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| «𝘌𝘭 𝘢𝘭𝘤𝘩𝘰𝘭 𝘦𝘭𝘪𝘮𝘪𝘯𝘢 𝘭𝘢𝘴 𝘪𝘯𝘩𝘪𝘣𝘪𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴.»
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"-Juno, vas tarde a tu cita.
-¿Cita? ¿Que cita? Yo solo me acuerdo de...
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El bajo el cierre de mi suéter y me lo saco rápidamente, tirandondolo por ahí, entonces se quedo maravillado viendo el valle de mis pechos, el encaje de mi sostén y cada marca, peca, lunar o cicatriz que estuviera al rededor de la zona. Se quedó viéndolas un segundo como si estuviera haciendo una imagen mental de ello.
—¿Nico?—Le pregunte intentando captar su atención, el carraspeo y levantó la vista.
—Levántate—Dijo de la nada, su voz sonaba bastante más profunda y ronca de repente, lo que causo que me recorriera un escalofrio—Levántate Juno.
No dude un segundo en hacerlo, sin saber muy bien por qué me lo pedía me puse de pie, tambaleándome un poco, quedando estúpidamente para frente a él.
—¿Que haces?—Le pregunte sin entender lo que quería.
—Disfruto de la imagen—Me respondió simple—Quítate la falda, pero no te quistes los tacones.
Obedecí, en mi rostro se mostró una pequeña sonrisa y mordí mi labio inferior ante sus últimas palabras.
—¿Por qué soy la única semidesnuda?
—Por qué si algo sucede seré yo quien tendrá que ir a revisar—Dijo, recomiendo mi cuerpo con la mirada, por un segundo me sentí intimidada y levante mi vista intentando tranquilizar mis pensamientos—Y no puedo salir estando desnudo, ¿no crees?
—Supongo...—El palmeo su regazo y yo no dude en sentarme sobre el nuevamente, soltando un suspiro cuando me acomode—Pero quiero verte.
Nico puso una de sus manos en mi muslos, cerca de mis glúteos y la otra en mi cintura, acariciando hasta mi cadera y volviendo a subir.
—Luego—Murmuro bajando para besar mi cuello.
—No, ahora.
—Caprichosa.
Acepto a regañadientes, alejándose un poco para sacar su camisa y lanzar lejos de nosotros, baje mi mirada para verlo.
Sagrado olimpo, gracias por darme ojos.
Su musculatura era notoria y estaba muy bien escondida por su ropa ancha, tenía un par de cicatrices a lo largo de su tórax que resaltaban más por la palidez de su piel, pero lejos de ser un problema me parecía sumamente atractivo. El soltó un gruñido haciendo que levantara mi vista para verlo. Nico volvió a acercarse a mi esta ves empujandome contra la cama con un poco de fuerza haciendo que mi espalda chocará violentamente contra el colchón.
El se presiono contra mi, besándome, era casi tan demandante que me costaba seguirlo el paso, casi como si fuera salvaje. Sus besos bajaron hasta mi cuello y clavícula dejando mordidas y marcas y sigio bajando hasta mis pechos, quitandome el sujetador casi de un movimiento, los beso, mordió y lamió como si se le fuera la vida en ello, era dolorosamente placentero.