Cellbit lo sabía, sabía que estar en las calles a esas altas horas de la noche era peligroso, tanto él como su hermana lo sabían. Pero ninguno calculó el tiempo que estuvieron en la biblioteca hasta que la bibliotecaria prácticamente los pateó fuera del establecimiento antes de cerrar.
Correr por las calles a esas horas era un riesgo demasiado grande y tenían que ser cautelosos, pero la lluvia no ayudaba para nada y la mayor indicación de eso fue la caída qué tuvo Bagi al resbalar con el agua y aterrizar con fuerza en el duro concreto del suelo.
—¡Bagi! —Cellbit gritó dirigiéndose a ella, agachándose, pero también estaba cauteloso, mirando alrededor—. Vamos levántate.
Bagi le tomó de los brazos y se levantó, pero al hacerlo sintió un dolor punzante en su rodilla lo que la hizo soltar un jadeo de dolor.
—Maldita sea, me lastime la rodilla —Ella dijo y Cellbit pasó el brazo de su hermana por encima de sus hombros.
—Que Felps te revise en casa, tenemos que darnos prisa —Dijo y empezó a caminar con su hermana a cuestas.
Ambos siguieron avanzando tan rápido como podían. La lluvia los había dejado empapados y las calles vacías, apenas alambradas por las farolas no daban una sensación reconfortante mientras se movían para evitar un encuentro indeseado y peligroso.
Cellbit mantenía la vista al frente, mirando el camino a su casa, estaban acercándose a la rotonda con la fuente y una vez ahí estarían seguros. Mientras, Bagi miraba a los lados y a los techos de las casas, no podían arriesgarse a ser capturados.
En un rápido movimiento de sus ojos, Bagi vislumbró una figura humanoide moverse por una de las paredes.
—Cellbit —Bagi dijo sin ver a su hermano, solo viendo a esa figura detenerse debajo de la cornisa de una casa, fue ahí qué vio un par de ojos amarillos brillar en la oscuridad—. ¡Vampiro!
Ese gritó fue suficiente para paralizar a Cellbit. Él giró su cabeza y vio a esa figura mirarlos desde metros de distancia. No hubo tiempo a seguir viéndolo, Cellbit empezó a moverse más rápido y Bagi, pese al dolor en su rodilla, también aceleró su paso.
Continuaban corriendo, estaban tan cerca de la seguridad de su hogar, pero Bagi gritó y Cellbit dejó de sentir el peso de su hermana y en cambio sintió unas manos aferradas a su pierna.
—¡Cellbit! —Bagi gritó, tomando a su hermano de una de sus piernas.
Cellbit miró atrás solo para observar a su hermana en el suelo y al vampiro tomándola de las piernas. El vampiro levantó la vista para observar a Cellbit. Un par de ojos amarillos lo miraron con enojo.
Si un vampiro por si solo ya era aterrador por el obvio peligro qué representaba, la vestimenta de ese vampiro en específico era peor. Ese traje blanco con botones plateados y los guantes qué impedían salir las garras. Ese vampiro no era cazador, era un recolector.
Bagi se aferraba tanto como podía a su hermano y ese vampiro no estaba dispuesto a soltarla.
—¡Hey, filho da puta! —Él gritó—. ¡Suelta a mi hermana!
Lo siguiente fue qué Cellbit le dio una fuerte patada al vampiro en su rostro, haciendo que soltara a Bagi.
—¡Vámonos! —Le gritó Cellbit, ayudándolo a levantarse un poco. Pero él vampiro también se había puesto de pie y movió su brazo, golpeando a Bagi en un costado, mandándola a volar a otra parte, cayendo muy cerca de la fuente. La fuente.
Cellbit se giró, notando qué por fin estaban en la rotonda.
Lamentablemente él no pudo pensar más porque el vampiro saltó encima de él y rugió en su cara. Cellbit vio con temor los enormes colmillos frente a su cara.
—¡Hey, Conde Tontula! —Bagi gritó y Cellbit notó como ella se les había acercado, con algo brillante en su mano derecha—. Creo que necesitas rezas.
Ella dijo, acercando su mano al vampiro, ahí Cellbit vio mejor lo que ella sostenía, el crucifijo de su collar, un crucifijo de plata qué al hacer contacto directo con la mejilla del vampiro provocó que el vampiro gritara del dolor y un humo saliera de la piel.
El vampiro se puso de pie, volviendo a empujar a Bagi al suelo, pero también dejando libre a Cellbit quien se puso de pie y no dudó en golpearlo en el rostro con fuerza.
—¡Corre! —Cellbit le gritó a su hermana, mientras sus ojos vagaban, buscando algo con que defenderse, logrando encontrar solo una gran roca que levantó justo a tiempo para evitar un golpe del vampiro—. ¡Bagi corre al callejón! ¡Iré detrás de ti!
Bagi muy a regañadientes se levantó, no sin antes lanzar su collar a Cellbit, quien lo atrapó, pero esa pequeña distracción le ganó una patada en el abdomen.
—¡Humano imprudente! —Gritó el vampiro—. Debiste dejarle ir.
—Vete al infierno —Le gritó de vuelta, levantando la roca para darle un golpe más en la frente.
Bagi ya había empezado a correr tanto como se lo permitían sus piernas mientras Cellbit seguía peleando contra el vampiro en un intento de alejarlo de su hermana.
—¡Lárgate ya! —Cellbit gritó queriendo darle otro golpe, pero el vampiro también golpeó con su brazo, haciéndolo tirar la roca.
—Un chico duro, allá les gustan mucho de esos —El vampiro sonrió, queriendo embestirlo de nuevo, pero Cellbit puso el crucifijo de frente, haciendo que la cruz chocará contra su frente, causándole aun más daño y haciéndolo retroceder y agacharse sonreír si mismo.
—Creo que hoy no cumplirás tu comisión —Dijo Cellbit y empezó a correr al mismo lugar que su hermana.
Bagi ya estaba entrando al callejón, un sitio entre dos locales elegantes, haciendo que fuera techado y sin ninguna salida aparente, o eso parece.
Mientras Bagi entraba al callejón, la tapa de la alcantarilla del callejón se abrió y de ahí salió otro joven de cabello rubio en una trenza.
—¡Bagi! Santa merda, estaba yendo a buscarlo —Dijo al salir de la alcantarilla.
—¡Un vampiro nos sigue!
—¿¡Qué!? —Preguntó—. ¿Y Cellbit?
Cellbit seguía corriendo, estando más cerca del callejón, tan cerca, pero al mirar atrás de él, el vampiro ya no estaba ahí, lejos de tranquilizarlo, eso lo hizo correr más rápido.
—¡Cellbit!
Cuando volteó al frente vio a su hermana y amigo en el callejón, esperando por él. Siguió corriendo.
Estaba tan cerca.
Pero entonces sintió dos garras atrapándolo por los hombros y sus pies dejaron de pisar el suelo.
—¡Cellbit! —Bagi y Forever gritaron. Bagi trató de correr, pero Forever la detuvo y entonces Cellbit empezó a elevarse más y más.
Al mirar arriba vio a ese vampiro convertido en un murciélago monstruoso de color café que aleteaba en el aire.
Fue todo un shock para él, de un segundo a otro todo cambió.
Pasó de correr a estar en el aire.
Lo habían capturado, sin una salida aparente. Ese vampiro se lo llevó estando a pocos metros de estar seguro.
Atrás quedaron Bagi y Forever, viendo el crucifijo plateado tirado en el suelo.
Cellbit se había ido.
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𝕾𝖚𝖘𝖚𝖗𝖗𝖔𝖘 𝕰𝖓 𝕷𝖆𝖘 𝕾𝖔𝖒𝖇𝖗𝖆𝖘
VampireEn un mundo donde los vampiros son la raza superior, los humanos llegan a ser tratados como mera mercancía. Cellbit, un humano cualquiera, fue vendido a una familia poderosa de vampiros para ser menos que una mascota para el hijo mayor. Roier, un va...