•Kingdom•

3

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Caminaba junto a su hermana por los pasillos de la casa, criticaban cada pintura, cada esquina, cada mueble, era su forma de entretenerse pues no había muchas actividades que hacer en aquel lugar.

Llegaron al jardín, recordaron el día anterior que llegaron por el bosque, fue una caminata demasiado grata por la noche, tal ves ahora que si era visible todo sería mejor.

Caminaban con tranquilidad, se supondría que tenían el permiso de hacer lo que quisieran sin ninguna sanción o algún regaño, sin embargo de pronto se escucharon sus nombres a lo lejano.

Ambos se voltearon a ver a aquella persona.
Su padre se acercaba de forma rápida a ellos, pero no demasiada como para correr, se veía algo de enojo en su cara pero no tanta como para temer.

  —Buenos días padre— dijo Argentina —¿Cómo estás?— Volteó a ver a México, sabía que su hermano no hablaría con él y no quería hacer tan incomoda la mañana.

  —Estoy bien gracias. ¿Se podría saber a dónde van?— Miraba a Mexico, pero no iba a contestar.

  —Iremos a dar un paseo por el bosque, vamos a visitar los alrededores— Se quedó en silencio —Claro, si es que nos lo permites— Dijo al no tener respuesta.

  —Claro tienes permitido caminar por el bosque Argentina, sin embargo lamento informarte que tu hermano no podrá salir de esta casa por el resto de la semana— Aquello llamo la atención del mayor quien en seguida lo miró.

  —¿Disculpa? ¿Desde cuándo se me prohíbe caminar por el bosque? ¿Y bajo qué justificación?— Se escuchaba molesto.

  —Teníamos un trato México, ahora regresa a la casa—

  —¿Y Argentina?—

  —Ella no tiene ningún deber, no tiene ningún acuerdo. Argentina puede ir a dar una relajante caminata sola por el bosque, tú regresa adentro ahora—

  —¿Sola por el bosque? Padre, ella es una señorita, no puede ir sola por el bosque—

  —Sabemos que sabe cuidarse sola, y que disfruta más los paseos a solas, y si ella deseara compañía en todo caso se la tendría que pedir a Chile, pero tú no saldrás de esta casa— Miró a Argentina —Puedes retirarte si es lo que deseas— La menor solo hizo una reverencia a su padre y siguió caminando hacia aquel bosque.

México veía mal a su padre, no encontraba cuál era la urgencia por que se disculpara con el gran amigo de su padre, era su amigo, no suyo.

—Bueno...— Suspiró —¿Y dónde se encuentra el duque?— España se dio media vuelta.

  —No se encuentra en casa, salió por asuntos personales al parecer— México enojado lo siguió.

—¿Y por qué no me dejaste ir con Argentina? ¿Cual es tu problema?— España se detuvo —Estoy aquí por qué me obligaron a subir a esa carroza, pero no voy a tolerar tus actitudes tan infantiles—

—¿Infantiles? México, estamos aquí por tu culpa, ¿tú crees que yo había planeado regresar alguna ves? ¿crees que quería separarme de las tierras donde hice mi vida?— Se dio la vuelta comenzando a caminar de nuevo —Visitar a mi gran amigo de la infancia solo ha sido una cortina para ocultar la verdad de tu ser, deberías agradecerme en ves de insultarme—

  —¿Agradecerte que? Preferiría quedarme en América solo y desolado en lugar de estar aquí, junto a ti—