Cumpleaños

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La plataforma empezó a descender, con Cellbit todavía en shock por lo que acababa de presenciar. No sólo había sido subastado, sino que habían ofertado una cantidad bastante grande a cambio de él.

En cuanto la plataforma se detuvo, Melissa estaba ahí, con una gran sonrisa que enseñaba sus colmillos, pero se notaba su felicidad y ánimo.

—¡Lo logramos! —Melissa dijo, prácticamente dando pequeños brincos en su lugar—. Bien, vaya 1,500 monedas, hace mucho nadie ofertaba tanto por un humano, es casi un logro.

—¿A qué te refieres con eso? —Preguntó Cellbit.

—Las subastas aquí muy pocas veces llegan a las 1,000 monedas, mucho menos superan esa cantidad —Melissa explicó, acercándose a liberar las esposas—. Rápido, rápido, tienes que irte.

—¿Tan pronto? —Preguntó Cellbit.

—Por supuesto, aquí todo es rápido —Melissa lo tomó del brazo y lo guio a la única otra puerta en la habitación. Al atravesar la puerta los recibió un largo pasillo gris con una lámpara larga sobre el techo.

Empezaron a caminar por ese pasillo hasta otra puerta metálica qué finalmente los dejó en una habitación con paredes de concreto color amarillo pálido. Ahí dentro había más humanos con sus vampiros acompañantes, los 7 humanos subastados de esa noche y ahí estaba Baghera.

En cuanto ella lo vio, sonrió ligeramente, intentó acercarse a él, pero su vampira encargada no la dejo moverse porque estaba arreglándole el cabello.

Cellbit frunció el ceño y miró a Melissa, ella había mostrado una extraño amabilidad hacia él, así que pensó en algo.

—Melissa, hay alguien de quien quiero despedirme, pero hay un obstáculo —Le dijo, señalando discretamente hacia Baghera—. ¿Podrías distraer a su encargada?

Melissa le dedico una mirada a esa vampira, luego vio a Cellbit de nuevo y sonrió un poco.

—Mantente detrás de mí —Ella le dijo, empezando a caminar, Cellbit la seguía de cerca. Se dirigieron hasta el otro par y Melissa le tocó el hombro a la vampira—. Cándida querida, hola.

—¿Qué diablos quieres, Melissa? —Preguntó Cándida.

—No seas mala leche, querida —Melissa dijo—, ¿Ya escuchaste lo las que chicas del lavado cuentan de Mastard?

Esas palabras encantaron a la tal Cándida, pues su semblante cambió a uno más animado.

—Cuéntame —Dijo Cándida y Melissa la comenzó a alejar un poco, dejando a Baghera y Cellbit solos.

—Te compraron entonces —Baghera dijo, tratando de sonar animada—, con suerte te tocó algo mejor que a mi.

Eso alarmó a Cellbit, el desánimo en Baghera, su semblante, lo único que pasó por su mente fue que cierto conde la haya comprado.

—¿Quién te compró? —Preguntó Cellbit.

—Una vampira anciana, ni siquiera sabía que existían vampiros ancianos, se llama Lady Blondet, seguro me querrá de sirvienta —Baghera respondió, claramente fastidiada, pero Cellbit se alivió al oír eso—. ¿Y a ti? ¿Quién te compro?

—Una pareja, Brown creo que era su apellido —Cellbit respondió y llevó una mano al hombro de Baghera—. Oye, piensa que ahora tal vez tendrás más posibilidades de encontrar a tu hermano.

Baghera entonces sonrió más.

—Y con suerte enviaran el dinero a tu familia antes de que tu hermana haga una locura —Respondió la rubia.

𝕾𝖚𝖘𝖚𝖗𝖗𝖔𝖘 𝕰𝖓 𝕷𝖆𝖘 𝕾𝖔𝖒𝖇𝖗𝖆𝖘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora