Capítulo 3~

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El banco de madera era más duro de lo que esperaba. La sensación áspera bajo mis dedos me distraía ligeramente del torrente de emociones que bullía en mi pecho. Había logrado entrar a la Academia del Linaje Alado, el sueño que había perseguido toda mi vida, pero lo único que sentía era un nudo en el estómago.

La sala era imponente, como si cada columna y bandera estuvieran diseñadas para recordarnos lo pequeños que éramos en comparación con el legado de esta institución. Las banderas de los brazaletes colgaban en lo alto, ondeando suavemente aunque no había viento. El color púrpura, el que pertenecía al director, parecía dominar la estancia, pero no podía dejar de fijarme en la balanza dorada que coronaba su trono. La justicia, o tal vez el juicio. ¿De qué lado estoy yo?

El eco de los pasos aún resonaba desde el pasillo por el que habíamos entrado, y aunque el silencio reinaba en la sala, cada uno de nosotros era un pequeño huracán de pensamientos. A mi alrededor, los nuevos estudiantes se acomodaban en los bancos, con expresiones que iban desde la emoción hasta el puro terror.

—Los elegidos de cada rango os darán la bienvenida al edificio, con honorarios, normativas e información sobre las clases. Pero lo primero, anunciar la casa de cada alumno será lo primero. —da una pausa intensa mientras nos ojea a todos—Para ello, lo que haréis es sencillo. Queremos tres filas en total, cada fila es una casa diferente, como veis hay un representante de cada casa. ¿Alguna pregunta? —el silencio se hace espeso— menos mal, si no mi paciencia se hubiese acabado por hoy . Os quiero a todos de pie en línea.—dice el que parece ser el director— Por cierto, yo soy el director de esta academia —justo como suponía—mi nombre es Kairon.

Acto seguido se levanta, baja de su gran trono y se posiciona justo delante de todos los que somos nuevos.
Es tan alto e impotente. Debe medir casi dos metros, pero lo que más me emboba es su mirada tan afilada como su mandíbula.

—Tenéis 40 segundos para levantaros en orden. Si no todos seréis expulsados.

Mierda. Se me olvidó por completo, y al parecer a los demás también. Todos comienzan a ponerse nerviosos así que yo me planto enfrente de Kairon; marcando el principio de una fila. Al parecer varias personas se ponen justo detrás de mí.

—Bien. Procederé a leer vuestros nombres y vuestra casa.

Ahí va. El momento que tanto he ansiado desde que soy pequeña, el lugar que anhelaba: mi lugar.

—Max Tormen casa de los jinetes. Harry Willer con los hechiceros. Petrine Opemir casa de los curanderos. Shannon Lynch con los jinetes. Alice Bronson a la casa de Los jinetes. — dice mientras sigue con la larga lista de nombres—

Me quedo helada, no me muevo, no hablo, tan en shock que siento que veo todo nubloso.
¿Casa de los jinetes? Tiene que haber un error, y muy grande además.

—Hay un error. — digo alzando la voz —es imposible este resultado. —menciono mientras me acerco al director —

—En la academia Alado no hay errores y menos aún de este tipo... señorita¿...?

—Alice, Alice Bronson. Ni si quiera mencionan el criterio para llevar a cabo estos resultados  —digo mirándolo a los ojos—

Oh Dios. La cagué. Su expresión ha cambiado por completo. Antes parecía de mal humor, como si no quisiera estar aquí ni hacer esto, pero ahora lo que no quiere es verme, ni oírme a MÍ.

—Señorita Bronson, usted ha decidido entrar en esta academia, si no tiene un mínimo de confianza respecto a nuestros métodos de exámenes o resultados de los mismos, le invito a que se vaya de aquí, aún está a tiempo. Si no, por favor proceda a ir con su respectiva casa. En silencio.

Entre el cielo y el legadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora