PRÓLOGO

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|El día que una verdad salió a la luz|



Itadori seguía a Nobara, la cual se encontraba mirando de forma sospechosa el colgante que llevaba su amigo de cabello singular.

Megumi un día llegó sin su chaqueta, debido a que su maestro Satoru decidió jugarle una broma, dejando al descubierto un colgante relicario de plata que llevaba los kanjis de la familia del albino.

Ambos pensaron que era un regalo de su maestro al estudiante de actitud sería, pero se sorprendieron cuando Gojo pareció mencionar sobre visitar a cierta persona en la casa principal del clan familiar.

¿Eso suponía que significaba que el azabache visitaba constantemente al clan del hechicero que los instruye?
No lo comprendieron, por ello, Nobara decidió convertirse en una detective ese día.

Su amiga fue capaz de conseguir la llave de la habitación del pelinegro, sin querer realmente saber cómo fue posible con ayuda de Maki, debido a que está igualmente estaba curiosa de porque tanto secretismo.

— Dudo que sea realmente una buena idea venir. —Itadori siguió a su amiga, la cual estaba introduciendo la llave para poder ingresar al espacio personal de la victima.— ¿Qué crees que nos hará si descubre que estuvimos husmeando en sus cosas?

— Te preocupas mucho, Itadori. —La joven sonrió al escuchar el sonido del seguro abierto, antes de deslizar la puerta con seguridad.— Panda e Inumaki están distrayéndolo.

El de cabellos rosáceos suspiro, pero no evito que ella ingresará, porque también sentía aquella curiosidad.

Las grandes ventanas llevaban una cortina de tono blanco, las cuales estaban abiertas dejando que el sol ingresará libremente al cuarto, la cama finamente tendida, además de la mesita de noche que contaba con un portarretratos como decoración.

Aquel lugar estaba tan organizado, que por un segundo cualquiera pensaría que estaba vacío y no ocupado por un estudiante.

El adolescente se acercó hasta el retrato, tomándolo con cuidado para luego abrir sus ojos sorprendido por la imagen que se resguardaba tras el cristal protector.
Una mujer, pero no cualquier mujer; la persona de esa foto tenía unos cabellos blancos, con una mirada de color azul oscuro y una piel que parecía misma porcelana gracias al lugar donde le tomaron aquella foto.

Quedó impresionado por la belleza singular de la mujer que portaba un yukata de flores de cerezo, decorado con un tocado de flor en su oreja izquierda, además de la sonrisa que se posaba en sus labios carnosos de color melocotón.

Pero despertó cuando Nobara le retiro el portarretrato, soltando una exclamación, además de un halago ante la mujer.

Ella parpadeo con un brillo en sus ojos, antes de mostrarle de nueva cuenta la foto. — ¿Está debe de ser... la novia de Megumi?

Solo pudo alzar los hombros, tratando de encontrar algo más en aquella habitación, pero sabía que sería imposible.

— Pero... ¿Cómo una chica tan hermosa como ella saldría con un amargado Megumi? —El murmullo de la pelimarron era de esperarse, porque conocían bien el comportamiento de su amigo.—

—¿La conocerá de hace mucho? —Se unió a las teorías de su amiga, Itadori realmente deseaba conocer la historia de porque esa foto estaba ahí.— Oh tal vez es alguna celebridad...

— Él no es como tú, Itadori.

— Solo decía...

Sin embargo, ambos se quedaron callados en el momento que la puerta se abrió, dejando ver a un pelinegro molesto, siendo seguido por su maestro, el cuál lucía una sonrisa fresca.

— ¿Qué hacen en mi habitación...? —Pregunto el adolescente de cabello puntiagudo, caminando a grandes pasos para quitarles el porta retratos, más le fue imposible.—

Nobara se lo lanzó a Itadori, quien lo atrapó en un brinco, poniéndolo tras su espalda mientras negaba con una sonrisa divertida.
La única mujer del grupo se puso en medio de ambos adolescentes, creando una barrera entre ambos.

—Las preguntas las haremos nosotros, querido Megumi.

El de cicatrices en las mejillas saco la fotografía en el momento que su amiga chasqueo los dedos, manteniendo ambos rostros serios.

— ¿Quién es está hermosa dama? ¿Tu novia? ¿Alguna celebridad extranjera?

El de mirada azulina rodó los ojos, cruzado de brazos, aunque luego puso un rostro frustrado cuando Gojo soltó un jadeo de sorpresa.

El mayor sonrió de forma contenta, tomando de los hombros al único de sus alumnos que actuaba de forma más sería en esa situación.
— ¡Me-gu-mi! ¿Por qué no me dijiste que tenías una foto de ella? —Dijo el albino, sacudiendo suavemente al azabache.— ¡No sabes lo feliz que se pondrá Mizuki al saber que te llevaste una foto de ella!

El mencionado suspiro de forma pesada, frotándose el puente de la nariz, antes solo negar con al cabeza. — Detente... Esto es vergonzoso.

— Debo ir a verla a la finca. —El de vendaje estaba casi brincando de la alegría, mientras hacía un baile extraño.— ¡Mi hermana tiene un hijo muy adorable!

Los dos adolescentes que ingresaron a la habitación a escondidas, solo pudieron mirarlos confundidos, se vieron las caras por unos segundos antes de que sus cerebros procesarán la información.

— Quieres decir...

El susodicho solo suspiro, tomando aquella fotografía que el pelirosa sostuvo durante su interrogación junto a la de cabellos marrones, dejándola sobre su mesa de noche. — Si, el "idiota de vendas", es mi tío sanguíneo.

Ambos adolescentes se quedaron boquiabiertos, antes de soltar un grito a la par. —¡¿Qué acabas de decir?!

El de mirada celeste se rio ante las expresiones de sus dos alumnos, antes de tomar del hombro a Megumi, sonriendo de forma calmada.

— Gojo Mizuki es mi dulce hermana... y la madre de Megumi.



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Publicado| 29 de diciembre, 2023.

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