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En el rincón de la fiesta de Año Nuevo, me dejé caer suavemente en el sofá, acompañada por uno de mis sobrinos más pequeños, dormido y arropado por la chaqueta de su madre, mi hermana. De repente, sentí un peso a mi lado, y al girar, descubrí a mi padre, quien se había sentado junto a mí.
—El niño debe de estar cansado— señaló hacia mi sobrino, su nieto, y añadió: —Xochitl lo mantuvo entretenido toda la noche—
Una risa ligera escapó de mis labios mientras recordaba la complicidad entre Xochitl, mi novia, y el pequeño durante la celebración.
—Tal vez sea buena madre— dijo mi padre, como si divagara en pensamientos.
Lo miré sorprendida, preguntándome qué quería expresar con esas palabras. ¿Aprobaba a Xochitl?
Era la noche de Año Nuevo, y mi familia había decidido celebrarla en mi hogar, presentando a mi novia, con quien llevaba algunos meses, a todos. Mis nervios estaban a flor de piel, pues Xochitl iba a conocer a mi familia, una familia que siempre había sido crítica con mis elecciones amorosas y que insistía en que ya era hora de asentar cabeza y formar una familia, como habían hecho mis otras dos hermanas.
Cada Navidad o Año Nuevo, al llegar con una nueva pareja, significaba el final inminente esa relación, ya que mi familia tenía la habilidad de ahuyentar a mis parejas.
No les molestaba que me gustaran las chicas, el problema siempre eran sus personalidades o sus empleos, buscaban a la chica perfecta en todo los sentidos.
Y por lo que veía y escuchaba parecía que Xochitl era esa perfección que tanto buscaban para mi.
—¿No tienes nada que criticar?— le pregunté a mi padre, aún sorprendida.
Negó con la cabeza.
—No, por ahora no— dijo dando un último sorbo a su cerveza. —Parece ser una buena chica, tiene un trabajo estable, es divertida pero no infantil, será una buena madre, al igual que tú, aunque los procesos de adopción son largos, pero...—
—¡Ya, papá!— lo interrumpí, conteniendo la risa. —Apenas llevamos unos meses, y ya estás pensando en niños.—
—Solo estoy proyectando el futuro— se defendió. —Pero en serio, Xochitl es una buena persona, y sobre todo, se ve que está muy enamorada de ti—
—¿Tú dices?— pregunté con incredulidad.
—¡Claro, hija!— contestó animado. —Reconozco esa mirada de amor en otros, yo mismo la tuve.—
Sonreí un poco y miré a Xochitl, quien hablaba animadamente con mis hermanas. Era la primera vez que no las veía juzgar a mi pareja con la mirada y susurrarse entre ellas; en cambio, le prestaban atención a Xochitl y reían juntas.
Me acomodé en el sofá con una sonrisa, escuchando la risa de mi novia, una risa que reconocería en cualquier momento y lugar. Creo que todo había salido bien esa noche.
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Eran casi las seis de la mañana y mi familia apenas se había ido. Estaba dispuesta a recoger la purpurina que habían dejado en el suelo por la fiesta, pero Xochitl me tomó de la cintura y me aferró a ella.
—Todo salió perfecto— me dijo mientras besaba mis mejillas. —Tu familia no son unos locos como me los pintaste—
—Crece con ellos y me entenderás a qué me refiero— sonreí mientras la besaba en los labios. —Te amaron... eres perfecta—
—Lo sé, cariño— me respondió con una sonrisa burlona.
Estaba por contestarle, pero ella tomó mi mano y nos guió a la habitación.
—Xochitl, tengo que limpiar la casa— le dije cuando me dejó caer suavemente en la cama.
—Podemos hacerlo mañana, tenemos todo el día— me respondió mientras acariciaba mis manos.
La miré a los ojos y en ese momento creí reconocer esa mirada de amor de la que hablaba mi padre. Sus ojos tenían un leve destello y, aunque se veían cansados, estaban felices.
—Te amo— solté sin pensarlo.
Ella correspondió mi mirada y, por un momento, temí que no me respondiera, pero sus ojos se iluminaron aún más antes de responder:
—Yo también te amo— dijo antes de besarme y acariciar mi mejilla.
En esa intimidad de nuestro cuarto, el miedo se apoderó de mí, temiendo perderla. Me aferré a ella, a sus besos y a su cuerpo. Deseé que ninguna leyera la última página de nuestro amor, deseé que esa última página jamás existiera.
En el beso, apreté la mano de Xochitl tres veces, un código silencioso que revelaba la seguridad y el entendimiento entre nosotras. Cuando ella me abrazó para profundizar el beso, supe que si nuestro camino era largo y con obstáculos, el simple hecho de estar en sus brazos me ayudaría a enfrentarlo.
En ese Año Nuevo, tomamos los recuerdos que habíamos construido juntas en esos pocos meses para construir un álbum lleno de momentos compartidos. Juramos no convertirnos nunca en extrañas cuyas risas podríamos reconocer a la distancia; nos prometimos la una a la otra la eternidad.
En ese Año Nuevo, mi único deseo fue ella y sus labios contra los míos.
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★・・・★・・・★・・・★・・・★・ Holaa, estoy de regreso 💕✨️.
Feliz año 2024 😭, tenía ganas de hacer un one shot corto pero tierno, y decidíbasarme en la canción de Tay, "New Year’s Day". Espero que les guste <3.
