En las lejanas tierras de Kallithea, perdura una fascinante leyenda que narra la existencia de dos piedras místicas, cada una con un extraordinario poder. La primera de ellas posee la asombrosa capacidad de curar a cualquier herido u enfermo, emanando energías restauradoras que podrían aliviar incluso las dolencias más profundas. En contraste, la segunda piedra alberga en su núcleo un poder oscuro, capaz de eliinar la vida, ya sea de una persona o de cualquer ser vivo. Creandoole un increible dolor antes de arrebatar algo que no le pertenese.
Cuentan los ancianos y susurran las hojas en los bosques de la región, que si estas dos piedras, con sus respectivos dones y maldiciones, son unidas en un equilibrio durante el preciso momento de un eclipse, se desata un fenómeno asombroso. En ese fugaz instante, las fuerzas opuestas de curación y destrucción crean una ventana temporal donde los límites entre la vida y la muerte se desvanecen.
La leyenda añade que aquellos que han perdido a un ser querido pueden realizar este ritual durante el eclipse, invocando la posibilidad de que la persona amada regrese del reino de los muertos. Sin embargo, el precio a pagar es alto, ya que la naturaleza misma las consecuencias de manipular fuerzas tan poderosas pueden resultar impredecibles.
Los habitantes de Kallithea contemplan el cielo con reverencia, recordando la antigua leyenda que les habla de piedras que pueden sanar y extinguir, pero que, en un raro y mágico momento, también pueden ofrecer la esperanza de reunirse con aquellos que han cruzado el umbral de la muerte.
