Capítulo 9

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Ha pasado una semana para ser exacta, la relación con Gaara pinta de maravilla, entre nosotros hay una química increíble, nos entendemos muy bien y eso me alegra mucho. El es un hombre encantador, es muy atento conmigo, cada día me gusta más.

Hoy he decido darle una sorpresa, voy de camino a su oficina a llevarle el almuerzo. El calor en la aldea es agradable, en el camino me encuentro con un puesto de dangos, desconozco si le gustan, pero decido llevar unos para él y unos para mi.

Cuando doy la vuelta para llegar a su oficina, siento una mirada penetrante sobre mí, un escalofrio recorre mi cuerpo y todos mis sentidos se ponen alerta, lentamente me doy la vuelta para ver de quién se trata, pero no observo nada, no hay nadie.

Apresuro mis pasos y finalmente llego, saludo a los guardias con una amable sonrisa, y pasó para adentrarme al lugar. Noto que está vacío el escritorio donde se supone debe de estar Matsuri, ella es la secretaria de Gaara.

No le tomó mucha importancia, tocó la puerta y giro la perilla, me adentro lentamente pero la escena frente a mi me deja impresionada, sin querer dejo caer la comida y ellos se dan cuenta de mi presencia.

Me siento molesta por lo que acabo de presenciar, así que entro a pasó seguro y cierro la puerta, tomó a Matsuri de su blusa y la jalo para que se separe de Gaara, quien tiene una expresión seria en su rostro, mientras que ella sonríe descaradamente.

-¿Y bien?, ¿me vas a explicar que es esto?

Preguntó, mi voz denota lo muy enojada que estoy, él suelta un suspiro y cuando esta a punto de hablar, Matsuri habla.

-¿Qué más explicaciones quieres?, ya lo has vito todo, él me ama a mí, tú solo eres un error. ¡SOLO ME AMA A MI, ES MIO!

De pronto Matsuri parece perder la compostura y se lanza a mi, ambas caemos en el suelo, ella encima mío, mientras trata de pegarme pero la detengo al sujetar sus manos, puedo observar su rostro rojo y deformado por la furia. Gaara se queda en shock pero rápidamente toma a la chica desquiciada de los hombros y la aleja de mí. El pelirrojo tiene una mirada de muerte, su rostro está sumamente serio.

-¿Que estupideces estas diciendo Matsuri?, ¿yo amarte?, no te equivoques, yo nunca podría amar a alguien como tú, no me interesas hoy  y no me intedesaras nunca. Lo que hoy has echo es considerado traición, sabes que estoy prometido y has actuado como una chiquilla, eres una insensata. No quiero verte nunca más, le has faltado el respeto a la aldea, a mí, pero sobretodo, a mi prometida y eso es algo que nunca podré perdonarte.

Yo solo observo a Matsuri, quien llora amargamente mientras escucha atentamente las palabras de Gaara, su voz es fría y insensible.

-Lárgate de una vez.

La castaña se levanta y me mira con mucho odio, rápidamente saca un kunai y se abalanza sobre mí, pero soy más ágil que ella y esquivo su ataque, alzó mi puño y le doy de lleno en el estómago, ella sale proyectada y termina en la calle, no he medido mi fuerza y he roto la pared.

Gaara me observa asombrado por unos minutos y luego sonríe, los guardias abren la puerta y observando la escena atónitos, sin comprender lo que ha pasado.

-Llevenla a las celdas, se quedará encerrada ahí hasta que decida que hacer.

La voz de Gaara saca de su asombro a los guardias e inmediatamente hacen caso. Ambos observamos como los guardias llevan el cuerpo inconsciente de Matsuri. Cuando han salido, Gaara se acerca a mí y me toma del mentón con su mano, su mirada es penetrante, parece que desnudarte, pero me acuerdo de lo que he visto y quitó su mano de mi rostro.

-No me toques, no hasta saber que ha pasado, ¿porque ella estaba encima de ti?-suelto con enfado.

-Mi pequeño cerezo, no debes de desconfiar de mí, lo que has visto ha sido un error, ella se ha insinuado, cuando estaba a punto de alejarla tú has aparecido.

El explica con tanta calma que toda la ira que sentía parece drenarse de mi cuerpo. Vuelve a tomar mi mentón y sus ojos se posan en los míos, estamos a escasos centímetros, puedo sentir nuestros alientos mezclarse.

-No tienes idea de lo mucho que me gustas, de lo mucho que te quiero-

Su voz profunda hace que la piel se me ponga de gallina, siento mi corazón martillar con fuerza.

-Dime mi cerezo, ¿Quieres que la mande a ejecutar?, ¿que castigo le quieres dar?- habla mientras pasa su mano por mi cintura. Honestamente no logro pensar con claridad, lo único que deseo en estos momentos es un beso suyo.

Con mis manos agarró su camisa y me pongo de puntitas para plantarle un beso en los labios. Es lento y suave, nuestros labios parecen encajar a la perfección, hechos a la medida.




T R A D I C I Ó N. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora