The last night at home

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Nos trajeron a nuestra casa de nuevo, más que casa, nuestra mansión ya había pasado un tiempo sin volver aquí, puesto a que la empresa para la que trabajábamos nos ofrecía un departamento con dos habitaciones, una pequeña sala y una cocina con comedor incluido. Aunque solo era para quedar más cerca de el estudio de grabación, era más que perfecto para dos hermanos y un troll.

Una vez la patrulla paró los oficiales sacaron algunos pequeños controles y los apuntaron hacia nuestros pies, presionaron un botón, lo único que escuché fueron dos "pip" provenientes de nuestros tobillos.

-Como les dije, atrévanse a sobrepasar el límite establecido o a intentar quitárselos y recibirán una descarga eléctrica, se los diré de monterregiano a otros, esto no los matará, aunque tal vez lo deseen.

-¿Exactamente a que hora pasarán por nosotros?- Sí, evadi ese intento de amenaza por una pregunta algo estúpida.

-Pasaremos por ustedes a las tres en punto, ahora bajense.

Dicho y hecho nos bajamos e inmediatamente fuimos hasta el portón de nuestra mansión para esperar a que uno de los sirvientes de allí venga por nosotros.

Pasó al rededor de unos diez minutos para que llegara en un auto Alfred, al llegar inmediatamente bajó y abrió la puerta trasera para que entraramos y así lo hicimos, mi hermana antes que yo claro.

-Bien señoritos, ¿las noticias son ciertas?- dijo Alfred con su característico modo de hablar tan amable pero con un poco de gravedad y sabiduría de experiencia en su tono de voz.

-¿Tan rápido se volvió noticia?- también es un mediocre intento de desviar el tema con otra pregunta.

-Joven Veneer responda a lo que le pregunté.

Ahora estaba molesto, tengo ese don de leer a las personas tan desarrollado, así hagan el intento de verse lo más calmados posible, siempre adivino el como se sienten realmente.

-Bueno, sí, sí es verdad... pero yo no quería-

-No querías pero lo hiciste- su tono de voz ya no es tan amable, ahora solo es grave- Veneer, no lo creí de ti, y sé que no le das mucha importancia pero estoy muy decepcionado, no quiero ni imaginar como le caerá la noticia a tus padres, y usted señorita Velvet, es quién más cosas tiene que ver y como a usted se le dio la responsabilidad de cuidar de su hermano le tocará pagar caro por sus acciones y por arrastrar a Veneer a todo esto.

Ahora sí que Alfred estaba enojado y mi hermana estaba igual que él, no tardó mucho para que mis ojos se sintieran cálidos y húmedos, y mi garganta comenzara a doler de el llanto que estaba reprimiendo. Alfred tenía razón, en cada palabra que decía, y de verdad me aterraba la idea de que mis padres supieran de esto.

Pero no me arrepiento de confesar todo, sé que mis padres comprenderán y tal vez si lo hablo con Alfred él también me entienda.

Fueron los diez minutos más largos de mi vida en un auto, pero por fin llegamos a las puertas de la mansión, Alfred bajó nuevamente antes que nosotros y nos abrió la puerta del auto para que salgamos.

Abrió la puerta de la mansión dejándonos el paso libre para entrar.

-¿Tienen hambre?, para ordendar a hacerles la cena.

-No quiero nada. -Velvet simplemente subió por las escaleras seguramente hasta llegar a su cuarto.

-¿Usted sí tiene hambre joven Veneer?- dirigió su gentil mirada hacia mí.

-Un poco sí- no mentía, mi hermana no me dejo comer antes del concierto, dice que con el estomago lleno hará que mis pasos no sean ligeros o algo así.

Remember my n✰me!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora