capítulo 13

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La historia del incidente en el lavabo se extendió de inmediato. Dónde quiera que iba,
la escoria me señalaban y murmuraban algo sobre el episodio,algunos huían. O puede que sólo mirarán a Annabeth, que seguía bastante empapada, realmente no me importaba la razón.

—Apuesto que ambos.— Apolo dijo divertido

La basura rubia de Annabeth me enseñó unos cuantos sitios más que Quirón no me había mostrado como el taller de metal (donde forjaban sus propias espadas), el taller de artes y oficios (donde los sátiros pulían una estatua
de mármol gigante de una escoria cabra), el rocódromo, que en realidad consistía en
dos muros enfrentados que se sacudían violentamente, arrojaban piedras, despedían
lava y chocaban uno contra otro si no llegabas arriba con la suficiente rapidez.

Algunas diosas madres fruncieron el ceño eso no era seguro para niños tan jovenes.

Mientras tanto Proteus anoto en una libreta, mejorar la seguridad, el hijo de su señor no se podía lastimar por juegos imprudentes

Por último, regresamos al lago de las canoas, donde un sendero conducía de
vuelta a las cabañas.
-Tengo que entrenar -dijo Annabeth sin más-. La cena es a las siete y media. Sólo tienes que seguir desde tu cabaña hasta el comedor.
La mire y con el ceño fruncido le dije
-Deberias cambiarte.
-Me pregunto de quién fue la culpa
No respondí, no había provocado que el agua saliera disparada desde todos los grifos. Oh al menos no entendía cómo.

Algunos rieron por el intercambio entre los jóvenes, y Hades casi pudo imaginar la escena entre ellos.

-Tienes que hablar con el Oráculo -dijo Annabeth.
La mire esperando que continuará hablando,al no hacerlo rodé los ojos y pregunte
-¿Con quién?
-No con quién, sino con qué. El Oráculo. Se lo pediré a Quirón.

Apolo silva  —¿El oráculo? Las cosas no acabarán bien, lo preciento.

Varios dioses asintieron, era bien sabido que si el oráculo se involucraba acabará en alguna tragedia provocada por alguna de sus profecías

Miré el fondo del lago, deseando que alguna de todas estas escorias me dieran una respuesta directa por primera vez en el dia,esto empezaba a ser mas molesto de lo que podía tolerar.
No esperaba que nadie me devolviera la mirada desde el fondo, así que me quedé estupefacto cuando noté que había dos adolescentes sentadas con las piernas cruzadas en la base del embarcadero, a unos seis metros de profundidad. Llevaban pantalones cortos y camisetas verde brillante, y la melena castaña les flotaba suelta por los hombros mientras los pececillos las atravesaban en toda direcciones.

Poseidon presto un poco más de interés, podía dar con ese campamento si interrogaba a las nayades Hades y otros dioses tuvieron pensamientos similares.

Sonrieron y me saludaron como si fuera un amigo que no veían desde hacía mucho
tiempo.
Bastante confundido, dude en devolverles el saludo pero al final moví vagamente mi mano
-No las animes -me avisó Annabeth-. Las náyades son terribles como novias.

Un dios menor griego asintió recordando sus malas experiencias con tan hermosos seres.

-¿Náyades? -repetí lentamente procesando lentamente lo dicho, y decido que aquello era todo, ya no aguantaría a esto mas-. Hasta aquí hemos llegado. Quiero volver a casa ahora.
Le dije molesto dándole una mala mirada que había funcionado siempre con el resto de escoria pero no con Annabeth, Annabeth solo frunció el ceño

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