67. EL CAFE SE ENFRÍA

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Mañana el café se enfría, en la taza queda frío dolor,
sus vapores danzan en la penumbra gris.
Mañana puede ser tarde, susurra el reloj con desamor,
en la quietud del amanecer, donde el alma se desliza.

La calidez se desvanece, como un sueño efímero,
y el café, testigo mudo, cuenta la historia sombría.
Mañana el café se enfría, es un presagio funesto,
en la taza queda la amargura de la melancolía.

El tiempo, implacable, roba el calor del presente,
y el aroma del café se desvanece en la distancia.
Mañana puede ser tarde, un lamento latente,
en la taza vacía, la tristeza se anida con insistencia.

No posterguemos el encuentro con la realidad fría,
que el café sea el eco de los días que se desvanecen.
Mañana el café se enfría, como un adiós en melodía,
y la tristeza se cuela en cada sorbo que perece.

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EL POEMARIO: soyfacuhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora