Justo en ese momento colgó el teléfono y lo tiro al suelo.
Eran los mismos hombres encapuchados del parque, pero ahora con la luz podía verlos mucho mejor... eran altos y fuertes... vestían con camisetas y pantalones negros, al llevar el pasamontañas solo se les veían los ojos, pero sus ojos no transmitían nada bueno...nada.
-Pero bueno...si es la pequeña Carolina... Que descortés he sido todo este tiempo, me llamo Jake, y estos son mis dos ayudantes, Pil y Roy...- Dijo con voz áspera.
-¿Qué queréis de mí?
-Ya lo sabes...tienes algo que me pertenece y lo quiero ahora...será mejor que me los des porque si no... Creo que alguien va a desaparecer de este mundo.-Rieron sus ayudantes por detrás de el-.
-¿El qué? Yo no te e quitado nada que a ti te pertenezca.
-Shhh...-Me interrumpió poniéndome su dedo en mi boca para que me callase.- Yo no he dicho que me hallas quitado algo.
En ese mismo instante saco una pistola de su cinturón. No estaba tembloroso, sabía lo que hacía... tenía su mirada fijamente en la mia, desafiante.
-Tres, dos, uno...
Lo único que se me ocurrió hacer en ese momento fue ponerme las manos en la cara, no quería ver lo que iba a pasar, me iba a matar y no podía hacer nada para remediarlo, por mucho que intentase defenderme o escapar, estaba en minoría, ellos eran tres he iban armados, yo estaba sola e indefensa.
De pronto una luz salió de mi marca iluminando así mi cara, acto seguido un gran rallo salió de la estrella haciendo desaparecer a Jake, a Pil y a Roy...
Minutos más tarde tocaron en mi puerta de casa, salí corriendo como una niña pequeña hacia la entrada, solo pensaba en que fuese David, y para mi fortuna, era él.
Nada más abrir la puerta fue hacia mi cuarto.
-¿Dónde están? No creo que se hayan ido así sin más sin haberte herido.-Dijo David preocupado.
Me quede sin habla un momento, no sabía que responderle, si le contaba que los había hecho desapareces me iba a tomar por una loca...tenía demasiados pensamientos en mi cabeza, demasiada información al mismo tiempo, hasta que cerré los ojos y no supe que paso después.
A la mañana siguiente desperté en mi cama...aún seguía recordando todo lo que paso ayer. Eso nunca se me iba a olvidar. Levante un poco la mirada y vi a David sentado en mi silla de estudio...mirándome. Como si me controlara.
-Hola...-Dije para romper el silencio.
-¿Qué recuerdas de ayer?-Me miró serio.
-Todo.
-¿Todo?
-Si...ahí algunas cosas que las tengo un poco borrosas pero la gran mayoría me acuerdo.
David se levantó de la silla y se acercó hasta mi cama, y me miró fijamente a los ojos... con seriedad... ¿Tan importante era para él todo lo que pasó ayer?
-Caro, necesito, por favor, que me cuentes todo de lo que te acuerdes...y me tienes que decir la verdad, y nada de exagerar las cosas, no las tergiverses, aver, ¿Cómo se fueron Jake y los otros dos?
-Mi mano...no sé lo que hice, ni como pasó...
-Esto no pinta nada bien.
Pasé casi toda la mañana hablando con el sobre lo de anoche...lo veía preocupado, lo veía demasiado serio, estaba manteniendo la primera conversación seria con él.
-Tienes demasiado poder del que creía, y eso es malo, nadie nunca antes ha conseguido salir sin un rasguño de Jake...y tú lo has conseguido sin ningún esfuerzo. Estamos a sábado, y te tocan prácticas, así que mañana no vallas porque vas a estar ocupada, tengo que llevarte a un sitio.
-¿A dónde?
Sin haberme dado cuente era mi hora de irme al hospital. A medida que iba caminando dudaba sobre entrar o no entrar, lo único que me animaba es que solo me quedaban dos días y se acababa toda esta tontería y podría seguir con mis estudios universitarios.
Subí por el ascensor hasta la planta que me tocaba.
Llegué a la habitación y entre sin llamar.
Vi como siempre a Pedro tumbado en la camilla sonriente al verme...hasta que se puso serio...y la habitación fue inundada por el silencio. Quise romper el silencio, pero no pude, si alguien tenía que decir algo era el por haberme metido en este lio.
-Necesito hablar contigo-Dijo rompiendo el silencio. Ven acércate.
Cada vez que daba un paso me arrepentía más de lo que estaba haciendo, no quería saber lo que me tenía que contar... pero por otro lado, sabía que a su lado no me iba a pasar nada, era como si me protegiese.
-No sé si te va a gustar, pero es muy importante, y me tienes que guardar el secreto... ¿Vale?
-Eso haré.
-No estoy enfermo... Es más nunca podría estarlo.
-Espera... ¿Qué?