P R O L O G O.

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Hace mucho tiempo, entre las aldeas hermanas, celebraban un tratado de paz. Para que dicho tratado durara, se realizaba la unión de dos personas de alto estatus, y con ello vendría una  alianza poderosa que traería beneficios  las dos aldeas, haciendo que estas se conviertan en aldeas  fuertes y ricas.

Esta es la historia, de como yo, Sakura Haruno, me convertí en la esposa del kazekage.

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Aldea de la Arena-9:00 a.m.

El ambiente en el que se encontraban era tenso, la discusión por quien seria la esposa correcta para el gobernante de su aldea era algo que les preocupaba, tenían tantas ofertas de pequeñas y grandes aldeas. Sin embargo, necesitaban a una persona que fuera capaz de cuidar del kazekage.

El líder de su aldea, un joven apuesto y  tan reservado.

Un líder lastimado por su propia gente.

-¿Que les parece esta chica?, leí su ficha y al parecer ella cumple con lo que buscamos, es un ninja medico, discípula de la gran Lady Tsunade, la actual Hokage de la aldea escondida entre las hojas, además su maestro fue Kakashi, el ninja que copia.

-¿La chica de la hoja?, ella posee una fuerza monstruosa y unas increíbles habilidades con el ninjutso medico, demostró ser muy fuerte durante la guerra, además de ser una buena estratega.

-Ella cumple con los requisitos, además su aldea proporciona buenos recursos y si nos unimos con la hoja, nos traería muchos beneficios. Estoy de acuerdo.

-Yo igual estoy de acuerdo.

-Yo también.

-Entonces esta decidido, esta mujer será la esposa del kazekage- sentencio el hombre mayor- Yukata, manda un comunicado a la aldea de la hoja, los demás ya pueden retirarse.

Una rubia salió de la agobiante reunión junto con un chico castaño y se encaminaron hacia su casa, estarían muy ocupados estas semanas.

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Aldea de la hoja, 10:00 p.m.

El cielo nocturno siempre fue un hermoso espectáculo que muy pocas personas podían apreciar, el brillo de la luna llena iluminaba la pila de documentos que se encontraba en su escritorio, soltó un suspiro nostálgico y dio un sorbo a su sake, la única bebida que lograba aliviar el dolor que sentía. A pesar de que el tiempo ya había pasado, el vivo recuerdo de la sonrisa de su amado Jiraya seguía quemando su pecho.

Con la mano que le quedaba libre, agarró la carta que la aldea de la arena le había mandado, leyendo de nuevo las palabras que se encontraban escritas, tratando de asimilar cada escritura que se encontraba en ese estúpido papel.

"Una guerra puede desatarse en caso de rechazar nuestra propuesta, conoce las reglas, y lo que menos queremos es una guerra, después de todo, usted no sería capaz de arriesgar la vida de sus aldeanos. Esperamos ansiosos su respuesta, Lady Hokague."

Dirigió sus manos a su cabellera rubia en seña de frustración, no podía negarse y eso lo sabía de sobra. Observó la luna en busca de refugio para su corazón tan frágil, a pesar de ser una de las mujeres más fuertes de las cinco naciones, ella poseía un corazón que se rompía tan fácilmente como el vidrio.

Con su mano derecha agarró la botella de sake y procedió a destaparla, bebiendo de aquel licor amargo que quemaba su garganta, mientras que las lagrimas empezaban a salir de sus bellos ojos.

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2 de Agosto, 7:00 a.m.

-Lady Tsunade, es hora de que se bañe-

Con pereza, la mencionada fue abriendo sus ojos, tratando de que estos se fueran acostumbrando a la luz del sol que entraba por la ventana, llevó su mano a la cabeza, el dolor que sentía en esos momentos era insoportable para ella.

-Oh Lady Tsunade, ¿estuvo bebiendo anoche?- soltó con molestia la de cabellera negra, frunció su ceño en modo de desagrado al ver como su maestra se encontraba con la ropa alborotada y el cabello hecho un desastre.

-Cállate Shizune, es muy temprano para estar reclamando- respondió de mala gana la rubia- prepara el baño por favor y que alguien me traiga un café amargo para el dolor.

-Si mi señora- la morena se inclinó y se dirigió a la puerta para salir de la oficina, pero se vio interrumpida por su maestra.

-Y una cosa más Shizune, cuando terminé de bañarme, trae a Sakura a mi oficina.

Los ojos de Shizune se abrieron en sorpresa y miró a su maestra, tan seria. Su corazón se inundo de un sentimiento que no supo descifrar, apartó la mirada y salió de la habitación en completo silencio.

T R A D I C I Ó N. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora