Día 20: Ruidoso y Escandalosos

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Nota: cambie algunos días, porque se me hacían muy repetitivos. Tenía que  escribir algo sobre el cuello y ya estaba cansada, así que cambie algunos días. Es un Omegaverse no de vampiros o de pájaros...

Kaiser respira profundamente, para no mandar a la mierda a la vecina quejosa que vivía cerca de su apartamento.

— ¿Y ahora que quiere? — pregunta Kaiser en un perfecto alemán y mirando a la odiosa vecina, una flacucha con mal carácter, nariz de bruja y lentes pasado de moda, era la típica señora que iba a la misas todos los días, pero se acostaba con el marido de su mejor amiga.

La hipocresía total, como le daba asco lidiar con ese tipo de persona.

— Sólo le quiero decir que como jefa del grupo de vecino, es mi deber informarle que su amiguito y usted son muy escandalosos.
Mi pareja y yo — dice Kaiser con el ceño fruncido y casi gruñendo — tenemos todo el derecho de hacer el ruido que se nos pegue la gana. Así como usted hace el escándalo que quiere cuando el esposo de su mejor amiga la visita.

La vieja se puso como un tomate y comenzó a imitar a un pez fuera del agua.

— ¡Mentira, mentira, mentira! — protesta la bruja que tenía como vecina — ¡Son calumnia! ¡Le exijo más respeto!

Kaiser se ríe y le responde — ¿Respeto? ¿Usted? La que se acuesta hasta con el lechero y todo el mundo lo sabe, hasta se acostaría con su yerno si...

— ¡Disculpe! — sale Isagi todo nervioso y tratando de meter a Kaiser al departamento — ¡No volverá a ocurrir!

Isagi antes de que Kaiser volviera a decir algo imprudente, cierra la puerta y dejando a la anciana con la palabra en la boca.

Isagi se cubre la cara todo sonrojado, aún no podía creer lo directo que podía llegar ser Kaiser.

— Es mejor que nos mudamos a una casa — murmura el pequeño japonés y ve como Kaiser lo mira con mal humor — ¿Qué? Fue tú idea desde un principio, el que se opuso fui yo.

Kaiser se relaja un poco y suelta un poco de sus feromonas de alpha, uno para calmar a su oemga y segundo para espantar a la bruja entrometida.

Se acerca a su omega y coloca su nariz sobre el cuello del omega, oliendo ese rico aroma a menta y hierba buena que tanto le fascina, también se emociona al notar un toque de rosa en él. Su unión cada día se hacía más fuerte.

Kaiser se aleja un momento del cuello de su pareja y le dice a Isagi mirándolo a los ojos — Nos mudamos en casa, pero antes le dejamos un pequeño recuerdo a la vecina molesta.

Isagi lo mira curioso, sin entender a lo que se refería Michael. Pero lo entendió todo, cuando el alpha lo besó y luego lo cargó entre sus brazos, para llevarlo a la habitación que compartía ambos.

Isagi se ríe, porque está vez si serían la persona más ruidosas posibles. Aunque con Kaiser era inevitable, no se podía controlar estando en los brazos de su alfa.

Tampoco es que Kaiser fuera muy callado y la cama de ambos, no ayudaba mucho a la causa. Pero eso era algo que le importaba tan poco a ambos, porque lo único que querían era consumir su amor.

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