La tarde era tranquila luego de la cosecha en la que anunciaron a Bella y Coriolanus como mentores. No quedaba mucho de los pequeños niños que eran cuando se conocieron, ahora eran dos adolescentes formales que, en realidad ambos estaban decepcionados con los tributos que les habían sido asignados, no habría mucho por hacer ya que para Bella fue la chica del 5 y a Coryo la del 12.
Mientras los muchachos caminaban en dirección a casa de la Bella como de costumbre. Ambos se quejaban de que el decano traía algo en contra de ellos, pero también Coriolanus notaba que el aura de Bella era más sombría que de costumbre.
— Bella, ¿qué sucede? — Preguntó el rubio, la conocía un tanto bien para notar cuando la chica había pasado por algo. Quizás era lo más profundo que conocía de ella.
— Nada importante, lo mismo de siempre. Tú sabes, mamá y papá siempre con su favoritismo hacia Livia y odio eso, literalmente mi papá pagó para que ella esté entre los mentores y le den un tributo mucho mejor. — dijo la pelinegra con desgano. — discutí con ellos al enterarme de eso y lo único que hicieron fue ocupar nuevamente el que soy fría y distante con ellos... que solo pienso en mi y...— los ojos avellana de la chica amenazaron con dejar caer lágrimas cuando Coriolanus la abrazó.
A pesar de que el muchacho había perdido a sus padres durante la guerra, cuando Bella se abría a contarle lo que le sucedía, sentía pizcas de empatía y se ponía a pensar que posiblemente Crassus hubiese sido igual o peor al padre de ella.
— Shhh... Está bien. No tienes por qué ser lo que ellos quieren, te lo he dicho. Además, a mí me agradas así, bueno, a todos en realidad. Porque no eres fría directamente, simplemente tú eliges a las personas con las que eres amable aparte que eres una alumna brillante, algo que no se puede decir de tu hermana. — Coriolanus buscaba las palabras más buenas en su léxico para poder reconfortarla — Siempre has sido mejor que Livia, no hay duda—. Dijo intentando que el odio que siente por la rubia no sea evidente, aunque ambos acordaban en que ella era detestable.
Se quedaron un rato allí mientras Bella se desahogaba. Sí, eso era lo que ella más gustaba de él, la forma en la que la reconfortaba y hacía sentir protegida.
Pasaron un rato allí conversando un poco más hasta decidir emprender nuevamente el camino a casa. Bella siempre se preguntaba por qué Coriolanus nunca la había invitado al imponente departamento de los Snow, pero no lo cuestionaba más allá de algún asunto familiar, o como el alegaba, su abuela enfermaba seguido.
Cuando la chica entró a su casa fue directamente a su habitación y se encontró con lo que menos quería ese momento, su hermana. Bella en realidad la detestaba, casi la odiaba, pero ¿no podía odiar a su propia sangre o sí? De las pocas cosas que recordaba haber aprendido a la fuerza dentro de su casa.
Livia tenía un gesto arrogante, algo que en verdad caracterizaba a los Cardew. En realidad, la relación entre ellas había sido buena antes, eran muy unidas y siempre cuidaban de la otra, pero eso cambió de a poco con el tiempo. Cada una tenía diferentes gustos y formas de ver sus realidades, y claro estaba que Livia se llevaba directamente con muy pocas personas, únicamente con las que pudiesen compartir sus ideales irracionales sobre ser superiores. Muchos en el Capitolio podían tener ese ideal, claro está, pero el de ella tendía a ser un poco más "podrido" si se puede decir así. Y aún con ello, la rubia era la más popular de la academia, a la que todos querían.
— Mmm ¿cómo estás, hermanita? — inquirió con un tono burlón. Era evidente que ella quería restregarle el hecho de haber obtenido como tributo al muchacho del distrito 1.
— Mejor si no estuvieses aquí, por su puesto. ¿Qué quieres, Livie? — Dijo la chica de ojos avellana a su melliza.
— Bell, ¿por qué estas tan molesta?— Su hermana sabía lo mucho que Bella odiaba que la llamen Bell. — Solo quería saber cómo te sientes luego de obtener un tributo tan... insignificante. Quizá si soy la favorita de papá, después de todo. — Se rio.
— Mira Livia, estoy cansada. No voy a seguir tu juego, porque tú y yo sabemos bien que mientras tu disfrutas siendo el centro de atención en la academia y aquí en casa. Soy mejor que tú, en todo. — Bella respiró profundamente para acercarse a la rubia y verla fijamente a los ojos como si quisiera hacerle daño. — Aunque, ¿sabes qué? Disfruta de eso, es muy probable que sea lo mejor que hagas en tu vida.
La pelinegra ocupó un buen rato discutiendo con su hermana hasta que hizo que esta saliera de su habitación. Se sentía tan agotada y molesta que cuando se recostó en su cama sus lágrimas comenzaron a brotar sin parar. Se sentía impotente de poder con todo, pero nada que ver con su familia. Solo quería largarse de su casa y jamás volver a perder la cordura como lo hacía allí, jamás sentirse vulnerable ni débil como la hacían sentir.
Eso sí, ella nunca pero NUNCA permitiría que alguien escuche sus pensamientos, aquellos que implicaban el como ella creaba distintos planes para todo y uno de ellos era el cómo quisiera deshacerse de su familia. De cómo quiere llegar a tener control y poder sobre el resto y que al escuchar su nombre la gente sepa quién es. Cómo es que las ideas tan crueles y malvadas se han quedado en sus venas, claro la gente tendría a quien agradecer por ello, a su familia y a su mentora, la única que ha sido testigo y molde para tal cosa, la doctora Volumnia Gaul.
Un pequeño "accidente" tal vez, o veneno para ratas quizás. Sería un final menos retorcido para su tan amada familia, quien no ha hecho más que apartarla y hacerla sentir menos.
— Tú tienes el poder, y lo sabes. Hazlo cuando menos estén preparados, cuando se sientan débiles. — Recordó las palabras de Gaul, y su lluvia de pensamientos comenzó a llegar a su fin.
Era interesante recordar como ambas se habían vuelto "cercanas" de esa forma. Probablemente Gaul vio el potencial de la chica durante algunas clases de biología avanzada en la que compartió sus ideas sobre diferentes tipos de mutos que se podría crear para torturar. Y, si bien sus compañeros se limitaban a debatir si estaban de acuerdo o no, la doctora optó por solicitarla cada vez más para complementar sus ideas. Eso era algo que Bella deseaba compartir con Coriolanus pero también le gustaba ser la única dentro de esos laboratorios. Algo que ella controlaba directamente.
Es allí cuando su mente divagó a otro lugar, Coriolanus Snow. En realidad lo único que reconfortaba a Bella, aparte de eso, eran sus recuerdos con Coryo. Ese muchacho que se mostraba protector y real con ella. Quién posiblemente la llegase a odiar por tales pensamientos inhumanos, ella deseando terminar con su familia cuando el chico ni siquiera contaba con sus padres. «Una pena.» pensó y reprimió todo sentimiento que tenía en ese momento.
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Ruthless (Coriolanus Snow) +18
Fanfiction¿Qué podría suceder si juntas dos personalidades muy similares? Bella Cardew ha cambiado el juego, impulsada por el amor y la ambición logró llevarse el corazón de Coriolanus Snow y más. - Señorita Cardew, es fácil obtener el corazón de alguien. Lo...