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Caminaba hacia el jardín con molestia, de nuevo su padre lo había regañado por su comportamiento y por aún no haberse disculpado con el duque.
Le molestaba pues el ya había intentado disculparse pero era el duque quien no cooperaba en su disculpa.

Buscaba a Argentina, siempre estaba en el jardín pero no lograba encontrarla, le gustaba dar esas caminatas matutinas pues podía desahogarse con su pequeña hermana, le era gracioso pues a pesar de su edad era más comprensible que el.

Se sentó en una de las mesitas en el jardín, no la encontraba y se comenzaba a fastidiar. De pronto el mismo conejo de la primera ves llegó a sus pies.

Lo cargó y lo posicionó en sus piernas, acariciaba detrás de sus orejas y el pequeño conejo al parecer no tenía ningún problema con eso. Movía sus bigotes en busca de su mano, le daba cosquillas, su humor comenzaba a mejorar.

Alzó la mirada, si aquel conejo estaba allí, su dueña probablemente estaría cerca, y estaba en lo correcto, al alzar la mirada ahí estaba ella con una acompañante, no recordaba haberla visto pero tal ves era amiga suya.

Ella lo miró, en su rostro se formó una sonrisa aún más grande de la que tenía, camino casi en saltos hasta llegar a él.

—¡Señor México!— El mencionado río —Veo que encontró a Copito— Se levantó y lo extendió a ella.

  —Llegó a mi hace un momento, parece que Copito es el motivo de cada encuentro nuestro— Ella tomó al conejo, de pronto aquella señorita que tenía por acompañante llegó a su lado.

  —¡Casi lo olvido!— Extendió la mano a su acompañante —Señor México, ella mi querida amiga, la señorita Suiza— Hizo una reverencia —Suiza, el es el señor México, hijo del conde—

  —Un placer— Hizo una reverencia —Pero por favor llámenme México, señor me hace sentir en mi lecho de muerte— Las dos señoritas rieron.

Siguieron hablando en aquel jardín, el día se veía tranquilo nada los molestaría para seguir con aquella plática.

[...]

Por el ventanal veía a su hermano, ella sabía que él la estaba buscando y se escondía de él pues antes había escuchado la discusión con su padre, y era claro que la quería solo para quejarse como siempre.

Al ver que encontró compañía creyó que era momento de por fin salir, iría a dar su esperado paseo matutino sin que su hermano mayor la acompañara, y no era que no quisiera ir junto a él, sin embargo, su hermano insistía en todos los paseos quejarse de lo estresante que era su padre y eso no era lo que quería ella.

Camino hacia la salida pues sabía que su hermano no dejaría a su compañía solo por ir con ella, eso era descortés.

—¿Señorita Argentina?— Escucho, aquella familiar voz, volteo con tranquilidad y ahí estaba el, hizo una pequeña reverencia hacia el.

—Canadá— Lo vio —Un gusto verlo otra ves— El mencionado paro hasta estar delante suyo —¿Puedo ayudarlo en algo?— Negó.

—No, solo pasaba a saludarla. ¿Va a alguna parte?— Asintió —¿Sola? Es sorprendente verla sin su hermano ¿se encuentra bien?—

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⏰ Última actualización: Aug 29 ⏰

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