La noche había caído, envolviendo la academia en un silencio inquietante. Las antorchas en los pasillos apenas iluminaban mi camino mientras cruzaba el arco de piedra que separaba el campus de los jardines exteriores. Las palabras de la voz seguían resonando en mi mente: "Si buscas la Luminaria con un corazón dividido, no te permitirá tomarla."
Mi mochila descansaba sobre un hombro, llena de pergaminos, un libro sobre plantas curativas, y un pequeño frasco de elixir luminoso para guiarme en la oscuridad. Sabía que aventurarme al bosque estaba prohibido, especialmente de noche, pero la idea de esperar hasta el amanecer era insoportable. Si la Luminaria Nocturna realmente florecía bajo la luna llena, debía actuar ahora.
Las hojas crujieron bajo mis botas mientras me adentraba en el sendero que serpenteaba hacia el bosque. A medida que avanzaba, el aire se volvía más denso y frío, como si la naturaleza misma me advirtiera que no debía seguir. Miré hacia atrás, viendo cómo las luces de la academia se desvanecían a la distancia. Ya no había vuelta atrás.
Cuando finalmente alcancé el borde del bosque, el paisaje cambió drásticamente. Los árboles eran altos y retorcidos, con ramas que se extendían como garras hacia el cielo. La luna llena bañaba el lugar con un brillo pálido, creando sombras que parecían moverse por voluntad propia. Respiré profundamente y saqué el frasco de elixir luminoso. Lo agité suavemente, y una luz tenue se extendió, dándome algo de consuelo en medio de la penumbra.
Avancé con cuidado, estudiando cada rincón en busca de la flor. Mi atención estaba tan centrada en el suelo que no noté la presencia hasta que fue demasiado tarde.
Un crujido a mi izquierda me hizo detenerme en seco. Mi corazón comenzó a latir con fuerza mientras giraba lentamente hacia el sonido. No veía nada, pero sentía una mirada fija sobre mí. Tragué saliva y avancé un paso, luego otro, intentando ignorar el instinto que me decía que retrocediera.
—¿Quién está ahí? —pregunté, mi voz apenas un susurro.
La respuesta fue un gruñido bajo, gutural. Un par de ojos amarillos brillaron en la oscuridad, y una criatura emergió de entre las sombras. Era un lobo, pero no como los que había visto antes. Este era mucho más grande, con colmillos que relucían bajo la luz de la luna y un pelaje negro como la noche. Su mirada no mostraba rabia, sino una inteligencia que me heló la sangre.
Retrocedí lentamente, intentando no hacer movimientos bruscos. El lobo no avanzó, pero tampoco apartó la mirada. Estaba evaluándome, como si pudiera leer mis intenciones. Recordé las palabras del libro: "Las criaturas mágicas responden a la pureza del corazón."
Respiré hondo y decidí probar algo que parecía una locura. Me agaché lentamente y extendí una mano hacia el suelo, recogiendo un puñado de hojas. Las sostuve frente a mí, intentando transmitir calma.
—No estoy aquí para hacer daño —dije, con la voz más firme que pude reunir—. Solo busco la Luminaria Nocturna.
El lobo inclinó la cabeza, como si estuviera considerando mis palabras. Después de unos segundos eternos, se giró y comenzó a caminar lentamente hacia el interior del bosque. Me quedé inmóvil, intentando decidir si debía seguirlo o no. Finalmente, mi instinto me ganó, y di un paso tras él.
El lobo me guió a través de senderos que apenas podía distinguir. El bosque parecía más oscuro y cerrado a cada paso, pero el animal avanzaba con confianza, como si conociera cada rincón. Finalmente, llegamos a un claro iluminado por la luz plateada de la luna. En el centro, rodeada por un círculo de piedras cubiertas de musgo, estaba la Luminaria Nocturna.
La flor era aún más hermosa de lo que imaginaba. Sus pétalos brillaban con un resplandor etéreo, como si contuvieran la luz de la luna misma. Me acerqué lentamente, sintiendo un calor reconfortante a medida que me aproximaba. Pero justo cuando estaba a punto de extender la mano para tocarla, la voz volvió.
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Entre el cielo y el legado
FantasyAlice, 19 años, casi curandera, amante de los animales y de la historia. Hija única pero muy mimada por sus padres Jake y Hada. Acaba de recibir su carta de admisión en la Academia del linaje Alado, donde deberá presentarse a tres pruebas para conoc...