-¿Donde estoy?, dije con cansancio, tenía la vista borrosa.
Me dí cuenta de que estaba amarrada de tobillos y muñecas, ví a un hombre que por lo que pude distinguir debería de tener unos 20 años, de estatura alto, delgado y musculoso, él estaba de espalda preparando algo, no sé qué, y yo estaba ahí, toda amarrada, no entendía nada.
-¿¡Qué hago aquí!?, ¡Ayuda!, ¡Porfavor!, ¡Sácame de aquí!.
El tipo lentamente se dió la vuelta y casi me da un jodido infarto, El chico era muy guapo, musculoso, delgado, alto y tenía unos ojazos enormes y verdes que le combinaban perfecto con sus labios gruesos, la nariz perfecta y su cabello color castaño. Me dió un vaso que traía un líquido color amarillo.
-¿Qué es?.
-Jugo.
Le aventé el jugo por la cara y patalié, moví mis muñecas, las abrí, pero no había caso.
Narra Susan:-Ésta y ésta, porfavor.- Ugh, que hermosas remeras.
Salí con mi bolsa y busqué a Marie.
-Marie, amiga, oye, ¿dónde estás tonta?, Marie, no me asustes, ¿está bien?, Amiga, ¡¿AMIGA?!.
Dios mio, los audífonos de Marie estaban tirados en el suelo junto a su móvil, lo cogí y marqué a la madre de Marie, Dios, yo ya estaba temblando y sollozando.
-¿Señora Ariadne?, Discúlpeme por la hora, ¿Marie está en su casa?.
-No está aquí, Susan, yo sabía que tú y Marie andaban de compras en el centro comercial.
-Sí, lo que pasa es que fuí a una tienda a comprar unas remeras y Marie quedó afuera de la tienda, resulta que luego salí de la tienda y Marie no estaba, entonces encontré sus audífonos y su celular tirados en el lugar que estaba Marie.-Cuando terminé de decirlo me largué a llorar pero silenciosamente.
-¿¡QUÉ!?.-escuché la agitada respiración de la madre de Marie.
-No sé en donde estará, señora, hay que buscarla.
-No puede ser, mi hija, mi Marie.-dicho esto, se puso a llorar desenfrenadamente.
-Tranquila, voy para allá.
Narra Marie:
-Porfavor, suéltame, te lo suplico.-¿Tu nombre?.
-¿¡Y ENCIMA ME PREGUNTAS MI NOMBRE?, ¿¡ACASO PIENSAS QUE TE LO DIRÉ?, ¡JA!, SUEÑA.
-¿Tu nombre?.-me dijo limpiando su cara con una toalla.
-No.
-¿No?, bonito nombre.
-¡Puto de mierda!, ¿y quién eres tú?, déjame libre, enfermo, psicópata.
El tipo sonrió.
-John, mucho gusto.-me alzó la mano y yo se la escupí.
Volvió a sonreír, cogió la toalla y se limpió la mano.
-Eres agresiva ¿ah?.
-¿Por qué me secuestraste, mierda?
Se rie.
-Eres bonita.-acarició mi rostro.
-No puedo decir lo mismo.-dije mintiendo y moviendo el rostro para que dejara de tocarme.
-¡Déjame!.-grité
"John" se fué de la habitación no importando lo que yo decía.
-¡Grita lo que quieras!.-dijo desde lejos.-!Nadie te escuchará!.
A pesar de lo que dijo seguí gritando pero solo mi eco se escuchaba en el cuarto.
Narra Susan:
-¿Pero por qué la dejaste sola?.-La madre de Marie me hacía sentir terriblemente culpable.
-Lo siento.
-¡Mi Marie!.-gritó con voz de desgarro haciendo que me dolieran los oídos.
De la puerta apareció Rossie.
-Mami, ¿Qué paso con mi hermana?
-Nada hija, vete a tu cuarto.-Dijo la madre de Marie tratando de ocultar sus lágrimas.
La pequeña Rossie me miró con cara preocupada, al irse, la señora Ariadne se largó a llorar en mi hombro.
-Tranquila, la encontraremos.
-¿Pero como vamos a saber donde está?.-dijo con desespero moviendo mi brazo con sus manos.
Me rasqué la nuca y me puse a llorar en silencio.
Narra Marie:-¿Quieres Pizza?, está deliciosa.-dijo el tipo comiendo un trozo de pizza, muy despreocupado.
-¿Para qué me secuestraste?, ¿Con qué objetivo lo hiciste, desgraciado?.
-¿Vas a quierer o no?.
-¡No quiero comer de tú estúpida pizza!.
-Está bien, mejor para mi, así como más.
Cerré los ojos y una lagrimita se escapó.
Luego lloré mucho más fuerte gritando y rogándole a John que me dejara ir.
-¿Qué quieres de mi?.-dije desesperada.
-¿Qué voy a quierer yo de tí?.
-Al menos deja que mis tobillos y mis muñecas descansen un momento.-dije planeando escaparme.
-Bueno.-Al decir eso una felicidad recorrió mi cuerpo, ¿es que me dejaría ir?
Desató rápidamente mis muñecas y luego mis tobillos, me quedé un momento sin expresión ni movimiento, ya que sentía que por fín la sangre circulaba por mi cuerpo , cerré mis ojos, me levanté muy rápido y corrí como nunca antes, miré hacia atrás y ví que John me miraba con sus intensos ojos verdes mientras sonreía y seguía comiendo pizza, aproveché eso para seguir corriendo pero no había ninguna jodida vía de escape, o quizá una puerta, o algo, me senté en el suelo y lloré mucho, extrañaba a mi madre y a mi hermana, me sentía muy arrepentida de haber dejado a Susan comprarse esas remeras, ya que gracias a eso estaba secuestrada.
ESTÁS LEYENDO
Secuestrada
RomanceMarie es una chica de dieciséis años, ella vive con su madre y su pequeña hermana de cinco años, Rossie. Su vida es bastante normal hasta que un día a Marie la secuestran lo que hará que su vida cambie completamente...