Impulso

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Un agradable aroma despierta a Holden, sintiéndose notablemente cansado. Se cuestiona sobre la hora y se sorprende al notar que Luka aún duerme a su lado. Esto resulta inusual, ya que los niños suelen levantarse antes que él. Intrigado y curioso por el olor que impregna la casa, Holden cambia de ropa y se dirige hacia la cocina.

Al llegar, descubre a Iker y Alicia cocinando juntos. Sorprendido, se esconde tras la pared para observar la escena. Iker intenta ofrecerse a cocinar, argumentando que siempre lo hace cuando Holden no está. Sin embargo, Alicia le responde que, mientras ella esté presente, será la responsable de la cocina. El niño se ruboriza al recordar los primeros días en los que Alicia lo ayudó a recoger los platos de la mesa. Mirando hacia otro lado para ocultar su sonrojo, Iker acepta la decisión de Alicia con una tímida sonrisa.

Luken, quien, aún envuelto en su pijama y bostezando, divisa a Holden tras la pared. "Buenos días, papá", murmura somnoliento. Iker y Alicia, al percatarse, se giran hacia él con sus propios saludos matutinos. "Buenos días", pronuncia Iker con entusiasmo, mientras Alicia, con una sonrisa forzada, le desea buenos días a Holden. Luken, jugueteando con la manga de su padre, inquiere sobre despertar a Noé. Holden, agradeciendo su preocupación, le sonríe y le pide que despierte a Luka.

Luken abre los ojos con cautela, recordando las represalias de su gemelo al ser despertado. Mientras tanto, Holden se dirige a la habitación de Noé y lucha por sacarlo de la cuna. Tras lograrlo, lo lleva a la cocina y lo coloca en su sillita. Los gemelos se sientan junto a él, pero Noé, mañoso por el despertar, comienza a llorar. Holden, buscando calmarlo, extrae una galleta de un frasco y se la ofrece. La situación desconcierta a Alicia, quien advierte a Holden sobre la elección de alimentos para el bebé. Él, confundido, explica que siempre le da galletas para tranquilizarlo. Alicia, con firmeza, le sugiere una papilla suave. En silencio, los niños observan la escena, ansiosos por la reacción de Holden. "Oh, no lo sabía. Gracias", responde él, mientras Alicia se encamina a preparar una papilla de frutas para Noé.

Holden, con un leve rubor en sus mejillas, se sienta y queda sumido en sus pensamientos. ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué Alicia está siendo tan amable con él? ¿Es esto real? Iker entrecierra los ojos y observa fijamente a Holden, preocupado. "¿Estás bien?" pregunta, pero el joven no responde. Parece estar en un trance, con la mirada fija en algún punto. Iker coloca su mano cerca del rostro de Holden, inclinándolo ligeramente, esperando alguna reacción. De repente, el muchacho se levanta abruptamente de la silla. "Voy a cosechar arándanos", anuncia, y se retira hacia el pasillo. Todos quedan en silencio, Iker y Luken intercambian miradas antes de dirigirlas lentamente hacia Alicia. Luka se levanta y se va rápidamente, siguiendo a Holden.

Todos los niños se encuentran junto a Holden, recolectando arándanos de los arbustos. El muchacho les da instrucciones para dejar los frutos en la canasta, advirtiéndoles que, si se les cae alguno, les dará un pequeño golpecito en la cabeza. Iker, por un descuido, deja caer un par de arándanos y, entre risas, todos le propinan un pequeño golpe en la cabeza. Molesto, Iker tira las canastas de los demás, desatando una persecución por el campo. Alicia observa la escena desde la puerta, divirtiéndose al verlos correr y jugar. Sin embargo, su diversión se transforma en preocupación al presenciar una pelea entre Iker y Luka, que termina rodando por el césped mientras intentan golpearse.

Alicia piensa en intervenir, pero se sorprende al ver a Holden acercarse y calmar la situación. Les recuerda a los niños que no deberían pelearse y propone una actividad más equitativa: vendarles los ojos. La chica, aún asombrada, retrocede un paso. Davinia se une a ella y comenta que no debería sorprenderse por la actitud de alguien que intentó darle una galleta a un bebé.

Alicia pregunta si esto sucede siempre. Davinia responde: "Son hombres, Alicia, no deberías darle tantas vueltas". Ante la respuesta, Alicia comenta que eso es horrible. Davinia la insta a observar al futuro padre de su hijo y sugiere que es hora de que le enseñe a Holden cómo tratar a los niños. La gata desaparece con un "Buena suerte" mientras Alicia observa a Holden vendándose los ojos también.

El atrapa sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora