Capítulo 2

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**Arriba les dejo a Helena

Helena llegó sumamente desconcertada a casa y es que cuando Owen le pidió que lo sustituyera nunca pensó que fuera a conocer a un hombre como Jared Whitlockita, con la apariencia de un dios griego y el magnetismo de un lobo salvaje, dominante, posesivo ¿atractivo? Sí sin duda era muy atractivo.

- Hermanita que pronto llegaste a casa ¿no?- La que hablaba no era otra que mi hermana Mona. Desde hace dos años vivo con ella y con el hombre más importante de mi vida, pero este último no se encontraba en casa ahora.

- Sí, le hice un favor a Owen. El hijo de un viejo amigo suyo acabó en prisión anoche y el no podía ir a librarlo del lío en el que se había metido porque tenía una importante reunión para determinar la ola de jubilaciones anticipadas que se van a llevar a...

- Si si si... muy interesante todo Helena, ¿de verdad que no te aburres oyéndote a ti misma? Bueno da igual voy a probarme unos conjuntos para la grabación de esta noche

- ¿Y eso? ¿Cómo es que hoy están tan obsesionada con la ropa? Quiero decir... más de lo normal en ti

- Pues... ¡Soy la nueva presentadora de la sección del tiempo!

- ¡Enhorabuena amor!, estoy muy orgullosa de ti cielo

- Gracias, gracias bueno me marcho que tengo que pasar primero por maquillaje y peluquería

- Por una vez y sin que sirva de precedente, veré el tiempo te lo prometo- Mona salió dándome un beso y sonriéndome

Una vez me quedé sola en casa, decidí ir a ponerme cómoda y quitarme el vestido en el que había estado enfundada toda la mañana, era muy elegante pero también muy incómodo se ceñía tanto que apenas me dejaba respirar. Opté por coger un pijama con pantalón de cuadros y una camiseta ancha. Después de ponerme cómoda me tiré en el sofá, para ver la película de la tarde que daban en la televisión.

Empecé a perder la noción del tiempo y poco a poco me dejé caer en un profundo sueño, que acabó con el estridente sonido de mi móvil. Definitivamente tenía que cambiar de tono de llamada.

- ¿Si?- dije con la voz aún pastosa por el sueño

- Mmmm... Hola si, ehh verás

- ¿Quién es?

- Helena, soy Jared

- ¿Qué Jared?

- El tipo que has sacado esta mañana de la comisaría... una paliza en Paradise ¿Te suena?

- Oh Dios, claro que si, dime Jared- ¿Cómo iba a olvidarte macizo? pensé para mí misma

- ¿Te gustaría tomar un café?

- Sí claro ¿es que no te quedó claro algo esta mañana?

- La respuesta es sí, si así quedas conmigo

- Ok, está bien nos vemos en media hora en Harmount's, la cafetería de la Plaza Rosseau ¿te parece?

- Estupendo, estoy deseando verte- colgó antes de que pudiera procesar sus palabras y darle una respuesta

Mientras tanto en otra parte de la ciudad Jared saltaba de felicidad, bueno no literalmente pero casi, su lobo era el que saltaba y aullaba por ver de nuevo a Helena, su compañera, suya, suya, suya, ...

Después de toda la mañana lidiando con la manada de Xavier conseguimos que todo se calmara. Tengo que admitir que Clarie, la compañera de Xavier había facilitado mucho las cosas, ella había actuado de intermediadora entre nosotros y consiguió que Xavier aceptara que Annie había seguido sus instintos naturales y había seguido a Nick su macho tal como ella había hecho con él.

Tras eso había dedicado el resto del tiempo a atender conflictos y llamados dentro y fuera de mi manada, ya que desde hacia ocho años yo era el alpha de nuestra manada como antes lo habían sido todos los hombres de mi familia y mi deber era liderar a todos los hombres lobo que nos habían jurado lealtad, pero lo que me diferenciaba de mis antepasados era que todos ellos habían encontrado a su Luna, ese es el nombre designado a la compañera de un alpha, antes de iniciar su mandato por lo que habían sido líderes equilibrados, cosa que no podía decir de mi ya que yo hasta esa mañana no hay encontrado a mi Luna, mi Helena, sólo que ella no era un hombre lobo, ella no conocía mi secreto , ella era humana y por lo tanto tendría que conquistarla aunque mi lobo se muriera por marcarla, por hacerla mía, ...

Pero no, no podía alejarla de todo lo que le era conocido y encerrarla en mi dormitorio, atada a mi cama tal y como yo quería.

Miré el reloj y joder ya era tarde, tenía que salir corriendo si no quería llegar tarde a mi primera cita con ella, mi Luna.

Helena ya llevaba esperando quince minutos a Jared, en la pequeña cafetería y había acabado pidiendo un trozo de ese pecaminoso pastel de chocolate del mostrador aunque había sido contra su voluntad, ella no quería pero era víctima de su ansiedad glotona.

Decidida a marcharse cogió su bolso y empezó a colocarse el trench cuando un sofocado Jared entró en la cafetería.

- Loo... siennntooo- dijo tomando aire para evitar ahogarse- haabí..aa mucho tráficoo, saalí taarde...

- No te preocupes pero me debes una sesión de ejercicio para bajar el pastel que me comí mientras te esperaba- dijo ella con una sonrisa, sonrojándose en el momento que se dio cuenta del doble sentido de sus palabras

- Ehh- dijo él con una sonrisa torcida demasiado erótica... demasiado como para no fantasear con ella

- Déjalo, no contestes no pensé lo que decía

Entonces él ya no pudo resistirse y tomó su rostro besándola con desesperación, atrapando su labio inferior entre los suyos. Dios... su boca era el paraíso, su sabor era único... Empezó acariciando con la lengua su labio inferior.

¿Por qué se dejaba besar por un extraño, del que sólo sabía que era agresivo? Mmmm... pero se sentía tan bien, ufff... se notaba que tenía experiencia sabía cómo y cuándo profundizar el beso. A diferencia de Lucas, su última pareja no la fuerza a llevar su ritmo si no que se amolda al ritmo de ella, dándole su espacio, dejándola marcar el ritmo.

Jared, la tomó por la cintura acercándola a su cuerpo. Soltó un gruñido cuando descubrió que sus cuerpos se amoldaban perfectamente como si estuvieran hechos el uno para el otro. Tenía que parar, si no quería acabar haciéndolo encima de la mesa de la cafetería.

Se separó de ella como pudo y acabaron ambos hiperventilando por el beso. Ella parecía en shock, así que la tomó por los hombros, reavivando su furia interna al tocarla, y la instó a sentarse, ella se dejó hacer. Entonces él, se sentó en frente de ella y con un gesto llamó al camarero.

- Por favor, tráiganos dos capuchinos y un par de trozos de pastel de chocolate.

- Yo no quiero el pastel

- Tráigalo, yo me encargaré de que baje el pastel- dijo guiñándole un ojo.

** Chicas aquí les dejo el segundo capítulo, mientras lo escribo esta historia tan sólo tiene dos lectores, así que muchas muchas gracias a quien se allá animado a echarle un vistazo y si tienen alguna sugerencia, lo que sea algo que quieren que cambie, alguna mejora, ... Decídmelo e intentaré satisfaceros.

Un beso ;)

Mi tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora