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—🦋—

Veía aquel escandaloso saludo desde las escaleras, todos murmuraban a su alrededor sobre aquella escena, agradecía haberse alejado de su padre antes.

Ahora estaba ahí parada, sola sin compañía, empezaba a ser demasiado aburrido sin una plática por lo que comenzó a caminar buscando a quien presentarse e intentar hacer que aquella velada sea mas grata.

Camino hasta llegar a una mesa con copas ya servidas, tomo una tomándola lentamente, no le había gustado por lo que intentaba disimular dándole pequeños sorbos.

Vio a una chica acercarse molesta por lo que se dio media vuelta para evitar generar algún mal entendido. De pronto la voz de un chico se escuchó, miró de reojo. Era alto y atractivo, castaño con ojos azules, demasiado estereotipos pero suficientemente atractivo.

El también la vio, se puso un poco nerviosa sin embargo sus ilusiones se fueron al ver la indiferencia en sus ojos, tuvieron aquel contacto visual un par de segundos, su vista regresó con rapidez a aquella chica.

—Te mandé flores por la mañana, ¿las recibiste?— Aquel chico habló —¿fueron de tu agrado?—

—Hermosas, como siempre, te agradezco— Suspiró —Pero no es necesario que me mandes flores todos los días—

—Son una muestra de mi cariño hacia ti, te pido que no las desprecies—

—No las desprecio, las recibo y te agradezco por ellas— Se quedó en silencio por un rato —Te recuerdo que esta "fiesta" es para recibir a los amigos de mi padre, debería estar presentándome al igual que tú ¿te parece si hablamos luego?—

—Pero- —No termino pues fue interrumpido.

—¿Qué tal con aquella chica? ¿Perú se llamaba?— La chica, que escuchaba todo se tensó por un momento, en primera, no debería estar escuchando aquella conversación, en segunda, era a ella quien habían sacado en plática.

—No me interesa ¿podría pasar la velada contigo?— La oyente se ofendió, salió de ella un sonido de ofensa que fue un poco notable para ambos.

Comenzó a caminar, estaba ofendida, claro, así que ahora caminaba con intensiones de buscar a alguno de sus hermanos para no separarse de ellos por el resto de la velada.

Encontró a su hermana, Argentina, de pie y sola al frente de la pista. Al llegar con ella recibió un saludo alegre, su buena actitud llamó su atención, era la segunda persona, después de su hermano, que más apoyaba la idea de no asistir.

La miraba de arriba hacia abajo, su postura estaba derecha, la barbilla en alto la hacía ver más alta, y su cara se veía iluminada a pesar de ser de noche.

—¿A quién conociste?— Llamó su atención, ella rio —¿Te gusta?—

—No me gusta, si es guapo y eso pero veo que sería más un amigo que algún pretendiente— Sonrío —Lo estoy esperando, fue por unas bebidas ¿quieres que te lo presente? Tal ves te gustaría, un caballero en toda la extensión de la palabra— Ambas rieron —Ahí viene—

—Creo que te gustaría más a ti—

—Cállate— Rio.

—He regresado— Sonrió mirándola —Espero no se haya aburrido sin mí— Miró a su acompañante —Oh discúlpeme, no la había visto. ¿Es usted la señorita Perú?— Ella asintió, ambos hicieron una reverencia.

—Supongo que usted es Canadá—

—Parece que nos presentaron desde antes— Miraron an Argentina quien sonrió viendo a ambos un poco apenada —¿Está disfrutando de la velada?—

•Kingdom•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora