☀︎︎Hated☀︎︎ (Usarg)

8.- "... De alguna manera te encuentro"

El celular sonando a mitad del silencio venía con la misma cantidad de esperanzas como de mal augurio.
Por un lado se balanceaba la posibilidad de su hermano al fin apareciendo para disculparse... después de todo, era la primera vez que él pasaba tanto tiempo afuera de casa y Canadá debería empezar a preocuparse por su ausencia... ¿No?
Por el otro lado... podría ser cualquier otra persona, cualquier otra molestia, cualquier otro idiota llenándole el celular de una esperanza tonta solo para preguntarle algo sobre el trabajo.
Se imaginaba que fuera alguien de su gobierno, o algun país queriendo una reunión o quién sabe qué.
Una tontería.

Siempre lo llamaban para tonterías, porque creían que él era tonto.
O inutil, mas bien...
Creían que su opinión no tenía uso, por eso solo le pedían consejo en los temas menos importantes, para hacerlo sentir un poquito incluido.

Pero aún así... casi cualquier cosa era mejor que nada.
Quería escuchar a humanos suplicandole que volviera, que había alguna rueda de prensa tonta y que lo necesitaban.
Quería que lo necesitaran.
Por favor que alguien lo necesitara.

Así que levantó el celular y...
...
Su cuerpo no pudo congelarse más rápido. Apretaba los dientes con tanta fuerza que sabía que le dolería la madíbula el resto del día. Entre sus intestinos y su piel habían estalactitas abriendose paso entre sus músculos junto a otro escalofrío.

"United Kindom" decía en la pantalla.

Ese nombre se alzaba sobre él como una tormenta invernal, ponía su mundo entero en la oscuridad de nubes listas para enterrarlo para siempre bajo una nieve que quería reemplazar sus interiores.
Y cada vez que vibraba la tormenta empeoraba y su paralisis en consequencia.
Cada segundo que tardaba en tomar una desición más dificil se le hacía... no sabía si dejarlo sonar hasta que ese hombre se cansara, si colgar directamente para dejar en claro que no quería saber nada de él, o si lanzar el celular por la ventana.

Se tiró a la cama, dejando el celular en la mesita de luz junto a ella, tapándose los oídos con la sábana, tan fina que no lograba bloquear el sonido en lo absoluto... Le hubiera gustado colgar la llamada, pero eso podría darle mala fama, mostrar que no le importaba el trabajo ni el estatus de otros países sobre él.
Por eso mismo tampoco podía bloquear su número por más que quisiera, por el trabajo, por su estatus de potencia, porque un país tan grande e importante no podía tener dramas tontos que afectaran su trabajo y perspectiva social.

La llamada se cortó al fin.
Y pudo ser libre por un rato, unos míseros segundos donde no existía y nadie se concentraba en él...
...
Hasta que le celular volvió a sonar.

Otra vez lo dejó sonar mientras se mordía el labio tratando que el dolor fuera distracción suficiente.
¿Por qué ese idiota no se rendía de una vez? ¿Por qué seguía insistiendo con hablar?
De todas las personas del mundo, de todos los países, era él a quien nunca quería volver a ver.

Solo saber que estaba ahí, conciente de su existencia, hacía que su sangre se helara.
Se sentía otra vez como... ese niño.
El niño que alguna vez fue, la colonia que estuvo bajo el poder inglés.
El frío del invierno cayendo sobre él, junto a sus súplicas.

Las súplicas...

Ni siquiera estaba muy seguro en qué momento el celular dejó de sonar, solo sabía que el sol empezaba a ocultarse y la temperatura bajaba junto a la noche.
Estaba cansado... ya no le importaba que tanto le gritaran, quería bloquear ese número para siempre.