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Los invitados que ya se encontraban en aquel lugar disfrutaban del baile y la plática, los anfitriones estaban atentos por la llegada de aquella familia, en especial aquel duque quien estaba emocionado por la llegada de su gran amigo.
Su esposa, en cambio, se le hacía un poco exagerado el hacer una baile por su llegada, sin embargo no pelearía eso pues pocas veces se le era visto de esa forma.

Lo miraba dar vueltas, aveces entraba en veces salía, repetía aquel patrón esperando que al salir ya estuviera una carroza acercándose. Ella estaba quieta batallando con aquel brazalete que no podía acomodar por sí sola.

  —Creo que no te he visto tan emocionado como hoy querido— Ambos rieron.

   —Lamentó contradecirte esta ves querida, ¿pero olvidas aquel día de nuestra boda?—
Se acercó an ella tomando el brazalete —O aquella apuesta ganada la semana pasada— Ella rio.

  —Parece que te esfuerzas por arruinar los momentos románticos— El río, y puesto el brazalete dejó un beso en sus nudillos.

  —Debes aceptar que esa apuesta fue de gran gusto por ambos, casi tanto como nuestra boda, o la llegada del conde— Tomó su brazo y juntos salieron —Y parece haber sido invocado porque una carroza se acerca— Y como el mencionó, la carroza se acercaba. Siguieron caminando hasta llegar a su lado.

El portador bajó y abrió aquella puerta. Primero bajo el progenitor y detrás de él sus hijos. —Kingdom, mi buen amigo— el mencionado soltó a su esposa y seguido dio un medio abrazo a su amigo.

  —Spain, tan grato verte de nuevo. No se si recuerdes a Francia, mi querida esposa— Ambos hicieron una reverencia.

—Un gusto verte de nuevo Francia, ¿o debería decir duquesa?— La mencionada río debido a la ocurrencia.

—Grato verte de nuevo España, espero tu hospedaría y la de tus hijos sea grata por este tiempo. ¿Cuánto planean quedarse?—

—No estoy muy seguro, el objetivo de nuestra llegada no era solo regresar de visita. Creo que es tiempo de que mi primogénito contraiga matrimonio así que no creo irnos pronto—

—Para tu suerte, mi querida sobrina ha llegado de Kensington, no es por presumir pero estoy segura que podría ser una gran opción—

—Querida será mejor que ellos se conozcan por sí solos— Reían y bromeaban los tres juntos como lo hacían antes, claro era que habían olvidado a los hijos de España, y claro no solo a ellos sino todo en general.

—Duques, ¿me permitiría un momento?— Aquel guardia llamó su atención, se disculpó y lo siguió —Lamento haber arruinado su plática, pero dos jóvenes desconocidos han sido vistos en los jardines, no nos hemos acercado pues no sabemos si son invitados suyos o de la duquesa—

—En un momento iré a revisar— Aquel guardia asintió y regreso a su puesto. UK regresó a su anterior plática —Lamentó tener que dejarlos, pero tengo que arreglar unos asuntos. Querida por favor dale su bienvenida a España y sus hijos. Con permiso— Se miraron y después de una pequeña reverencia él se fue.

[...]

Habían llegado sin saber cómo, a mitad de camino habían pensado en desviarse y caer en cualquier otro lugar que no tuviera ninguna relación a un baile, sin embargo al cruzar esos árboles vieron que habían llegado a tal desdichado baile al que ninguno quería asistir, lo supieron en el momento en el que vieron a España dentro de aquel hogar bajando las escaleras junto a sus otros hermanos.

•Kingdom•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora