vamos a México?.-Ya sabía que le faltaban muchas neuronas a Luca.

-Dejame explicarte, estamos en Oscar de camino al avión con destino a México para encontrarte pareja en un programa reconocido por hacer magia en el amor.-Luca me vio aún más confundido y Juan le soltó un sape.

-Tesoro,¿Quien es Oscar?- que falta de cultura.

-Le puse Oscar a la camioneta.-Y de verdad así se le va a quedar.

-¿Por qué ese nombre diablita?-Exagere mi reacción de ofensa de que no entendieron mi referencia.

-Lo nombre así por Oscar el espanta tiburones.-Todos me vieron con ternura como si de una niña se tratara, pero me volví a hundir en los brazos de Vladislav hasta que llegáramos al avión.

Todos nos acomodamos en los cómodos asientos, lo único anormal que note fue la pesada mirada de la asafata, cuando estaba a punto de acostarme en mi asiento para dormir plácidamente Pavel me cargo después se sentó en mi lugar y volvió a colocar el respaldo en su lugar.

ORGULLO O DEBILIDAD?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora