Quirón me enseñó las cabañas que en realidad eran una especie de bungalows. Había doce,junto al lago y dispuestas en forma de U dos al fondo y cinco a cada lado. Sin duda eran las construcciones más estrambóticas que había visto nunca. Salvo porque todas tenían un número de metal encima de la puerta (impares a la izquierda, pares a la derecha), no se parecían en nada. La número 9 tenía chimeneas, como una pequeña fábrica; la 4, tomateras pintadas en las paredes y el techo de hierba auténtica.
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—Suena acogedora y encantadora— comentó demeter.
la 7 parecía hecha de oro puro, brillaba tanto a la luz del sol que era casi imposible mirarla.
—Esa suena fabulosa—Apolo hecho un poco de su cabello detrás de su hombro
Todas daban a una zona comunitaria del tamaño aproximado de un campo de fútbol, moteada de estatuas griegas, fuentes, arriates de flores y un par de canastas de básquet (más de mi estilo).
Varios anotaron mentalmente esa información,al semidiós le gustaba el básquet.
En el centro de la zona comunitaria había una gran hoguera rodeada de piedras. Aunque la tarde era cálida, el fuego ardía con fuerza. Una chica de unos nueve años cuidaba las llamas, atizando los carbones con una vara.
Hestia asintió orgullosamente,las llamas nunca deben apagarse en un hogar.
Las dos enormes construcciones del final, las números 1 y 2, parecían un mausoleo para una pareja real, de mármol y con columnas delante. La número 1 era la más grande y voluminosa de las doce. Las puertas de bronce pulidas relucían como un holograma, de modo que desde distintos ángulos parecían recorridos por rayos. La 2 tenía más gracia, con columnas más delgadas y rodeadas de guirnaldas de flores.
Las paredes estaban grabadas con figuras de pavos reales.
-¿Zeus y Hera? -adventure. -Correcto.
—Por que estarían dedicadas a ellos si se supone que es un campamento para la descendencia de ya sabes quien— Susurro Ares a Hermes.
—Bueno,Puede ser que no sea solo para el tal vez sea un campamento para hijos de varios dioses—Hermes respondió olvidando susurrar.
Poseidón abrió los ojos. Todos los dioses empezaron a susurrar y Hera miro a su marido con una sonrisa.
—Espero, que tú cabaña esté vacía querido, por qué la mía obviamente es simbólica —.
-Parecen vacías.
—Algunas lo están. Nadie se queda para siempre en la uno o la dos.
Hera miró a su esposo y asintió complacida
Vale. Así que cada construcción tenía un dios distinto, como una mascota. Doce casas para doce Olímpicos. Pero ¿por qué algunas estaban vacías?
