ABISMO ㅤ ✿ ㅤ winrina.

CAP. 09

Tuve que dejar correr el agua de la ducha un buen rato para que el olor a basura desapareciese de mi cuerpo. Aun después de haberlo conseguido, mantuve el grifo abierto un tiempo más y disfruté de aquella cálida y placentera sensación. A pesar de la elevada temperatura con la que caía el agua, me costó entrar en calor. Era como si el frio se hubiese adherido a mis huesos y ahora se resistiera a abandonarlos.

Jimin dijo que me esperaria en el cuarto de Giselle. Dado que durante el viaje le conté por qué habia decidido ir a la universidad, me pidió permiso para echar un vistazo a la computadora de mi hermana. Dudé si lo hacia porque quería convencerse de que mi historia era real, o para demostrarme que estaba equivocada.

Al salir de la ducha, me sequé frente al espejo del botiquín. Fue dificil reconocer a la joven que se reflejaba en él. Hacia mucho que no le prestaba atención a mi cuerpo y no había notado qué tan rápido cambiaba.

―Ya no eres una niña ―comentó Wendy, mientras me acariciaba el cabello. Lo tenía tan largo que llegaba casi hasta la cintura.

-Lo sé, Wen, lo sé.

―¿Quieres que te peine?

Sonreí sin responderle. La pregunta me recordó a mi padre: cuando era pequeña, mientras yo me peinaba antes de acostarme, él siempre aprovechaba para leerme un libro.

"Hasta que termines de cepillarte ―decía―. Después, enseguida a la cama". A lo que demoraba cada día más. No quería que se fuera hasta que acabara la historia. Pasaba el peine muy despacio y fingía que se atascaba, como si el cabello estuviese enredado. Me gustaba pensar que lo engañaba, y a él le encantaba seguirme el juego: "Eso te pasa por tener el pelo tan largo, mi amor. Mañana voy a pedir hora en la peluquería para que te lo corten bien corto, como el de tu hermana". Sonaba muy serio, pero en el fondo, sabía que bromeaba.

―Lo extrañas mucho, ¿no es así, mi pequeña? ―la voz de Wendy me devolvió a la imagen del espejo. Tenía razón; lo extrañaba. Lamentablemente, a diferencia de mi hermana, no podía hacer nada para recuperarlo.

Ni bien terminé de vestirme regresé al dormitorio de Gigi. Jimin tecleaba rápido. Estaba concentrada en la pantalla, donde una serie de letras y números aparecian y desaparecían de prisa. Me acerqué por detrás y contemplé el monitor en silencio. No entendía nada de lo que leia. Sin embargo, ella los miraba como si no quisiera que se le escapara ninguno, como si de esos garabatos fuera a obtener la clave para resolver un gran acertijo. Y así era.

―¡Bingo! ―dijo de improviso, luego de ver que aparecieron varios números, separados por puntos: 186.50.109.193. ―¿Qué es eso?

La pregunta la sobresaltó. Estaba tan atenta a lo que hacia que no se había percatado de mi presencia.

―Una dirección IP ―respondió, pero como notó que no la comprendi, aclaró―: Es el lugar en la red desde la que el usuario LLDT-4 se conectó por última vez al Facebook. Con un poco de suerte podríamos obtener la calle y el número de puerta que le corresponde.

―¿La de Nakko?

―Suponiendo que fue ella quien se comunicó contigo, sí.

Sacó del bolsillo del pantalón la misma libreta que habia utilizado en la mañana y anotó el número.

―Por lo visto, la súper poli se decidió a tomarte en serio ―apuntó Seulgi.

―Asi parece ―respondi.

―¿Qué es lo que parece, Minjeong?
Levantó la vista del papel y me miró.

―Que ahora me crees.